lunes, 23 de enero de 2017

El ¿fin del mundo? (y III)

DANIEL EXPLICA A NABUCODONOSOR SU SUEÑO
      Es éste un tema que atrae la atención de mucha gente porque, a pesar de saber de antemano que no van a conocer jamás lo que solamente conoce Dios, les hace rebuscar, leer o cualquier otra cosa que pueda hacer referencia a este final. Como saben que la mayor fuente de información la pueden tener en las Sagradas Escrituras, buscan en ellas cuanto pueda hacer alguna referencia a este tema y lo desgranan, lo razonan y lo investigan hasta donde puedan llegar.
      En el capítulo 2 del Libro de Daniel, a partir del sueño que tiene el rey Nabucodonosor y que Dios le revela su significado  por medio de Daniel, hay quien encuentra una referencia al fin de los tiempos. Y el relato existente entre  Jesús y sus discípulos, recogido por San Lucas, también es suficientemente explícito: 'Cuando venga el Hijo del hombre sucederá lo mismo que en tiempos de Noé. Hasta que Noé entró en el arca, la gente comía, bebía y se casaba. Pero vino el diluvio y acabó con todos'. (Lc. 17, 26-27).

      Noé estuvo avisando mucho tiempo de la voluntad de Dios y nadie le hacía caso. A poco que dediquemos un poco de tiempo y analicemos cuanto está ocurriendo hoy en el mundo, vemos que existe una similitud manifiesta: casi nadie hace caso de Dios. No se acaban de creer que cuando Él quiera puede permitir cualquier cosa que haga desaparecer de este planeta muchas cosas. Si esto ocurriera, pasaría lo mismo que con Noé. Entonces, cuando ya no tuviera solución, quizá se acordarían de Él, pero ya sería tarde y no tendría solución de ningún tipo. 
      En definitiva, pienso que el mensaje que se nos transmite a través de la Palabra, no es sino que debemos vivir cumpliendo la voluntad de Dios y cuando llegue el momento, verdaderamente trascendente de nuestra vida, como es nuestra propia muerte, que estemos preparados para presentarnos ante el Señor y darle cuenta del empleo que hemos hecho de los talentos que nos entregó cuando nacimos. Con toda propiedad podríamos decir que ese momento sería el fin del mundo para cada uno a nivel personal.
     
      Pero es el 'otro' fin del mundo al que atrae a muchos. Entre otras cosas decía en la primera entrada sobre este tema que 'después de leer y meditar bastante tiempo en ello me da la impresión que esa expresión no es totalmente correcta'. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que nadie conoce si esa expresión corresponde a una destrucción absoluta de este planeta y su desaparición del universo, si hace referencia al fin de la manera de vivir que tenemos ahora porque ya habrá puesto 'las ovejas a un lado y los cabritos a otro' (Mt. 25, 33) y dará a los de cada grupo lo que hayan merecido por el estilo de vida que adoptaron, o, en definitiva, se volverá al estado de perfección de Adán y Eva cuando fueron creados.
      Lo verdaderamente cierto son las afirmaciones que Jesús hizo a sus apóstoles: 'Cuidad de que nadie os engañe. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo "Yo soy el Mesías", y engañarán a muchos'. (Mt.24, 4). No descubro ninguna cosa que no sea de dominio público, pues han surgido grupos que se han autoproclamado 'la auténtica iglesia' y otras cosas por el estilo. 
     
'Oiréis hablar de guerras y rumores de guerra. No os alarméis. Todo esto tiene que ocurrir, pero aún no habrá llegado el fin'. (Mt. 24, 6).
TABLILLA PALEOCRISTIANA CON EL ASESINATO DE ABEL POR SU HERMANO CAÍN.
¿No estamos viendo continuamente las guerras que asolan partes de nuestro mundo y el terrorismo, del tipo que sea y venga de donde venga, que olvida en su totalidad el 'No matarás', el sagrado respeto a la vida que Dios proclamó en el Sinaí y entregó a Moisés en tablas de piedra para todo el mundo, abarcando tanto los muertos por ataques indiscriminados en comercios, centros de enseñanza o camiones bomba en plena calle, como el asesinato de criaturas inocentes que son abortados desde el vientre materno? ¿No estamos viendo cómo una parte de la Humanidad va abriendo caminos de autodestrucción para toda ella con estos actos, de los cuales dará cuenta a Dios?
      'Y todo esto será el comienzo de la gran tribulación. Entonces os entregarán a la tortura y os matarán y todos los pueblos os odiarán por causa de minombre'. (Mt. 24, 8-9). En las noticias de todos los días publicadas en los diarios escritos o en las imágenes de los televisores no cesan de informar de estos acontecimientos que diariamente ocurren y la tortura y asesinato de cristianos que mueren por su fe y de otras personas que mueren por el 'delito' de ir a comprar el pan para su familia a un comercio y encontrarse allí con un enloquecido disparando indiscriminadamente para matar personas inocentes.
     
'Pero el que persevere hasta el fin, ese se salvará. Esta buena noticia del reino se anunciará en el mundo entero, como testimonio para todas las naciones. Entonces vendrá el fin'. (Mt. 24, 13-14). Es muy difícil. Pero apoyados en Dios, en su Gracia, todo es posible, porque 'para Dios no hay nada imposible'. (Lc. 1, 37).
      Teniendo en cuenta estas y otras palabras de Jesucristo, ¿qué más da que ese final sea llamado 'fin del mundo', 'fin de los tiempos', la resurrección de los muertos', 'el día del juicio' o cualquiera de los nombres  que las Sagradas Escrituras emplean para referirse a una misma cosa que no es otra sino el triunfo total y absoluto de Dios sobre el Mal, sobre  Satanás, 'que fue arrojado al estanque de fuego y azufre, donde se encuentra también la bestia y el falso profeta y donde serán atormentados noche y día por los siglos de los siglos'. (Ap. 20, 10).
      Y esto, ¿tardará mucho? Bueno, pues ¡qué más da! Lo cierto y real es que sucederá y casi con toda probabilidad cada uno es posible que muera (con lo cual habrá llegado para él o para ella su juicio particular) antes de que suceda el final anunciado por Jesús. San Pedro, quizá recordando ésto escribió este consejo o advertencia: 'No es que el Señor se retrase en cumplir su promesa como algunos creen; simplemente tiene paciencia con vosotros, porque no quiere que alguno se pierda, sino que todos se conviertan. PERO EL DÍA DEL SEÑOR LLEGARÁ COMO UN LADRÓN. Y ese día los cielos se derrumbarán con estrépito, los elementos del mundo se desintegrarán presa del fuego y la tierra y todo lo que se haya hecho en ella quedará al descubierto'. (2Pe. 3, 9-10).

      Sí. Cuantos nos hayamos empeñado en mantener nuestra fidelidad hacia Quien nos llamó a la vida, superando cuantas dificultades y tentaciones haya sufrido con su ayuda, con la Eucaristía, y los otros Sacramentos, estaremos donde 'ya no habrá nada maldito. Será la ciudad del trono de Dios y del Cordero, en la que sus servidores le rendirán culto, contemplarán su rostro y llevarán su nombre escrito en la frente. Ya no habrá noche; ya no necesitarán luz de lámparas ni la luz del sol; el Señor Dios alumbrará a sus moradores, que reinarán por los siglos de los siglos'. (Ap. 22, 3-5).
      Que el Cordero y Nuestra Señora de Soufanieh nos bendigan.
NUESTRA SEÑORA DE SOUFANIEH, SIRIA.-ICONO

martes, 3 de enero de 2017

El ¿fin del mundo? (II)

      La Palabra de Dios es un pozo sin fondo. Cuanto más nos adentramos en ella mayores descubrimientos hacemos. Esto lo saben muy bien aquellas personas que ante los diferentes planteamientos sobre algún tema concreto de la Biblia hubo discusiones y al final el Espíritu Santo dio la luz suficiente para que se llegara a una conclusión veraz.
      Lo cierto es que el ser humano, aunque quiera buscar mil y una justificaciones; aunque se haga los planteamientos más disparatados; aunque lea, estudie o investigue en los libros que considere convenientes o visite los lugares más inverosímiles, jamás se queda totalmente satisfecho con las conclusiones a las que llega sobre el fin del mundo. En el fondo de su fuero interno sabe que jamás llegará al conocimiento del día, lugar y año que ocurrirá semejante acontecimiento.
      Hay personas de determinadas confesiones religiosas, no católicas, que vaticinaron el día, mes y año del fin del mundo y se prepararon para vivir este acontecimiento. Como era de esperar no ocurrió nada de lo que esperaban y todavía lo siguen esperando.                                         A los Apóstoles también les rondaba esta idea por la cabeza y no perdían la ocasión de comentarlo con el Maestro, y así 'estaba sentado en el monte de los Olivos, cuando se le acercaron los discípulos en privado y le dijeron: -Dinos cuándo ocurrirá esto, y cuál será la señal de tu venida y el fin de este mundo. Jesús les respondió: -Cuidad de que nadie os engañe. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo 'yo soy el Mesías', y engañarán a muchos. Oiréis hablar de guerras y de rumores de guerra. No os alarméis. Todo esto tiene que ocurrir, pero aún no habrá llegado el fin'. (Mt. 24, 3-14).

      Jesucristo conocía muy bien las preocupaciones humanas sobre este tema y a lo largo de su vida pública fue dando bastantes detalles. Como había mucha claridad en cuanto decía, Mateo y Marcos recogieron uno de estos momentos y lo escribieron prácticamente igual en sus respectivos Evangelios:
     
      'En cuanto el día y la hora, nadie sabe nada, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sino sólo el Padre'. (Mt.24, 36 y Mc. 13, 32). Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora'. (Mt, 25, 13). Esto es irrefutable. Nada hay que decir porque nada se puede decir. ¿Quién como Dios?                           Decía al principio de la entrada anterior que la expresión 'fin del mundo' no me parecía adecuada- ¿Por qué? Bueno. Realmente es una opinión personal, pero tiene un fundamento: la Biblia. Verán ustedes. Ciertamente no he leído (y menos aún estudiado) toda la Biblia. Libros como el Levítico, por nombrar alguno, apenas lo he leído superficialmente. Pero sí he leído muchos del A.T. y todos los del N.T. La expresión 'fin del mundo' no aparece muchas veces ni tampoco es la única que se emplea para referirse a este acontecimiento, pues hay otras ('el día de Yavéh', 'el fin de los tiempos, etc.).

      Las últimas palabras que aparecen en el Evangelio de Mateo son pronunciadas por el mismo Jesús y dice así: 'Poneos, pues, en camino, haced discípulos a todos los pueblos y bautizadlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta EL FINAL DE ESTE MUNDO'. (Mt. 28, 19-20).
     
¿Qué significado encierra esta expresión? ¿La desaparición absoluta del planeta Tierra en el cual habitamos? Ni lo sé personalmente ni creo que el sentido que Jesucristo quiso darle a esta expresión sea conocida por alguien. Me atrevo a pensar que quizá pudiera referirse al final de la vida de este mundo, puesto que todos moriremos algún día, pero para nacer a otra vida que, según hayamos vivido ahora y según el caso que hayamos hecho a los planes de Dios y a lo que nos ha mandado hacer según el contenido de su Palabra en la Biblia y en las orientaciones de la Iglesia, tendremos otra vida infinitamente mejor como recompensa por haberlo tenido presente en nuestra vida (o sea, una vida eterna), o bien será una condenación, también eterna, por no haberlo tenido presente en nuestra vida actual. Ciertamente Dios es absolutamente misericordioso, pero también es infinitamente justo.
      Jesucristo en sus predicaciones nos lo fue exponiendo poco a poco (parábolas de los talentos, del rico epulón y Lázaro el mendigo y un largo etcétera) y además, iba explicando su significado a sus apóstoles y a quienes lo escuchaban. Ellos lo recogieron en sus escritos y nos lo transmitieron a nosotros y a cuantos han vivido antes que nosotros. Y también a los que vivirán después de nosotros.

      San Pablo, en su primera carta a los de Tesalónica lo expresa de esta manera: 'Sabéis muy bien que el día del Señor vendrá como un ladrón en plena noche'. (I Tes. 5, 2). Y Jesucristo lo expuso de modo similar: 'Lo mismo vosotros estad preparados, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del hombre'. (Mt. 24, 44).
      Estoy firmemente convencido que todos estamos llamados a esta preparación a la que hace referencia, porque ninguno de nosotros conoce, como es obvio, el día, ni la hora, ni el lugar, ni las circunstancias, como decía al principio de esta entrada. De cuándo nos encontraremos en la presencia de Nuestro Señor dándole cuenta de cuanto hayamos hecho por Él cuando aún estábamos paseando por este hermoso planeta donde nos plantó para que germinásemos y nos fuéramos transformando en un hermoso ser de la Humanidad por Él creada que le presentemos, en ese preciso instante, los talentos con los que nos adornó cuando nos creó así como los intereses conseguidos para Él. 
      Que nuestro Padre Creador y Nuestra Señora de la Asunción nos bendigan a nosotros y a nuestras familias. 
 ASUNCIÓN DE LA VIRGEN.-Tilman Riemenschneider.-GÓTICO TARDÍO-RENACIMIENTO