domingo, 21 de agosto de 2016

¿Cielo? ¿Reino? ¿Universo?

      Cada vez que me pongo a escribir sobre un tema veo una enorme muralla frente a mí. Este tema no es una excepción. Es evidente que con la palabra cielo se nombran, al menos, dos conceptos absolutamente diferentes, ya que como 'cielo' nos podemos referir al espacio sideral cruzado por asteroides y con varios sistemas solares, estrellas y muchas cosas más, por una parte. Por otra, también solemos referirnos  desde el aspecto religioso 'cielo', 'gloria', 'Reino de Dios', como palabras sinónimas para referirnos a un mismo concepto: aquello que los creyentes cristianos deseamos alcanzar cuando finalice nuestro paso por esta vida que actualmente vivimos.
      En lo que a mí respecta en este entrada, me voy a referir, como es fácil suponer, a este segundo aspecto, ya que el contenido de este blog no es la Astronomía, la Astronáutica o cualquier otro contenido que haga referencia a ningún aspecto de estos temas u otros relacionados con ellos. Deseo centrarme en el aspecto religioso y escatológico que tiene el cielo en el sentido que Jesucristo le dio y la Biblia contiene.
      Hace muchísimos años, en una catequesis para niños en la Parroquia donde se preparaban para recibir el Sacramento de la Eucaristía  por primera vez, con el fin de conocer el concepto que ellos tenían sobre el cielo les propuse un juego. Yo diría una palabra y ellos irían diciendo que significaba para ellos el concepto indicado. Según fueran hablando se anotaban en la pizarra  lo que ellos decían de forma resumida.     Realmente era un 'lluvia de ideas' (el brainstorming). Cuando ya se habían nombrado varias palabras llegó la palabra 'cielo'. Hubo de todo. Algunas cosas que dijeron y yo recuerdo, fueron 'el sitio donde vive Dios', 'es donde iremos cuando nos muramos', 'es lo que hay encima de nosotros y es de color azul',...Les aseguro que había muchas más, pero ni las recuerdo ni debo extenderme en lo que solamente pretende ser un ejemplo sacado de unos recuerdos.
      Lo cierto es que la mayoría hablaba de 'un sitio' al que 'queremos ir'. Incluso en personas adultas podemos encontrar que hay quien tiene el concepto de 'lugar', de 'sitio' de felicidad donde donde nos gustaría estar para gozar de una felicidad a la que todos aspiramos y que no es absoluta en este mundo conflictivo donde vivimos. Y ya que tenemos lo que podríamos llamar un pequeño preámbulo, vamos a comenzar a desmenuzar este tema desde el aspecto cristiano.
      En mi opinión es prácticamente imposible definir algún concepto que no conocemos. Con el cielo pasa eso exactamente. ¿Realmente lo conocemos? ¿Qué podemos decir de algo inabarcable que escapa de nuestros conocimientos por la finitud de los mismos? En muchos casos podemos recurrir a decir 'lo que no es', o sea, podemos decir que NO HAY sufrimiento ni dolor, no estaremos enfermos,no existirá la injusticia,... y siempre empleando palabras y nociones de nuestro vocabulario habitual, porque no conocemos las palabras que debieran corresponder.
      Pero aunque todo esto sea cierto, por todo lo que acabo de comentar, siempre nos quedaríamos cortos. Solamente centrándonos en Dios, su creador, podríamos acercarnos un poco más, pero siempre dentro de unos límites que nos superan en todo. Y entonces deberemos recurrir a la Palabra, a las Sagradas Escrituras para ver qué y cómo nos hablan sobre este tema.
      No obstante pienso que Dios SÍ DESEA que lo conozcamos. Más aún: que lo vivamos. Pero hay que descubrirlo. Y también al modo de llegar a él. Fijémonos en lo que dice Jesucristo: 'A una pregunta de los fariseos sobre cuándo iba a llegar el Reino de Dios respondió Jesús: -El Reino de Dios no vendrá de forma espectacular, ni se podrá decir "Está aquí o allí", porque el Reino de Dios está ya entre vosotros'. (Lc. 17, 20-21). Así de simple, pero...cuesta. Y no poco.
      La Biblia nos presenta fragmentos que hacen referencia al Reino, o si lo preferimos, al cielo, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. 
      En el A.T. hay citas que lo nombran indirectamente según el vocabulario de aquel tiempo. Uno de estos casos se encuentra en el Libro del profeta Daniel. Está hablando de tiempos de angustia y de la promesa de la resurrección, y dice: 'Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para la vida eterna,otros para la vergüenza, para el castigo eterno'. (Dan. 12, 2). No emplea la palabra cielo, ni gloria, ni nada parecido, pero sí, y muy claro, de la vida eterna.
RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS.-LUCA SIGNORELLI.-RENACIMIENTO
      El salmista también nos hace una descripción preciosa a través del descubrimiento que en un momento determinado ha hecho, quizá en un momento de oración o de otra forma. La belleza del contenido de su descripción es innegable: 'Pero yo estaré contigo siempre: tú me tomas de la mano, me conduces según tus planes y después me llenas de gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos? Si estoy contigo, ya no encuentro gusto en la tierra. Aunque todo mi ser se consuma, Dios es mi heredad y ni roca para siempre'. (Salmo 73(72), 23-26).
      Y evidentemente, el Autor de la existencia del Cielo es el mismo Dios, como dice el Génesis: 'Al principio creó Dios el cielo y la tierra'. (Gén. 1, 1). No obstante el sentido que tiene haberlo creado parece ser en este caso que hace referencia al universo, al espacio sideral, enorme e infinito.
      En próximas entradas iremos tratando más aspectos de este tema.
      Que Nuestra Señora de la Asunción, cuya Festividad hemos celebrado hace unos días, nos proteja y nos bendiga.