lunes, 13 de noviembre de 2017

MARÍA,MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS

      Bueno. El título, aunque indica con claridad la temática de las siguientes entradas, lo realmente importante es el significado que tiene para nosotros.Pero para llegar a ese punto, me parece necesario pasar por unos aspectos que aunque parezca que no tienen relación con el tema, sí que lo tienen. Y mucho, como se irá viendo.
       Es conveniente que el concepto 'mediador/mediadora' lo tengamos claro y para ello me remito a lo más básico: su significado. ¿Cómo define el diccionario este concepto? Veámoslo.
   
      MEDIADOR/A.- 1) Que media o interviene en un asunto, discusión o problema, tratando de solucionarlo. 2) Que media o intercede a favor de una persona. 3) Gestión de una tercera persona con el fin de reconciliar o unir a dos personas enemistadas entre sí, para llegar a una solución amistosa en el problema surgido entre los dos.
    Cualquiera de las tres definiciones, prácticamente iguales, son muy asequibles al entendimiento de cualquier persona. Y como ejemplo no me resisto a poner uno conocidísimo, pero que refleja a fondo un caso de mediación.
       'Y el Señor dijo: El clamor de Sodoma y Gomorra ciertamente es grande, y su pecado es sumamente grave. Descenderá ahora y veré si han hecho en todo conforme a su clamor, el cual ha llegado hasta mí; y si no, lo sabré.
     
      Y se apartaron de allí los hombres y fueron hacia Sodoma, mientras Abraham estaba todavía de pie delante del Señor. Y Abraham se acercó, y dijo: ¿En verdad destruirás al justo junto con el impío? Tal vez haya cincuenta justos dentro de la ciudad; ¿en verdad destruirás y no perdonará el lugar por amor a los cincuenta justos que hay en ella? Lejos de ti hacer tal cosa: matar al justo con el impío, de modo que el justo y el impío sean tratados de la misma manera. ¡Lejos de ti! El Juez de toda la tierra, ¿no hará justicia? Entonces el Señor dijo: Si hallo en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo el lugar por consideración a ellos'. (Gén. 18, 20-26).
      No es necesario escribir toda la perícopa. Se puede ver la intención de Dios de destruir la ciudad por sus maldades y pecados y se lo comunica a su amigo Abraham, el cual, movido a misericordia por los habitantes de la ciudad, INTERCEDE por ellos a Dios para que no descargue su justa cólera contra justos e injustos. Pero no pudo ser. A excepción de Lot y su familia no había más justos. Es éste uno de los episodios más hermosos de la Biblia y nos podemos dar cuenta en qué consiste la intercesión o mediación. 
     
      Cualquiera de nosotros, ante una situación o problema familiar, profesional o de la causa que fuere, que nos supera y ante el cual nos encontramos incapaces de darle una solución (por ejemplo, ante la grave enfermedad de alguna persona a la que queremos muchísimo y la Medicina nada puede hacer), nos damos cuenta de que la solución solamente puede llegar del santo o santa a quien tenemos devoción y, en último término, a Dios.
       La Fe se pone en funcionamiento y busca la intercesión del santo/a de su devoción para que a través de él/ella llegue la curación que pedimos, aunque se tenga claro que quien ciertamente lo puede curar es Dios a través de su intercesor.
      Realmente es Jesucristo el mediador perfecto entre Dios y nosotros. No en vano vivió entre nosotros 33 años y nos redimió del pecado. Él es verdadero Dios y verdadero hombre y nos conoce a fondo y nos quiere. San Pablo nos lo dice: 'Porque uno es Dios, uno también el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo-Jesús, que se entregó a sí mismo para redención de todos'. (1Tim. 2, 5-6).
      También en la Carta a los Hebreos leemos: 'Por eso nuestro Pontífice (refiriéndose a Cristo) ha recibido en suerte un ministerio tanto mejor cuanto Él es mediador de una más excelente alianza, concertada sobre mejores promesas'. (Heb. 8, 6).
       Esta mediación o intercesión ha estado siempre presente en la Iglesia. San Agustín así lo expresó: 'Entre la Trinidad y la debilidad del hombre y su iniquidad fue hecho mediador un hombre, no pecador, sino débil, para que por la parte que no era pecador te uniera a Dios y por la parte que era débil se acercara a ti; y así, para ser mediador entre el hombre y Dios, el Verbo se hizo carne, es decir, el Verbo fue hecho hombre'.
     
      La mediación de Cristo entre Dios y nosotros la ha tenido clara el Magisterio de la Iglesia. En el Concilio de Florencia (s. XV) así se expresó: 'Firmemente cree (se refiere a la Iglesia) profesa y enseña que nadie concebido de hombre y de mujer fue jamás liberado del dominio del diablo sino por merecimiento del que es mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo nuestro Señor. (D. 711).
      Más arriba, en la cita de San Pablo a Timoteo, cuando leemos que uno también el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo-Jesús, que se entregó a sí mismo para redención de todos, podría parecer que nadie más puede interceder por nosotros. Acaso a algunos de nosotros nos habrá ocurrido que cuando tenemos algún problema que nos tiene muy preocupados, solemos acudir a personas de nuestra confianza o a miembros de nuestra familia para pedirles que recen por ese problema, por nuestras intenciones e incluso por otras personas que, sin ser de nuestra familia sabemos que están en un grave aprieto. Y lo hacemos. En nuestra intimidad, a través de la oración nos dirigimos a Dios para rogar por ese problema o esa persona. Y no dudamos en interceder por él a nuestro Señor poniéndolo en sus manos.
     
      Obviamente esa intercesión nuestra no es tan perfecta como la de Jesucristo, pero es agradable a Dios: 'Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré'. (Jn. 14, 13-14).
      En la próxima entrada continuaremos con este tema y ya nos centraremos en una persona, máxima intercesora después de su Hijo: la Virgen.
      Que Nuestra Madre Santa María de la Pampa y su Hijo nos bendigan e intercedan por todos nosotros.


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