viernes, 21 de diciembre de 2012

Descendió ¿a los infiernos?

DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS.-ANDREA DA FIRENZE.-GÓTICO

No, no. No es que dudo de lo que dice el credo. No es eso. Es que con ese nombre, infiernos, podría darse alguna confusión con ‘el infierno’, lugar (por decirlo de alguna manera) donde irán toda una eternidad cuantos han prescindido de Dios, le han ignorado e incluso le han combatido. Cuantos han organizado su vida terrena al margen de la Ley Natural, al margen de Jesucristo, la Palabra hecha hombre como cualquiera de nosotros, menos en el pecado, si no es que en un momento de reflexión dan un vuelco a su vida y la transforman en una vida junto a Dios, trabajando codo a codo con Él y muriendo junto a Él, como ha ocurrido en tantas ocasiones.



Venid, pues, dice El Señor; y razonemos juntos: Aunque vuestros pecados sean como escarlata, blanquearán como la nieve serán emblanquecidos, aunque sean rojos como púrpura quedarán como la lana’ (Is. 1,18) . Esto es lo que nos dice Isaías de parte de Dios. A esto es a lo que me refiero al nombrar el vuelco que muchos han dado a sus vidas cuando han sido capaces (sin duda con la ayuda del Espíritu Divino) de comprender quién es realmente Dios en nuestras vidas.


Tenemos las personas un serio problema cuando tenemos que referirnos a Dios, a sus actitudes, a su forma de ser,…¿Qué sabemos? Por mucha Teología que sepamos, siempre nos quedaremos cortos como seres finitos que somos y tremendamente limitados. 

 DUCCIO DI BUONINSEGNA.-GÓTICO

Empleamos (no tenemos otra herramienta) un vocabulario humano, a todas luces insuficiente para referirnos a la realidad de Dios, a quien conocemos por sus manifestaciones y, últimamente, por medio de su Hijo Jesucristo cuando compartió nuestra existencia para el rescate nuestro del pecado.



Por favor. No piensen, ni por asomo, que pretendo enseñar nada a nadie. Al contrario. Tengo mucho que aprender. Pero de alguna manera tengo que referirme a la diferencia, infinitamente abismal, entre esos dos conceptos de ‘infierno’: el de los condenados (‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.…Mt. 25, 41).



Y este ese otro ‘lugar’, o ‘infierno’ (algunos autores se refieren a él como ‘el limbo’), donde estaban las almas de los justos esperando la Redención para gozar eternamente de la visión de Dios y adorarlo en plenitud y perfección. Para siempre. Para la ETERNIDAD. (‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo’. Mt. 25, 34). La Iglesia, Madre y Maestra, nos explica en su Catecismo:




#633. La Escritura llama infiernos, sheol, o hades (cf. Flp 2, 10; Hch 2, 24; Ap 1, 18; Ef 4, 9) a la morada de los muertos donde bajó Cristo después de muerto, porque los que se encontraban allí estaban privados de la visión de Dios (cf. Sal 6, 6; 88, 11-13). 

 FRA ANGÉLICO.-RENACIMIENTO

Tal era, en efecto, a la espera del Redentor, el estado de todos los muertos, malos o justos (cf. Sal 89, 49;1 S 28, 19; Ez 32, 17-32), lo que no quiere decir que su suerte sea idéntica como lo enseña Jesús en la parábola del pobre Lázaro recibido en el "seno de Abraham" (cf. Lc 16, 22-26). "Son precisamente estas almas santas, que esperaban a su Libertador en el seno de Abraham, a las que Jesucristo liberó cuando descendió a los infiernos" (Catech. R. 1, 6, 3). Jesús no bajó a los infiernos para liberar allí a los condenados (cf. Cc. de Roma del año 745; DS 587) ni para destruir el infierno de la condenación (cf. DS 1011; 1077) sino para liberar a los justos que le habían precedido (cf. Cc de Toledo IV en el año 625; DS 485; cf. también Mt 27, 52-53). (CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA)



No solamente estaban las almas de los personajes bíblicos que conocemos (Baruc, Moisés, Elías…) sino también la enorme cantidad  de personas que llevaron una vida coherente, buena, recta, honrada, haciendo el bien, aunque no perteneciesen al pueblo de Israel. Cuantos israelitas esperaban un Redentor, al Mesías anunciado por los profetas, que adoraban a Dios desde su pobreza, no necesariamente económica, se les conoce con una palabra muy bonita: los ‘anawin’. Los pobres de Yavéh. Aunque estoy convencido que hoy, en pleno siglo XXI, también los hay.

TINTORETTO.-RENACIMIENTO
Pues bien. Volviendo al tema que nos ocupa, el Credo nos recuerda este hecho. Y San Pedro en su primera Carta, hace una referencia a esto cuando dice En el espíritu fue también a predicar a los espíritus encarcelados’ (I Pe, 3, 19). Y sí. Los liberó y para siempre.


Volvamos nuevamente al Catecismo de la Iglesia Católica:

 ‘#632. Las frecuentes afirmaciones del Nuevo Testamento según los cuales Jesús ‘resucitó entre los muertos’ (Hch. 3, 15; Rm. 8, 11; 1Col. 15, 20) presuponen que, antes de la resurrección, permaneció en la morada de los muertos (cf Hb. 13, 20). 

 DOMENICO BECCAFUMI.-MANIERISMO

Es el primer sentido que dio la predicación apostólica al descenso de Jesús a los infiernos; Jesús conoció la muerte como todos los hombres y se reunió con ellos en la morada de los muertos. Pero ha descendido como Salvador proclamando la buena nueva a los espíritus que estaban allí detenidos (cf. 1P. 3, 18-19).


Esta acción la realiza el Sábado Santo. Su cuerpo quedó en el sepulcro de José de Arimatea, pero su alma humana y la Persona Divina marcharon a cumplir ese deseo de Dios de liberar la Humanidad, en ese momento representada por quienes estaban en el ‘limbo’, y darles lo que desde los tiempos de la creación de los primeros seres humanos, deseaba para ellos: su Reino. La plenitud absoluta de aquellas personas, como la nuestra cuando nos llegue, era ya una realidad. Como dice el salmista: ‘Por eso se me alegra el corazón, mis entrañas retozan, y hasta mi carne en seguro descansa; pues no has de abandonar mi alma al seol, ni dejarás a tu amigo ver la fosa’. (Salmo 16, 9-10). 


San Lucas, cuando nos relata la parábola del rico epulón y Lázaro, el mendigo, presenta el momento en el cual el antiguo rico pide a Abraham que envíe a quien comía lo que caía de su mesa y cuyas llagas eran lamidas por perros, con un poco de agua para aliviar su sufrimiento.

 Barberini exultet roll Bibliot Vaticana 3

 La respuesta del Patriarca parece marcar esa diferencia de ‘lugares’: Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros’. (Lc. 16, 25-26)



Lo que la beata Ana Catalina Emmerich relata y el poeta alemán Clemente Brentano recogió en las visitas que le hacía, ocupan unas cuatro páginas en el libro de estos relatos. Referido a este tema en concreto solamente anoto un fragmento para no hacer la entrada excesivamente larga, pero todo, absolutamente todo, es interesantísimo y puede servir para la meditación. Veamos:



Kariye Paraclision Anastasis
‘Vi multitudes innumerables de almas de redimidos elevarse desde el purgatorio y el limbo detrás del alma de Jesús, hasta un lugar de delicias debajo de la Jerusalén celestial. Vi a Nuestro Señor en varios sitios a la vez; santificando y liberando toda la creación; en todas partes los malos espíritus huían de Él y se precipitaban en el abismo. Vi también su alma en diferentes sitios de la tierra, la vi aparecer en el interior del sepulcro de Adán debajo del Gólgota, en las tumbas de los profetas y con David, a todos ellos revelaba los más profundos misterios y les mostraba cómo en Él se habían cumplido todas las profecías’. (BEATA ANA CATALINA EMMERICH. ‘La Amarga Pasión de Cristo’).



Era lógico. Todos ellos habían mantenido su fidelidad a Dios pero debido al pecado original no podían  poseer el Reino de Dios porque ese Paraíso estaba cerrado. 
 BRONZINO.-RENACIMIENTO

Cristo, muerto para rescate de ellos y de todos los humanos de todos los tiempos, tenía prisa en rescatarlos y que entrasen en ¡Bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor’. (Mt. 25, 21). Se lo fueron trabajando a lo largo de su vida a costa de mucha fidelidad, muchos sacrificios y no pocas persecuciones e incluso martirios. Ahora recogían su corona de gloria de manos de su mismo Creador y Señor.



Cuando el salmista piensa en la muerte, concretamente en la suya, acaso estuviera pensando en lo que supondría para él el alejamiento de Dios, cuando escribe: Vuélvete, Señor, rescata mi vida, sálvame por tu misericordia, porque en la Muerte nadie se acuerda de ti, ¿y quién podrá alabarte en el Abismo?’ (Salmo 6, 5-6). O también cuando se dirige Él diciéndole: ‘No alaban los muertos al Señor, ni cuantos descienden al silencio’ (Salmo 115, 17). Esas almas que esperaban su Redención confiaron en Yavéh y pienso sinceramente que lo dieron todo por muy bien empleado cuando vivieron ese momento de ver a Jesucristo que acudía a rescatarlos y a llevarlos a su gloria.  



El peligro que se nos presenta a todos nosotros cuando podamos estar rezando el Credo es que al haber pasado dos milenios nos creamos que eso no tiene nada que ver con nosotros. Craso error. 

 GHERARDI, Cristofano.-RENACIMIENTO

Tiene una actualidad perfecta. Todos tenemos que presentarnos, tarde o temprano, ante el Padre creyendo quizá que  al haber muerto y resucitado Jesús ya está todo hecho. Y no. Falta lo nuestro y ahí está la parábola de los talentos mediante la cual el Maestro nos instruye en nuestra responsabilidad. Y esa ‘bajada’ al limbo de los justos nos hace plantearnos si cada uno está con los justos que le dieron de comer, de beber, que lo vistieron y le visitaron o entre los que ‘pasan’ de todos esto.



Amigos. De momento tenemos ahí mismo la conmemoración del Nacimiento de Jesucristo, la Navidad para nosotros los cristianos. Reciban todos mi sincera y efusiva felicitación. Que ese Niño que se nos ha dado y su Madre que nos lo muestra con el orgullo y el cariño de haber sido la Elegida por Dios, nos bendigan, amparen y protejan.



NACIMIENTO DE XTO.-AMBROGIO BERGOGNONE.-RENACIMIENTO

domingo, 2 de diciembre de 2012

...y sepultado

PEDRO MACHUCA.-RENACIMIENTO


Sí. Ya estaba todo consumado. La misión para la que había nacido y tomado la naturaleza humana había concluido. ¿Concluido? No realmente, pero no adelantemos acontecimientos y centrémonos en este tristísimo momento fundamentalmente para María, su madre, y también para cuantos le acompañaron, compartieron su vida y fueron testigos directos de su predicación, en este momento culminante.

 Cuando pronunció su desgarrador ‘¡Padre! A tus manos encomiendo mi espíritu’ (Lc, 23, 46), todos se abrazaron a su Madre haciéndose un solo sentimiento, un solo dolor con ella. Pero ¿cuáles eran realmente los sentimientos que tendría? ¿Qué cosas pasarían realmente por su mente y por su corazón? No lo sabemos ni lo sabremos nunca. Eso es su intimidad. Eso es la indescriptibilidad del dolor y el desgarro humanos. Eso era solamente de ella.

PEDRO PABLO RUBENS.-BARROCO
Los acontecimientos se precipitaron. ‘Los judíos, como era el día de la Parasceve, para que no quedasen los cuerpos en la cruz el día de sábado, por ser día grande aquel sábado, rogaron a Pilato que les rompiesen las piernas y los quitasen’. (Jn. 19, 31). Era la víspera de la Pascua. La Ley declaraba maldito el cadáver del reo que contaminaba la tierra. Por lo tanto había que quitarlo de la cruz al ponerse el sol, máxime siendo la mayor de las fiestas judías la que iban a celebrar el día siguiente. Pero aun así, era un suplicio añadido horrible.

La entrada anterior finalizaba en la cruel e innecesaria lanzada del soldado romano en el costado de Nuestro Señor, que acaso hiciera gemir a la Virgen desde su desconsuelo. Jesús estaba clarísimamente muerto ya después de todo lo sufrido. ¿Era necesario ese ensañamiento? Siguiendo desde ese momento reanudamos la escena partiendo de un hecho absolutamente lógico y necesario: había que bajar a Jesús de la cruz. Desclavarlo. Liberarlo. Veamos cómo nos lo narra Santa Catalina Emmerich, si bien voy a suprimir algunos textos para no hacer excesivamente larga la explicación. Pondré lo que me parece fundamental:

CHARLES LE BRUN.-BARROCO
‘La Santísima Virgen y María Magdalena esperaban sentadas al pie de la cruz, a la derecha, entre la cruz de Dimas y la de Jesús; las otras mujeres estaban ocupadas en preparar los paños, los aromas, el agua, las esponjas y las vasijas….Nicodemo y José apoyaron las escaleras en la parte de atrás de la cruz y subieron con unos lienzos; ataron el cuerpo de Jesús por debajo de los brazos y de las rodillas al tronco de la cruz con las piezas de lino y fijaron asimismo los brazos por las muñecas.

VAN DER WEYDEN, Rogier .-GÓTICO
Entonces fueron sacando los clavos, martilleándolos por detrás. Las manos de Jesús no se movieron mucho a pesar de los golpes y los clavos salieron fácilmente de las llagas, que se habían abierto enormemente debido al peso del cuerpo. La parte inferior del cuerpo, que al expirar Nuestro Señor había quedado cargado sobre las rodillas, reposaba en su posición natural sostenida por una sábana atada a los brazos de la cruz….

CORREGGIO.-RENACIMIENTO
Cuando los tres hombres bajaron del todo el sagrado cuerpo, lo envolvieron, desde las rodillas a la cintura, y lo depositaron en los brazos de su Madre, que los tenía extendidos hacia el Hijo, rebosante de dolor y de amor’.  (BEATA ANA CATALINA EMMERICH. ‘La Amarga Pasión de Cristo’)

PIETÁ.-ADOLPHE BOUGUEREAU.-CLASICISMO
Hay una cosa que me ha estremecido. Jamás se me había ocurrido pensar lo que lógicamente debió ser como nos dice Santa Ana Catalina: ‘y los clavos salieron fácilmente de las llagas, que se habían abierto enormemente debido al peso del cuerpo.’ Ese desgarro debió producirse cuando todavía estaba vivo. Debió ser horrible. Y todo eso por nosotros. Por cada uno. Es para pararse a pensar, a meditar, cuánto le debemos… Eso también es para pensarlo al rezar el Credo. Ya vemos que realmente va mucho más allá, infinitamente más allá, de ser una simple oración que continuamente rezamos desde nuestro corazón.

ENTIERRO DE CRISTO.-JUAN DE JUNI.-RENACIMIENTO
Ella lo parió lleno de vida, hacía muchos años ya, en Belén, cuya conmemoración estamos preparando desde este tiempo litúrgico del Adviento. Pero ahora se lo devolvían con un cuerpo muerto, testigo de las salvajes torturas a las que había sido sometido. No. No había consuelo posible para ella. Permanecía unida a su Hijo en un interminable abrazo e innumerables besos cubrían la frialdad del cuerpo filial. Eran vanas las palabras consoladoras que le pudieran dirigir las otras mujeres y amigas que compartían su dolor. No lo mitigaban. Era absolutamente imposible. Era el momento del llanto y del dolor de la Madre y de la Creación entera.

LAMENTO POR LA MUERTE DE CRISTO.-RUBENS.-BARROCO
Pero la triste realidad se imponía. Había que lavar el cadáver para llevarlo a la sepultura que José de Arimatea tenía preparada para él mismo, según conocemos por el propio Mateo. ‘Él, tomando el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en su propio sepulcro, del todo nuevo, que había sido excavado en la peña’. (Mt.27, 59-60).

SEBASTIANO CONCA.-BARROCO
Le quitaron la corona de espinas con sumo cuidado y cariño procediendo a continuación a lavarle la sangre, ya seca, de las numerosas heridas que tenía. Y ‘llegó Nicodemo, el mismo que había venido a Él de noche al principio, y trajo una mezcla de mirra y áloe, como unas cien libras. Tomaron pues, el cuerpo de Jesús y lo fajaron con vendas y aromas, según es costumbre sepultar entre los judíos’. (Jn. 19, 39-40).

PETER PAUL RUBENS.-BARROCO
‘Cuando la Virgen hubo ungido todas las heridas, envolvió la cabeza de Nuestro Señor con paños, mas no cubrió todavía la cara; cerró los ojos entreabiertos de Jesús y dejó reposar la manos sobre ellos algún tiempo. Cerró también su boca, abrazó el sagrado cuerpo de su Hijo y dejó caer su cara sobre la de Jesús. José y Nicodemo llevaban un rato esperando en respetuosos silencio cuando Juan, acercándose a la Santísima Virgen, le pidió que dejase que se llevaran a su Hijo para que pudieran acabarlo de embalsamar, porque se acercaba el sábado’. (BEATA ANA CATALINA EMMERICH. ‘La Amarga Pasión de Cristo’)

ENTIERRO DE CRISTO.-JAMES TISSOT.-S. XIX
Así, partió una breve comitiva, básicamente formada por mujeres. Nicodemo y José de Arimatea lo sujetaban por delante. Juan y un soldado, acaso el centurión converso, por detrás, en dirección al sepulcro, donde lo depositaron sobre una losa cubierta con una sábana.  ‘María Magdalena y María la de José miraban dónde se le ponía’ (Mt. 16, 47). Una vez finalizado el embalsamamiento y estando próximo ya el comienzo de la Pascua, corrieron la gruesa y pesada piedra que cerraba el sepulcro y marcharon a sus casas. ‘Durante el sábado estuvieron quietas por causa del precepto’ (Lc. 23, 56), pero los enemigos de  Jesús no descansaban ni aun sabiéndolo muerto.

CRISTO MUERTO.-ANDREA MANTEGNA.-RENACIMIENTO
‘Al otro día, que era el siguiente a la Pascua, reunidos los príncipes de los sacerdotes y los fariseos ante Pilato, le dijeron: -Señor, recordamos que ese impostor, vivo aún, dijo: -Después de tres días resucitaré. Manda, pues, guardar el sepulcro hasta el día tercero, no sea que vengan sus discípulos, le roben y digan al pueblo: -Ha resucitado de entre los muertos. Y será la última impostura peor que la primera. Díjoles Pilato: -Ahí tenéis la guardia; id y guardadlo como vosotros sabéis. Ellos fueron y pusieron guardia al sepulcro después de haber sellado la piedra’. (Mt. 27, 62-66)

VIGILANDO EL SEPULCRO.-James Tissot.-S. XIX
El camino de regreso para la Madre y amigos de Jesús fue distinto del que otras veces habían hecho por motivos distintos. Sus cuerpos iban encorados, como encogidos, por el peso de la pena y los sufrimientos. No terminaban de asumir esta increíble tragedia y todo les parecía un sinsentido, un absurdo. ¿Por qué? ¿Por qué le tenía que haber pasado esto a su Hijo y amigo? Eran Unos interrogantes sin respuesta. Al menos en ese momento. Después…ya tendrían cumplida respuesta, pero de momento era la desolación la que campaba en sus corazones, especialmente en el de la Madre.

VUELTA DEL CALVARIO.-Herbert Schmalz.-PRERRAFAELISMO
Ese sentimiento tan hondo en la Madre es lo que ha llevado a la piedad popular del pueblo cristiano, seguido de la piedad que despierta en nosotros como Madre nuestra, que la veneremos con la advocación de Nuestra Señora de los Dolores, la Dolorosa. Con ella y su Hijo, Nuestro Rey y Señor, les dejo. Que ellos nos bendigan.

NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES

miércoles, 14 de noviembre de 2012

…muerto… (II)

BARTOLOMÉ BERMEJO.-GÓTICO


Parecía que a Jesús el esfuerzo realizado para lanzar el mensaje a su Madre y a Juan le había agotado más aún si cabe. Quedó sumido en nuevo silencio interrumpido solamente por algún suspiro o un inevitable quejido. María y Juan especialmente estaban asumiendo la nueva labor que tendrían después. El discípulo, aun queriendo pensar en su labor de acogida a la Madre del Maestro, no podía. Su pensamiento se centraba únicamente en su amigo y confidente y su pensamiento fue, sin pretenderlo, al momento de posar su cabeza en el hombro de Jesús, en la Cena de despedida que vivieron poco antes. Él lleno de vida y ahora…

ÚLTIMA CENA.-GHIRLANDAIO.-RENACIMIENTO
No pudo seguir con sus pensamientos. Los interrumpió un grito terrible, desgarrador, surgido de la reseca garganta de Jesús: ‘Eloí. ¡Eloí! ¿Lemá sabaktaní? (que quiere decir: Dios mío, ¡Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?)’ (Mc. 15, 34). Era la manifestación de su terrible soledad  humana saliendo desde lo hondo de su dolor. La Madre, no queriendo que se sintiese así e intentando mitigar su soledad, nuevamente se aferró a la cruz abrazando los pies de su Hijo como si quisiera transmitirle que ni ella lo abandonaba ni tampoco el Padre.

ROBERT CAMPIN.-GÓTICO

‘Poco después de de las tres el cielo empezó a abrirse, la luna fue alejándose del sol, éste apareció despojado de sus rayos y envuelto en jirones de niebla roja; poco a poco comenzó a brillar de nuevo y las estrellas desaparecieron. Sin embargo el cielo seguía cubierto. Los enemigos de Jesús fueron recobrando su arrogancia a medida que la luz volvía. Cuando dijeron ‘llama a Elías’, el centurión  les mandó callar’. (BEATA ANA CATALINA EMERICH. ‘La amarga Pasión de Cristo’).

KIRK RICHARDS.-S. XX
 Un nuevo silencio envolvió la escena nuevamente, si bien se rompía esporádicamente por los sollozos y gemidos de las mujeres que acompañaban al Redentor. El Crucificado abrió sus ojos mirando a cuantos le rodeaban y ‘después Jesús, sabiendo que todo se había cumplido, para que también se cumpliese la Escritura, exclamó: -Tengo sed. Había allí una jarra con vinagre. Los soldados colocaron en la punta de una  caña una esponja empapada en el vinagre y se la acercaron a la boca. Jesús gustó el vinagre y dijo: -Todo está cumplido’. (Jn. 19, 28-30).

TENGO SED.-JAMES TISSOT.-S. XIX
‘La hora de Nuestro Señor había llegado: la agonía había comenzado, y un sudor frío cubrió sus miembros. Juan estaba al pie de la cruz y limpiaba los pies de Jesús con un paño. Magdalena, rota de dolor, se apoyaba contra la cruz por la parte de atrás. La Virgen Santísima estaba de pie, entre Jesús y el buen ladrón, sostenida por Salomé y María de Cleofás levantaba los ojos hacia su Hijo agonizante.’ (BEATA ANA CATALINA EMERICH. ‘La amarga Pasión de Cristo’).

CONSUMATUM EST.-JAMES TISSOT.-S. XIX
‘Era ya como la hora de sexta y las tinieblas cubrieron toda la tierra hasta la hora de nona.  El sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por medio. Entonces Jesús lanzó un grito y dijo: -Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu. (Lc. 23, 44-46).

VASILI NESTERENKO.-S. XX
'La cortina del templo se rasgó de arriba abajo en dos partes, la tierra tembló y las rocas se resquebrajaron; se abrieron los sepulcros y muchos santos que habían muerto resucitaron, salieron de los sepulcros y, después de que Jesús resucitó, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos'. (Mt. 27,52-53).

APARICIÓN DE MUERTOS EN EL TEMPLO.-JAMES TISSOT.-S. XIX
‘Como era el día de la preparación de la fiesta de pascua, los judíos no querían que los cuerpos quedaran en la cruz aquel sábado, ya que aquel día se celebraba una fiesta muy solemne. Por eso pidieron a Pilatos que ordenara romper las piernas a los crucificados y que los quitaran de la cruz.

Los soldados rompieron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús. Cuando se acercaron a Jesús, se dieron cuenta de que ya había muerto; por eso no le rompieron las piernas. Pero un o de los soldados le abrió el costado con una lanza y, al punto, brotó de su costado sangre y agua’. (Jn. 19, 31-34).

LA LANZADA EN EL COSTADO DE CRISTO .  PABLO PEDRO RUBENS.-BARROCO
 El centurión, y los que estaban con él custodiando a Jesús, al ver el terremoto y todo lo que pasaba, se llenaron de miedo y decían: -Verdaderamente éste era Hijo de Dios.

CONFESIÓN DE LONGINOS.-JAMES TISSOT.-S.XIX
Muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para asistirlo, contemplaban la escena desde lejos. Entre ellas estaban, María Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos’. (Mt. 27, 51-56).

SANTÍSIMA TRINIDAD.-TINTORETTO.-MANIERISMO
Ahora ya les dejo con la contemplación del Crucificado acogido por el Padre y el Espíritu Santo, y su Madre, también nuestra. Que ellos nos bendigan y asistan en nuestro peregrinar.

NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS

domingo, 28 de octubre de 2012

…muerto… (I)

GIL DE SILOÉ.-GÓTICO.-Burgos.-Miraflores.-Retablo


Ya está. Ya lo habían conseguido. Pendiente del madero, con su atroz tormento, el Señor de la Historia y de la Creación hacía realidad la frase dicha un tiempo atrás: ´’A la manera que Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es preciso que sea levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en Él tenga la vida eterna’. (Jn. 3, 14-15). Juan también nos recuerda otra frase suya, aclarando por qué la dijo: ‘…y yo, si fuere levantado de la tierra, atraeré a todos a mí. Esto lo decía indicando de qué muerte iba a morir’. (Jn. 12, 32-33). Ese era el momento sublime de la Redención que se estaba realizando, aunque nadie era consciente de ello.

LA SERPIENTE DE BRONCE. 1841.-FEODOR BRUNI.-S. XIX
Jesús tenía claro que el momento culminante había llegado y se había entregado a él sin condiciones ni paliativos, como estamos viendo. A poco que nos detengamos en pensarlo podremos deducir la dureza del momento para todos, pero de forma especial para su Madre. No se trata de explotar el sentimentalismo de nadie ni tampoco de chantajear emocionalmente a ninguna persona, pero es que realmente María estaría muriendo con Él, viendo cómo a su Hijo se le escapaba la vida por todos los agujeros que tenía en su cuerpo.

ALBERTO DURERO.-RENACIMIENTO
Ciertamente no estaba sola. La solidaridad femenina de aquellas mujeres que con ella y con su Hijo habían compartido tantas cosas, permanecían abrazadas a María como un solo cuerpo, como una sola vida, como un solo sufrimiento. También Juan, el discípulo amado, aguantaba a pie firme, aunque en ocasiones el momento que vivía le aturdiera, tragándose las lágrimas de la impotencia que suponía perder al Maestro y Amigo.

ANDREA DA FIRENZE.-GÓTICO
De vez en cuando surgía alguna frase del prepotente de turno, de quien se creía ganador de una inexistente situación de conflicto: ‘Tú que destruías el templo y lo reedificabas en tres días, sálvate ahora a ti mismo; si eres hijo de Dios, baja de esa cruz’. (Mt. 27, 40). Eran latigazos para los oídos y el corazón de la Madre. Además, las burlas procedentes de los oficialmente buenos aún resonaban peores: ‘E igualmente los príncipes de los sacerdotes, con los escribas y los ancianos, se burlaban y decían: -Salvó a otros y a sí mismo no puede salvarse. Si es el rey de Israel, que baje ahora de la cruz y creeremos en Él’. (Mt. 27, 41-42).

 MUNKÁCSY MIHÁLY.-S. XIX.-REALISMO
Las manos de la Madre iban inconscientemente a los oídos intentando ignorar aquellos dislates. Era inútil. El delirio colectivo de su aparente triunfo sobre el Nazareno les hacía proferir inútiles barbaridades con su lengua. ‘Ha puesto su confianza en Dios; que Él le libre ahora, si es que le quiere, puesto que ha dicho: -Soy el Hijo de Dios’. (Mt. 14, 43).

Sin esperarlo nadie, oyeron el esfuerzo de una voz que apenas salía de la garganta intentando decir algo. En un esfuerzo sobrehumano consiguió clamar: ‘Padre. Perdónalos porque no saben lo que hacen’. (Lc. 23, 34). Cuando la Madre oyó su voz, rota y desfigurada, no se pudo reprimir más y se lanzó sobre la cruz de su Hijo, abrazándose a ella, así como las personas que la acompañaban. Los soldados no se lo impidieron. Acaso al presenciar aquellas escenas surgió en ellos los restos de humanidad que les pudieran quedar.

SIMON VOUET.-BARROCO
De aquella locura inconmensurable también quedó contagiado uno de los compañeros de suplicio de Jesús. Con una voz rebosando desesperación también se unió a los insultos y provocaciones: ‘¿No eres tú el Mesías? Sálvate, pues, a ti mismo y a nosotros’. Aquello no era normal. También estaba sufriendo mucho, pero eligió una especie de protesta inadecuada. El mismo sufrimiento estaba soportando el otro ladrón, que viendo la serenidad de Jesús con sus verdugos y la angustia de su Madre y de sus amigos, respondió a su antiguo amigo: ‘¿Ni tú, que estás sufriendo el mismo suplicio, temes a Dios? En  nosotros se cumple la justicia, pues recibimos el digno castigo de nuestras obras; pero éste nada malo ha hecho’.

EL MAL LADRÓN INCREPA A CRISTO.-JAMES TISSOT.-S. XIX
Luego calló. Como si tuviera que coger aire, porque su silencio fue muy breve. Se dirigió al Redentor, pareciendo querer transmitirle un consuelo que aliviase en algo su amargo padecimiento: ‘Jesús. Acuérdate de mi cuando llegues a tu reino’. Y sí. Es muy probable que lo consiguiese a juzgar por la actitud inmediata del Salvador, absolutamente inesperada para Dimas y cuantos estaban presenciando esta escena, ya que volviendo el rostro hacia él le lanzó el mensaje de una firme promesa colmada de dulzura: ‘En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso’. (Lc. 23, 39-43).

CRISTO Y EL BUEN LADRON.-TIZIANO.-RENACIMIENTO
Eso no eran palabras huecas y en labios de Jesús menos todavía. Dimas se encontró cubierto de un manto de ternura y su interior rebosaba paz. El suplicio ya no importaba. Sí. Había comprobado en sí mismo dentro del sufrimiento, que realmente era el Hijo de Dios quien así le había hablado y a quien acompañaría en unos momentos al reino que había predicado a las gentes. Era una firme promesa que sabía cierta. Dios en persona le había perdonado como antes había hecho con tantos otros. Conoció el sabor del perdón.

LO QUE XTO VIO DESDE LA CRUZ.-JAMES TISSOT.- c. 1895

Los minutos pasaban y pesaban. Interminables. Jesús desde lo alto de la cruz miró las personas que le acompañaban desde su impotencia y congoja. Y allí la vio. Sostenida por Juan y por las otras mujeres: María la de Cleofás y María Magdalena. Se tragó el dolor para pensar en ella, a quien tanto debía, a quien tanto quería, a quien desde su libertad había optado, muchos años atrás, a colaborar con Él en su misión. ‘Jesús, viendo a su Madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a la Madre: -Mujer, he ahí a tu hijo. Luego dijo al discípulo: -He ahí a tu Madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa’. (Jn. 19, 25-27).

MUJER, AHÍ TIENES A TU HIJO.-WILLIAM HOLE.-S. XIX - XX
Que Nuestra Señora desde su dolor y su Hijo nos bendigan a todos.