martes, 19 de marzo de 2013

Caminaban desanimados, pero luego…

DISCÍPULOS DE EMAÚS.-Pieter Coecke Van Aelst.-RENACIMIENTO


En los momentos inmediatamente posteriores a su Resurrección, Jesucristo quiso hacerse presente ante quienes habían creído en Él, lo habían seguido, le habían ayudado,… Pero hay cosas que a poco que nos detengamos a pensar en ellas nos harían pensar. ¿Por qué no se apareció primero a los Once que permanentemente le habían acompañado y a quienes había llamado ‘amigos’? (‘Nadie tiene mayor amor que este de dar uno la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os llamo amigos porque todo lo que oí de mi  Padre os lo he dado a conocer’. Jn.15, 13-15).



No tengo, ni creo que nadie tenga con certeza, las razones por las que se apareció en primer lugar, según los Evangelios, a las santas mujeres, personajes sin aparente importancia en su vida, en el mismo sepulcro. 

Altobello Melone .-  RENACIMIENTO

No lo creyó suficiente y, siguiendo a San Marcos, se aparece a María Magdalena. Solamente a ella, como hemos visto en las dos entradas inmediatamente anteriores.



Pero es que la siguiente aparición rompe con los esquemas de la lógica, porque a quienes seguidamente se aparece, siguiendo al mismo evangelista, es a dos discípulos desconocidos que hasta este preciso momento no aparecen ni se les nombra en ningún momento en los Evangelios. ¿Por qué? Si no recuerdo mal, San Juan, refiriéndose a las Mujeres que estaban con la Virgen al pie de la Cruz en el Calvario, cita a ‘María, la de Cleofás’, (Jn. 19, 25). Pero esto no significa, me parece, que sea la misma persona el marido de la mencionada María y el discípulo que caminaba hacia Emaús. Cabe suponer que ese nombre podría ser muy común entre los judíos.



Verdaderamente tenemos materia más que suficiente para pensar en el contenido y las circunstancias que rodean esta perícopa.

 Jan Wildens.-BARROCO

 Pero solamente será a nivel de suposiciones, deducciones o razonamientos como el que cabo de hacer con Cleofás. La realidad podría ser otra.



Este pasaje presenta dos escenas claramente delimitadas. La primera está circunscrita a un espacio exterior, un camino. En él, dos personas caminan hacia un lugar llamado Emaús y en un determinado momento se les une otro personaje, desconocido para ellos. En la segunda escena cambia completamente el escenario. Los dos caminantes, transcurrido el tiempo necesario para llegar a su destino, invitan al desconocido a compartir su cena con ellos porque ya era tarde.



Vamos a centrarnos ahora en la primera escena ya que nos presenta el relato con mayor número de detalles. Siguiendo a San Lucas, nos dice: ‘Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que dista sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado’. Era normal que así fuera. A Jesús lo conocieron, acaso lo trataron y los sucesos relatados por las mujeres los mantenían confusos. No podían entender nada más allá que lo referido al aspecto humano. Pero esto pronto iba a cambiar, porque



 ‘Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó a ellos y caminó a su lado; pero sus ojos estaban como incapacitados para reconocerle'. Otro caminante. Solitario. Y se les unió.

 Duccio di Buoninsegna (1308) .- GÓTICO

 Probablemente estaría oyéndolos algún instante, pero rápidamente pasó a la acción preguntando: ‘-¿De qué discutís por el camino? Ellos se pararon con aire entristecido’.  ¿Cómo era posible que no supiese nada del tema que les ocupaba? Para nosotros, hoy, conociendo las cosas que sabemos, resulta muy fácil. Pero en las mismas condiciones de aquellos dos personajes es probable que hubiésemos respondido y sentido exactamente lo mismo que ellos. Pero Cleofás tomó la palabra y le respondió a través de un interrogante, poniendo de manifiesto su extrañeza: ‘Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: -¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que han pasado allí estos días?‘.



Hasta aquí todo aparecía como normal, pero Jesús continuó con su ‘ignorancia’. ‘Él les dijo: -¿Qué cosas?’ ¿Quería ver cómo se desenvolvían ante su Resurrección? ¿O quizá su enfoque del tema? 

 DELLO DELLI.-GÓTICO

No sé, pero el caso es que le respondieron: ‘Lo de Jesús el Nazareno, varón profeta, poderoso en obras y palabras ante de Dios y ante todo el pueblo; cómo  le entregaron los príncipes de los sacerdotes y nuestros magistrados para que fuese condenado a muerte y crucificado. Nosotros esperábamos que sería él quien iba a rescatar a Israel; pero, con todo, llevamos ya tres días desde que esto ha sucedido. Nos dejaron estupefactos ciertas mujeres de las nuestras que yendo de madrugada al monumento no encontraron su cuerpo, y vinieron diciendo que habían tenido una visión de ángeles que les dijeron que vivía. Fueron también algunos de los nuestros al monumento y hallaron las cosas tal como las mujeres habían dicho, pero a Él no le vieron’.



Bueno. La información no estaba mal. Era muy completa para ellos y ajustada a la realidad que habían vivido quienes allí fueron, pero a todo ese relato había que darle la auténtica complementariedad. 

 GUSTAVO DORÉ.-S. XIX

Jesús, como si fuese el maestro que se dirige a sus alumnos que no han hecho bien sus deberes o no han aprendido del todo la lección, comenzó su didáctica pedagógica: ‘Él les dijo: -¡Oh hombres sin inteligencia y tardos de corazón para creer todo lo que vaticinaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrar así en su gloria? Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les fue explicando cuanto a Él se refería en todas las Escrituras.’ ¿No les hubiese gustado ver sus caras escuchando al Maestro? ¿Cómo responderían a Jesús si éste les hacía preguntas?



Les aseguro que a mí sí que me hubiese gustado, pero estar oyéndolo a Él sería, con toda seguridad, más fuerte que mi curiosidad, ¿no creen? Realmente el recorrido de los ‘sesenta estadios’ daba para mucho diálogo, pero aunque el Evangelio no nos dice en qué momento del camino se les unió, es de suponer que tendrían tiempo suficiente para escuchar la exposición que Jesús les hizo.

JAMES TISSOT.-S. XIX-XX

Hasta aquí, lo que pienso que es la primera parte del episodio de los discípulos de Emaús. En la próxima entrada comentaremos la segunda. Merece ser tratada por su singularidad.



Que Jesucristo y su Madre, Nuestra Señora da Conceiçao nos bendigan y acompañen.


domingo, 3 de marzo de 2013

Caramba con la Resurrección

NOLI ME TANGERE.-Jan Brueghel the Younger.-BARROCO


Hay un momento especial en la Misa (hay muchos momentos especiales, ya lo sé, especialmente la Consagración y la Comunión) en el que me siento con desazón. Es el momento en que rezamos comunitariamente el Credo. ¿Y por qué? Podrá parecer una tontería pero cada uno somos cada uno, y a mi me sabe muy mal no poder pararme a cada una de las cosas en las que decimos creer el tiempo que merece para meditar un poco en aquello que vamos diciendo. ¡Encierra tantas cosas…! ¡Hay tanta maravilla en su interior…! Pero no hay solución. Debo dejarlo para otros momentos.



Creo recordar que ya lo he dicho en alguna ocasión, pero a la hora de escribir tengo la misma sensación que en el templo en el que intento vivir la Eucaristía, ya que se amontonan muchas cosas descubiertas en las distintas meditaciones, oraciones o estudios de este tema que me gustaría lanzarlas y compartirlas con todos, pero no puede ser. Debe haber una variedad.

RESURRECCIÓN DE C RISTO.-MURAL.-RON DICIANNI.-S. XX
En la Resurrección de Jesucristo me pasa esto que les digo. Rezar ‘al tercer día resucitó entre los muertos’ y seguir con otra cosa, decirlo como de pasada, casi con prisa, como si de algo trivial se tratase, me parece injusto. Ya ven que llevo varias entradas con este tema y en cada una de ellas existen muchos aspectos, además de los comentados, que podrían aflorar y enriquecer a otras personas incluso, con alguna exposición de experiencias de distintas personas. Con sus vivencias. Con sus sanas opiniones.



En la frase arriba indicada ya hemos tratado el descenso de Jesús al limbo de los justos anunciándoles su liberación,  la más que probable aparición a su Madre ya con un cuerpo glorioso, a las santas mujeres, … Pero es que dentro de este tema no puedo pasar por alto un detalle del mismo Cristo con una mujer en  concreto: María Magdalena.



Esta mujer, otrora gran pecadora y liberada de siete demonios por Jesús (‘Lo acompañaban los doce, y también algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios…’ .-Lc. 8, 1-3)  había descubierto la personalidad de su liberador y estaba continuamente sintiendo su agradecimiento hacia el Maestro que ya dedicó su vida a su servicio, como las otras mujeres, como los Doce,…y Él también la premió.




Todos los discípulos, hombres y mujeres, vivían una congoja mortal en sus almas contemplando el martirio al que habían sometido a su Maestro y amigo y la cruz no les permitía creer que fuese merecedor de esto. ¡Claro que no!, pero ese momento cruel y despiadado todos lo vivieron de una manera diferente. Pero lo tuvieron. Y María Magdalena no fue ninguna excepción.

 MARIA MAGDALENA PENITENTE .- ANTONIO CANOVA.-NEOCLASICISMO



Supo y pudo (francamente, no sé cómo) ser consecuente con su agradecimiento y fidelidad y aguantar también al pie de la cruz (‘Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María la Magdalena.’ Jn. 19, 25-26). Acaso esa cualidad, casi virtud, de las mujeres de saber que amor y dolor caminan al unísono les dieron la fortaleza que demostraron. Y en su inmenso dolor, intentar consolar a la Madre. Ella y las otras mujeres mostraron una fortaleza espiritual mayor que los mismos apóstoles, a excepción de Juan (que también tuvo su premio y con la confianza de Jesús puesta en él, al recibir el encargo de cuidar de la Madre), que no desearon estar presenciando la muerte de su amigo. Desaparecieron los diez. No se atrevieron a estar allí.




María Magdalena también estaba cuando desclavaron a Jesús de la cruz y formando parte del séquito que lo acompañó a la sepultura. 

 CRUCIFIXIÓN DE CRISTO ENTRE DOS LADRONES.-Baltasar de Echave Ibía.-BARROCO COLONIAL

Junto con otras mujeres fue, pasado el sábado, a ungir el cuerpo de Jesús: ‘Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a ungirle’. (Mc 16, 1). Estaba dispuesta a todo, como todas. Siempre le habían servido. Ahora, también. Sólo que…



No se lo esperaban. Ver la piedra removida y un joven sentado en la losa donde poco tiempo atrás habían puesto a Jesús, al que no veían por ninguna parte, era algo inaudito, inesperado, asombroso,…Y oír el mensaje de aquel personaje, menos todavía. ‘Y mirando vieron que la piedra estaba removida; era muy grande. Entrando en el monumento, vieron un joven sentado a la derecha, vestido de una túnica blanca, y quedaron sobrecogidas de espanto. Él les dijo: No os asustéis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el sitio en que le pusieron’ (Mc. 16, 4-6).


Vimos en la entrada anterior cómo María Magdalena marchó de inmediato a contar a los apóstoles y discípulos la gran novedad y cómo Pedro y Juan salieron corriendo a cerciorarse de ello. Cuando hubieron comprobado la veracidad de lo que había dicho la mujer de Magdala, se marcharon de nuevo a casa. Pero María permaneció allí. No acababa de asumir aquello. Creyó que se habían llevado el cuerpo de Jesús.

 MARIA MGDALENA BUSCA EL CUERPO DE XTO.-JAMES TISSOT.-S. XIX



San Juan es muy explícito con este pasaje: ‘María se quedó junto al monumento, fuera, llorando. Mientras lloraba se inclinó hacia el monumento y vio a dos ángeles vestidos de blanco sentados uno a la cabecera y otro a los pies de donde había estado el cuerpo de Jesús. Le dijeron: -¿Por qué lloras, mujer? Ella les dijo: -Porque han tomado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto’.(Jn.20, 11-13)



Esta es, probablemente, una de las mayores emociones que María tuvo en su vida, pero con el cuerpo y el alma sumidos en la angustia de la ignorancia de creer que alguien había robado el cuerpo de su Maestro, no llegó a valorar el alcance de quienes eran los que si dirigían a ella. Tal vez la respuesta que les dio fuera de forma mecánica. Nada dice sobre si los ángeles le respondieron o no. Pero lo que siguió es lo que tiene más valor, porque



 ‘Diciendo esto se volvió para atrás y vio a Jesús que estaba allí, pero no conoció que fuese Jesús. Díjole Jesús: -Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién  buscas? Ella, creyendo que era el hortelano, le dijo: -Señor. Si le has llevado tú, dime dónde le has puesto y yo le tomaré’. 

MARÍA MAGDALENA VE LOS ÁNGELES.-JAMES TISSOT.-S. XIX-XX

Ya ven. No lo conoció. Y no lo hizo por dos razones, una porque en su obsesión de tener como cierto el robo del cuerpo la llevó a la creencia de pensar que era el hortelano de aquel lugar. Otra, porque Jesús estaba resucitado, con un cuerpo glorioso, que aun siendo el mismo que antes de su Pasión y Muerte, ahora era distinto. Cosas de la Gloria de Dios, ¿no creen? Sin embargo, todo cambió a partir de este instante, en la respuesta de Jesucristo. 




APARICIÓN DE CRISTO A MARÍA MAGDALENA.-Rembrandt.-BARROCO
 ‘Jesús le dijo: -¡María! Ella, volviéndose, le dijo en hebreo: ¡Rabboni!, que quiere decir Maestro. Jesús le dijo: -No me toques, porque aún no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos y diles: subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. María Magdalena fue a anunciar a los discípulos: -He visto al Señor, y las cosas que le había dicho’. (Jn. 20, 11-18). Posiblemente fue esta  la máxima emoción que María tuvo en su vida. Jamás podría tener otra igual, al menos en este mundo. De pensar que estaría perdido a verlo vivo ante ella y llamándola por su nombre, era algo para experimentarlo.

LUCAS JORDAN.-BARROCO
¿Qué sentimientos de alegría y felicidad pudo tener en ese instante? ¿Qué hubiéramos sentido nosotros de haber vivido algo semejante? María es un claro ejemplo del alto significado que la mujer tiene para Dios. Fue ella, mujer, la que recibió en encargo de transmitir la Resurrección de Cristo a los discípulos. Fueron mujeres quienes tuvieron la primicia de recibir este acontecimiento. Jesucristo quiso hacer justicia con el papel que a la mujer le corresponde en la sociedad y en la Iglesia. El suyo propio. Hizo ver que la sumisión a la que estaba sometida en aquel tiempo era absurda. ¿Se puede pedir más? 

TIZIANO.-RENACIMIENTO

Por otra parte hay una expresión de Jesús que puede inducir a error. Cuando dice a María ‘No me toques’, podría parecer que es como un desprecio o alejamiento. Nada más lejos de la realidad. Jesús no es así. No tiene ningún sentido habérsele aparecido, llamarla por su nombre para luego decirle que lo dejara en paz. Creo que lo comentado en este aspecto en uno de los cursos bíblicos que hice es cierto. La expresión correcta sería ‘No me retengas’
Alexander Ivanov.-S. XIX

Al reconocer a Jesús, María es probable que se diera cuenta de Quién era, ante Quién estaba, y se echara a sus pies en un acto de adoración. No es descabellado, me parece. Y ese momento hubiese querido eternizarlo así como la felicidad y alegría que estaría sintiendo. Fue necesario que Jesús la sacase de esa especie de éxtasis que estaba viviendo. Para ello le dio un encargo: ‘ve a mis hermanos y diles: subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios’. Y María partió a transmitir, infinitamente feliz, ese encargo.

JAMES TISSOT.-S. XIX - XX

Este momento es algo que siempre ha llamado la atención. Pintores de todas las edades han querido plasmar en sus lienzos este detalle de Jesús con María y curiosamente casi todos han titulado este cuadro como ‘Noli me tangere’. Variarán las formas.  Variarán los colores. Variarán los paisajes. Pero el mensaje, la emoción del momento, acaso la que sintieron ellos mismos mientras lo pintaban o lo contemplaban después, seguramente serían idénticos. Pueden comprobarlo con los que he puesto.

CORREGGIO.-RENACIMIENTO
 No me resisto a ponerles estos cuadros de distintos siglos.

NOLI ME TANGERE.-PSAUTIER CISTERCIEN.- S. XIII
NOLI ME TANGERE-DETALLE.-HEURES À L'USAGES DE TOURS.-S. XV
Que Jesucristo, Nuestro Señor y Salvador, y su santísima Madre, Nuestra Señora de La Salette, nos bendigan a todos.