sábado, 27 de junio de 2015

La cruz nuestra de cada día...(II)

      En la entrada anterior vimos como cierre de la misma que San Juan Pablo II acertó, una vez más, en el enfoque de la cruz de los hombres y mujeres de hoy como una meta hacia la Pascua cristiana, pero anteriormente hubo Maestros de la Iglesia  que también se detuvieron en el tratamiento del tema de la cruz. Por ejemplo: 'Dios, animador de los hombres, mezcla trabajos y dulzuras, estilo que Él sigue con todos sus santos. Ni los peligros ni los consuelos nos los da continuos, sino que de unos y otros Él va entretejiendo la vida de los justos. Tal hizo con José'. (SAN JUAN  CRISÓSTOMO. Homilía sobre San Mateo).
     Los cristianos coherentes con el compromiso adquirido con Jesús de Nazaret no se dejan convencer tan fácilmente y el sentido de la cruz en sus vidas lo tienen meridianamente claro. Son fieles hasta el extremo del derramamiento de su propia sangre. Ahí tenemos los mártires cristianos asesinados por fanáticos por no renunciar a su fe. A cristianos como ellos no se les maneja tan fácilmente porque su razón de ser está en haber  vividos abrazados  a la cruz y a su fe en Jesucristo. Ellos han construido su propia cruz y su propio Gólgota. Más pronto o más tarde es posible que sean declarados santos. Santos del siglo XXI.
      Esto es lo que opina uno de los Padres de la Iglesia sobre los mártires: 'Valen mucho a los ojos del Señor las vidas de sus fieles, y ningún género de crueldad puede destruir la religión fundada sobre la Cruz de Cristo. Las persecuciones no son en detrimento, sino en provecho de la Iglesia, y el campo del Señor se viste siempre con una cosecha más rica al nacer multiplicados los granos que caen uno a uno'. (SAN LEÓN MAGNO. Sermón 82 en el natalicio de los apóstoles Pedro y Pablo).
      'Tome cada día su cruz y sígame'  es de una tremenda realidad y vigencia en nuestros días, a pesar de que pueda provocar la hilaridad de los 'sabios' de turno, pero es como un a fórmula del Maestro para alcanzar la perfección, la unión con Él, mediante esos pequeños sinsabores o sacrificios que diariamente debemos afrontar  de cara, como hizo el Redentor con la Misión para la que había nacido. Los jóvenes con sus estudios, los obreros con su trabajo, los intelectuales con el desarrollo de sus facultades al servicio de los demás en la sociedad en la que se desenvuelven,...y así todos. 'El madero en el que están fijos los miembros del hombre que muere, es también la cátedra del maestro que enseña'. (SAN AGUSTÍN. Tratado del Evangelio de San Juan).
      Y si nos cuesta o nos molesta, ofrezcámoslo como reparación de la Pasión de Cristo y unámonos a Él, porque si realmente le amamos tomaremos nuestra cruz como algo normal en nuestro caminar hacia Dios. Jamás estaremos solos y muchísimas veces encontraremos la paz interior que todos anhelamos, pero sin olvidar que solamente la alcanzaremos desde el amor y la fe en nuestro Maestro, que sigue caminando junto a cada persona por la calle, en su hogar, cargando con sus miedos y problemas y dándonos siempre la fuerza necesaria para seguir caminando hacia adelante con la cabeza bien alta.
      Debemos tener claro que cada uno de nosotros tenemos nuestra propia cruz y está a nuestra medida. Tomándola conscientes de lo que es y supone, podremos demostrar cuál es el grado de amor que tenemos con el Señor. En este sentido el Catecismo de la Iglesia Católica indica: 'El camino de perfección pasa por la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual. (cf. 2 Tm. 4). El progreso espiritual implica la ascesis y la mortificación que conducen gradualmente a vivir en la paz y en el gozo de la Bienaventuranzas'. (Cat. de la Iglesia Católica, punto 2015). Y como refuerzo de cuanto anota, cita a uno de los Padres de la Iglesia: 'El que asciende no cesa nunca de  ir de comienzo en comienzo mediante comienzos que no tienen fin. Jamás el que asciende deja de desear lo que ya conoce'. (SAN GREGORIO DE NISA, homilía in Cant, 8). Aunque parezca una incongruencia, en esa Cruz (así, con mayúscula) encontraremos la perfección de nuestras virtudes, de los talentos que Dios nos ha dado, de la santidad hacia la que todos debemos tender.
      No banalicemos la cruz. No podemos ni debemos pensar en la cruz como en un objeto material  objeto de cruento castigo en la antigüedad en la que murió nuestro Salvador. Es a Él a quien debemos mirar. Es su sacrificio por cada uno de nosotros lo que debe llevarnos a valorar la espiritualidad de la Cruz, 'escándalo para los judíos, locura para los gentiles' (1Cor. 1, 23), porque de ese modo, además de participar en su sacrificio redentor, demostraremos al mundo que la Cruz es 'poder y sabiduría de Dios para los llamados'. (1Cor. 1, 24).
      Muchos matrimonios tenemos en la cabecera de nuestra cama un crucifijo, porque para nosotros la cruz es el símbolo de unión sagrada entre un hombre y una mujer y Jesucristo, que nos bendijo a través del Sacramento del Matrimonio. En la madurez de nuestras vidas acabamos siendo conscientes de que cuando Dios pensó en esa pareja para crearlos, también deseó destinarlos a que dieran fruto en común y que éste fuera abundante. Los problemas, satisfacciones, alegrías, proyección  de sus vidas hacia el Creador, están asumidas en esa pequeña o gran cruz que supone sobrellevar mutuamente cuanto vaya surgiendo en el transcurso de los años de situaciones problemáticas con hijos, compañeros de trabajo o profesión y también, por desgracia, entre ellos mismos. Pero todo se soluciona y perfecciona con la mirada puesta en la Cruz del Calvario.
CRISTO EN LA CRUZ CON SU MADRE Y S. JUAN.-PIER ANTONIO BERNABEI.-S. XVII

      Allí había dos personas que, especialmente, estaban viviendo el drama de Jesús: su Madre y el discípulo amado. Desde su silencio, desde su soledad, desde su infinito dolor, estaban llevando también la Cruz de la que pendía el Hijo y el Maestro y amigo. Desde luego tuvo su premio después cuando lo vieron resucitado y glorioso, pero antes hubo que pasar por el 'otro' camino tan amargo de verlo humillado, maltratado, ensangrentado, fracasado en apariencia,...pero TODO desde una fe inmensa, desde un silencio que lanzaba gritos de amor.
Seguir a Cristo, ser apóstol hoy, es como ha sido desde el principio del nacimiento de la Iglesia, como es hoy en nuestros días y como será en los siglos venideros: costoso, con sacrificios, en ocasiones entrando en contradicción con nosotros mismos, pero firmes y coherentes en nuestras convicciones y sin dejarnos arrastrar por falsos cantos de sirenas, confiando plenamente en quien entregó su vida por nosotros. Cuando llegue el momento podremos decir como San Pablo: 'He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado la fe. Por lo demás, ya me está preparada la corona de justicia que me otorgará aquel día el Señor, justo Juez, y no sólo a mí, sino a todos los que aman su manifestación'. (2Tim. 4, 7-8). Entonces daremos por bien empleado el tiempo que nos mantuvimos abrazados a nuestra cruz personal, pero con la mirada y el corazón puestos en la Cruz del Calvario y en Quien estaba clavado en ella.
      Si observan en la parte izquierda del comienzo de esta entrada, hay un enlace al blog 'Arte, Fe y Cultura: Evangelizar con el Arte'. Además de ser un blog cristianamente fuera de serie, también lo es en cuanto al Arte. No me ruborizo en decirles que he aprendido y sigo aprendiendo mucho como cristiano y como amante del Arte en su contenido. Pues bien, no me resisto a finalizar esta entrada con un fragmento de su entrada titulada '¿Qué significa la Cruz?' Lean, por favor, y si consideran conveniente echar un vistazo a ese blog, también católico, háganlo si no lo han hecho ya. Creo que no los defraudará. Su dirección es la siguiente: http://evangelizarconelarte.com/
        'La Cruz para un cristiano significa sacrificio por amor, es muerte para la resurrección. Significa renunciar a la vanidad, al prestigio, al afán de poseer o dominar para consagrar la obra a Dios. Por ello, he aquí LA GRANDEZA Y RESPONSABILIDAD DE SANTIGUARSE: es un sacrificio propio para la vida más alta. 
      Todo lo que se hace por vanidad no puede llevar la señal de la cruz, no está crucificada...Una obra de apostolado por amor al prójimo está ofrecida y consagrada...
      Rom. 14, 7 : Porque ninguno de vosotros  vive para sí, ninguno muere para sí.
     Rom. 14, 8: Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida o en la muerte somos del Señor'. (Blog 'Arte,Fe y Cultura: Evangelizar en el Arte'- Fundamentos de la vida cristiana en el Arte: ¿Qué significa la Cruz?).
      Que Cristo crucificado y su Madre la Virgen, Nuestra Señora del monte Athos, nos bendigan, protejan y ayuden.

miércoles, 10 de junio de 2015

La cruz nuestra de cada día...(I)

      'Pobre señora. No merece la cruz que tiene'.- 'Señor, ¿qué he hecho para que me des esta cruz?.- '¡Hay algunos que llevan una cruz...! Bueno. Algunos de ustedes habrán oído en distintas ocasiones, frases o expresiones de este u otro tipo semejante. Las expresiones de 'llevar la cruz' o 'tener una cruz' conllevan unas connotaciones que no siempre son las más adecuadas, pero normalmente van referidas a una problemática, más o menos grave y concreta, pero que todas las personas tenemos.
      ¿Por qué precisamente eso de 'llevar la cruz'? Estoy convencido de que la inmensa mayoría de las personas que pueblan nuestro planeta conocen de una u otra manera , aunque sea superficialmente, la historia de Jesús de Nazaret, especialmente su Pasión y Muerte, así como su Resurrección, sean de la religión que fuere, y vivan en el continente que les corresponda.
TIÉPOLO.-BARROCO
      Dentro de ese contexto conocen que Jesús cargó con la cruz en la que posteriormente fue crucificado y pueden darse una idea, más o menos aproximada, de cuáles eras sus condiciones físicas después de unos malos tratos continuados y de una terrible flagelación a poco que investiguen sobre esto. Y, lógicamente, eso impacta.En mayor o menos grado reconocen que fue algo escalofriante y ese recorrido por las calles de Jerusalén hasta llegar al Calvario para su crucifixión, les puede parecer, como mínimo, muy doloroso. Horriblemente doloroso. Posiblemente de ahí venga la extrapolación hecha a la vida de las personas cuando están pasando un trance especialmente amargo y doloroso en su vida, para compararlo con la cruz de Jesucristo.
      Pero ahora creo que debo entrar en el epicentro de la frase desde un punto de vista cristiano. Nosotros tenemos unas ideas más claras (al menos debemos tenerlas) de lo que supuso para Nuestro Señor el camino al Gólgota con el peso de esa cruz. Por cierto, ¿alguien se ha parado a pensar en lo que podía pesar semejante madero? Yo no. No se me había ocurrido nunca y al tener que escribir sobre este tema investigué en distintos documentos y al final encontré uno que daba esos datos: en 'infocatolica' se hace un comentario muy bueno y de él entresaco que si Jesús llevaba, como algunos dicen, el 'patibulum' de la cruz 'solamente', podría pesar entre 34 y 57 kilogramos. La cruz completa, apunta a que su peso podría ser de 136 kilogramos. Esto, sobre una llaga humana que era Jesús de Nazaret en aquellos momentos, habiendo sido inhumanamente maltratado y flagelado en todo su cuerpo. Viendo una imagen de la Sábana Santa podremos darnos una idea muy aproximada de cómo estaba el cuerpo de Jesucristo. Y lo que es más importante, de lo que costó nuestra Redención y de que lo soportó TODO por cada uno de nosotros, VOLUNTARIAMENTE.
Sin embargo existe una opinión de nuestro Salvador que puede explicar perfectamente el tema de 'cargar con la cruz'. Fíjense: 'Entonces dijo Jesús a sus discípulos: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome cada día su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si él se pierde y se condena?" (Lc. 9, 23-25). Creo no equivocarme si pienso que ya conocían este fragmento evangélico, ¿no? Acaso sería conveniente tenerlo en cuenta sobre este tema puesto que fue el mismo Jesús quien la pronunció y nos dejó como herencia para nuestro provecho y salvación. Todas las personas, de todos los tiempos somos destinatarios de ese consejo del Señor.
      Son muchos los santos y los Papas que han predicado sobre la Cruz haciendo hincapié en su importancia. 'Que la cruz no te asuste. La más grande prueba de amor  consiste en padecer por el amado; y si Dios, por tanto amor, sufrió tanto dolor, el dolor que se sufre por Él se vuelve amable en cuanto al amor'. (San Pío de Pietrelcina). El Padre Pío de los que manifestó la importancia que tiene por lo que supone de unión con el Salvador.El Papa emérito Benedicto XVI también tocó este tema en numerosas ocasiones, entre ellas, esta: 'Dios se encarnó, si hizo cercano al hombre, incluso en sus situaciones más difíciles; no eliminó el sufrimiento, pero en el Crucificado resucitado, en el Hijo de Dios que padeció hasta la muerte y una muerte de cruz, revela que su amor desciende incluso al abismo más profundo del hombre para darle esperanza'. (Discurso del 26 de noviembre de 2011).
     Actualmente conserva todo su valor intrínseco en la sociedad en la que nos ha tocado vivir, porque se está prescindiendo de todo cuanto pueda suponer renuncia y sacrificio. Vemos constantemente a nuestro alrededor que el hedonismo, la diversión, la molicie, el afán de poseer y de tener una parcela para demostrar las 'dotes de mando' que se tienen, en lugar de las 'dotes de servicio' que se poseen en bien de los demás, está siendo el eje central de la vida social. No les hablemos de sacrificarse por algo o por alguien, porque la gran mayoría se desentienden de todo y de todos. Solamente ellos son el eje del mundo y encuentran montañas de justificaciones para hacer lo que les viene en gana. Incluso pregonan que los Evangelios están desfasados y caducos. Es decir, prescinden de Dios. Incluso en determinados lugares públicos está prohibido hablar de Dios.
¿Saben por qué? Porque hay mucha gente que tiene un especialísimo interés en eliminar todo cuanto tenga una relación con Dios y con su Iglesia y va creando situaciones tendentes a trivializar al Creador. Apartan con los medios más sutiles a las personas del compromiso, de la entrega, de sus responsabilidades,...y poco a poco la tibieza de su vida se transforma en alejamiento de Jesucristo y de su cruz, y...sin la cruz no hay cristianismo auténtico porque no existe un auténtico amor hacia el Salvador. Nuevamente recordamos lo que nos dijo Benedicto XVI en otra ocasión: 'Un mundo sin cruz sería un mundo sin esperanza, un mundo en el que la tortura y la brutalidad no tendrían límite, donde el débil sería subyugado y la codicia tendría la última palabra'. (Homilía del 5 de junio de 2010). 
      A ellos podríamos decir que se refería San Pablo cuando escribe a los cristianos de Corinto: 'No me envió Cristo a bautizar, sino a evangelizar, y no con sabia dialéctica, para que no se desvirtúe la cruz de Cristo; porque la doctrina de la cruz de Cristo es necedad para los que se pierden, pero es poder de Dios para los que se salvan'. (ICor. 1, 17-18).
      Ciertamente hay jóvenes y adultos que lo tienen presente en sus vidas e incluso, dentro de sus labores cotidianas de trabajo, estudio, atención familiar y muchas cosas más, le dedican una gran parte de su vida a través de instituciones (Cáritas, misiones, voluntariado de distintos tipos, actividades parroquiales y un largo etcétera), para que su testimonio y trabajo haga reflexionar a quienes no se detienen a pensar en el beneficio de estar siguiendo a Jesucristo.
      En ocasiones (pero esto se publica muy poco) hay personas del mundo del espectáculo, de la literatura o de cualquier rama del saber, que por la circunstancia que fuere se dan cuenta de su error y su conversión al catolicismo es un aldabonazo para quienes los conocían. Pero ese tipo de cosas suelen ser recogidas en las páginas o emisiones de radio o televisivas de periódicos o medios de difusión de tendencia cristiana.
      Sin embargo hay ocasiones en las que nos encontramos con sorpresas que constituyen un auténtico regalo. Me enviaron un correo  electrónico conteniendo una dirección de youtube. En él decían que contenía una entrevista  a Jim Caviezel, el actor que interpretó el papel de Jesucristo en la película 'La Pasión de Cristo', dirigida por Mel Gibson. Por cortesía la abrí, pero a medida que la entrevista se desarrollaba entendí por qué me la enviaban: el actor relataba su conversión. Daba su testimonio cristiano como católico practicante del que muchos tenemos algo que aprender y yo entre ellos. Pero de eso la prensa nada dijo. Al menos yo no conozco ningún caso.
      Tampoco conozco ningún medio que haya publicado la conversión de Pietro Sarubbi, el actor que interpretó el papel de Barrabás en la misma película, según él mismo cuenta en un video de youtube.
      Pero sea cual fuere la persona y sus circunstancias, es verdad que problemas y dificultades tendrá y posiblemente muchas. ¿Son ellas su cruz? No lo sé, pero tienen muchas posibilidades de que así sea.
EL ALMA CRISTIANA ACEPTA SU CRUZ.-ANÓNIMO FRANCÉS
      Jesús no prometió un camino fácil a sus seguidores, pero Dios no disfruta viéndonos padecer y a quienes intentan serle fieles, les llena de gracias, de auxilios y de medios para seguir caminando por las sendas evangélicas. 'Símbolo de la fe, la cruz es símbolo también del sufrimiento que conduce a la gloria, de la pasión que conduce a la resurrección. "Per crucem ad lucem", por la cruz, llegar a la luz; este proverbio, profundamente evangélico, nos dice que, vivida en su verdadero significado, la cruz del cristiano es siempre una cruz pascual'. (San Juan Pablo II, homilía en Río de Janeiro. 30 de junio de 1980).
      Que Cristo crucificado y Nuestra Señora de Quito nos asistan y bendigan.
VIRGEN DE QUITO.-BERNARDO DE LEGARDA.-ESCUELA QUITEÑA.-S. XVIII