lunes, 28 de noviembre de 2016

El ¿fin del mundo? (I)

      Sí, amigos. He puesto entre interrogantes el título de esta entrada, pero no porque no crea en ello, que sí que creo y, además, por convencimiento y en profundidad, sino porque después de leer y meditar bastante tiempo en ese tema me da la impresión que esa expresión no es totalmente correcta. Eso me ha llevado a leer todavía más y a investigar lo que otras personas muchísimo más doctas que yo, piensan sobre este tema. y especialmente a bucear en el contenido de la Palabra de Dios contenida en la Biblia.
      En principio pensaba que con una entrada tendría suficiente espacio para tratar el tema, pero no es así. Pienso que voy a necesitar algo más porque, entre otras cosas, me veo en la necesidad de comenzar con una especie de recordatorio de lo que la Historia Bíblica nos relata en el primero de sus libros, el Génesis, si bien esta parte histórica va a ser necesariamente breve.
CREACIÓN DE ADÁN.-MIGUEL ÁNGEL BUONARROTTI.-RENACIMIENTO
      Al empezar a leer y a tomar notas sobre el tema, me iba dando cuenta de que realmente todo forma parte de un conjunto de relatos históricos relacionados entre sí, como corresponde a la Historia de la Salvación que, como probablemente todos conocemos, comenzaron con la Creación y todavía no ha terminado. Siempre hemos tenido estos hechos ante nosotros, pero por las circunstancias que fueren no nos hemos dado cuenta de ello. En el momento que Dios considere oportuno, todos estos hechos culminarán con la resurrección final de cuantos hemos vivido en este mundo mediante la llamada que Dios nos hizo a la vida, para ser vivida en este planeta llamado Tierra, y pasaremos a vivir nuevamente en una nueva vida completamente diferente en el Reino de Dios si hemos seguido sus mandatos y hemos cumplido su voluntad, o por el contrario, si hemos rechazado a Dios en el mundo actual, para recoger la cosecha de lo que sembramos: el castigo eterno.
      Todo ello culminará como he dicho anteriormente con la resurrección de la carne de todos nosotros y la entrada definitiva en cuerpo (glorioso y resucitado) y alma, con todas sus potencias perfectas y sin limitaciones en el Reino prometido.

      Bueno, pues...comencemos. El punto de partida que he tomado, y sinceramente creo que no hay otro, es el de la Creación, ese magno plan que Dios concibe con una impresionante visión de conjunto y dirigida realmente a un ser, el auténtico destinatario de la Creación, que es el Ser Humano. Así lo forma y le marca un trabajo o actividad para su realización y disfrute: 'Así que el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto de Edén para que lo cultivara y guardara'. (Gn. 2, 13).
      Y el hombre inició su andadura bajo la complacida mirada de Dios y  adornado con los dones preternaturales que su Creador le otorgó: la inmortalidad, la sabiduría, la ausencia del dolor y de la enfermedad y un considerable etcétera. Así vemos que 'el hombre fue poniendo nombre a todos los ganados, a todas las aves del cielo y a todas las bestias salvajes, pero no encontró una ayuda adecuada para sí'. (Gn. 2, 20).
CREACIÓN DE EVA.-MIGUEL ANGEL BUONARROTTI.-RENACIMIENTO
      Siempre pendiente del hombre, Dios no podía permanecer impasible ante ese descubrimiento de Adán y 'entonces el Señor Dios hizo caer al hombre en un letargo y mientras dormía le sacó una costilla y llenó el hueco con carne. Después, de la costilla que había sacado al hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre. Entonces éste exclamó: -Ahora sí. Esto es hueso de mis huesos y carne de mi carne; por eso se llamará varona, porque del varón ha sido sacada'. (Gn. 2, 21-23).
      Parecía que la obra de Dios estaba finalizada, pero no fue así, porque Él no se contenta entregando unos dones solamente. Desea el esfuerzo personal, el buen uso de lo que habían recibido así como la colaboración con Él. Para ello les sometió a una prueba de acatamiento de lo que deseaba de ellos: 'Y dio al hombre este mandato: -Puedes comer de todos los árboles del huerto, pero no comas del árbol del conocimiento del bien y del mal, porque si comes de él morirás sin remedio'. (Gn. 2, 16-17).
TENTACIÓN Y CAÍDA.-TINTORETTO.-MANIERISMO
      Empezó a funcionar bien, pero 'la serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que había hecho el Señor Dios. Fue y dijo a la mujer: -¿Así que Dios os ha dicho que no comáis de ninguno de los árboles del huerto? La mujer respondió a la serpiente: -¡No! Podemos comer de los frutos de los árboles del huerto; sólo nos ha prohibido, bajo pena de muerte, comer o tocar el fruto del árbol que está en centro del huerto. -¡No moriréis! Lo que pasa es que Dios sabe que en el momento en que comáis se abrirán vuestros ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal'. (Gn. 3, 1-5).
      He preferido poner todo el proceso porque posiblemente lo emplearé en la siguiente entrada para establecer unas comparaciones que nos mostrarán la actuación y la relación del Creador con su criatura el género humano a lo largo de los siglos. Si sabemos tener ojos para verlo y corazón para sentirlo veremos que es preciosa. El resto de la historia me parece que es sobradamente conocido y, de momento, lo voy a obviar. Si luego lo necesitara ya volvería nuevamente a él.
MUJER DEL APOCALIPSIS
      Con el protoevangelio contenido en el Génesis ya da a entender que el ser humano, a pesar de la desobediencia, no queda abandonado a sus propias fuerzas únicamente: 'Entonces el Señor Dios dijo a la serpiente: -Por haber hecho eso serás maldita entre todos los animales y entre todas las bestias del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; él te herirá en la cabeza, pero tú sólo herirás su talón'. (Gn. 3, 14-15). Ya conocemos que Dios continúa estando con él y ha ido preparándolo para un camino de muchos siglos de andadura, conocido como Historia de la Salvación, que culminará con la vida y obra de Jesús de Nazaret.
      Continuaremos analizando este tema en sucesivas entradas.
     Que Dios Creador y la Mujer que dio a luz al Salvador de la Humanidad, nos den su bendición y protección.
NACIMIENTO DE CRISTO

viernes, 4 de noviembre de 2016

¿Cielo? ¿Reino? ¿Universo? (y V)

      No sé si a los Santos Padres de la Iglesia les ocurrió algo parecido, aunque obviamente fue en otro tiempo y en otras circunstancias, pero llegaron a conclusiones muy interesante. Fíjense:
      'Los hombres, pues, verán a Dios y vivirán, ya que esta visión los hará inmortales, al hacer que lleguen hasta la posesión de Dios. Esto, como dije antes, lo anunciaban ya los profetas de un modo velado, a saber, que verán a Dios los que son portadores de su Espíritu y esperan continuamente su venida. Como dice Moisés en el Deuteronomio, aquel día veremos que puede Dios  hablar a un hombre y seguir éste con vida'. (SAN IRENEO. Tratado sobre las herejías, 4, 20.)
      Y así es. El cielo es fundamentalmente ver y estar con Dios y hacer de nuestra adoración un acto perfecto de oración. Ciertamente que mientras permanezcamos aquí, tenemos la Santa Misa, el Sacrificio por excelencia, pero ¿sabemos realmente qué es y lo que allí se realiza? ¿Sabemos qué estamos haciendo cuando decimos 'Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo...'? Pienso que no, porque si se conociera, además de temblar de emoción y agradecimiento, no pasarían las persona a comulgar sin guardar el ayuno eucarístico que la Iglesia propone, por ejemplo, o pasar mucha parte de la Santa Misa hablando con el vecino o vecina del banco donde estamos sentados.
ADORACIÓN DEL NOMBRE DE DIOS.-GOYA.-NEOCLASICISMO
      Scott Hahn, profesor de Teología y Escritura en la Universidad Franciscana de Steubenville, en Ohío, EEUU, tiene lo que podríamos llamar una definición del cielo en el título de uno de sus libros: 'La cena del Cordero. La Misa, el Cielo en la tierra'. Un título acertadísimo desde mi punto de vista. A lo largo de su contenido va explicando la Santa Misa desde el Evangelio y desde el Apocalipsis, ambos de San Juan. Como les he comentado en diversas ocasiones, he leído, estudiado y orado en muchos libros, pero en éste sobre la Santa Misa, precisamente por su sencillez y profundidad, se han llenado muchas de las lagunas que tenía. 
      ¿Qué podríamos decir de este pensamiento? 'Debemos pensar y meditar que hemos renunciado al mundo y que, mientras vivimos en él, somos como extranjeros y peregrinos. Deseamos con ardor aquel día en que se nos asignará nuestro propio domicilio, en que se nos restituirá al Paraíso y al Reino,...El que está lejos de su patria es natural que tenga prisa por volver a ella. Para nosotros nuestra patria es el paraíso. Allí nos espera un gran número de seres queridos, allí nos aguarda el numeroso grupo de nuestros padres, hermanos e hijos, seguros ya de su suerte, pero solícitos aún de la nuestra'. (SAN CIPRIANO. Tratado sobre la muerte).
SANTO, SANTO, SANTO
      San Juan Crisóstomo ahonda todavía más en un aspecto del cielo verdaderamente importante y trascendente. Fijémonos lo que dice: 'Y por encima de todo ello, el trato y goce sempiterno de Cristo, de los ángeles,...todos perpetuamente en un sentir común, sin temor a Satanás ni a las acechanzas del demonio ni a las amenazas del infierno o de la muerte'. (SAN JUAN CRISÓSTOMO. Epístola a Teodoro).
      Anteriormente he comentado que Jesús, a lo largo de su vida pública, hace varias menciones a la vida futura en su Reino, pero en el Apocalipsis se va manifestando a través de las visiones de Juan algo de lo que será el Reino y cómo estarán los que hayan permanecidos fieles a Dios. 'Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y el mar no existía ya. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo del lado de Dios, ataviada como una esposa que se engalana para su esposo'. (Ap. 21, 1-2). Es impresionante. No sé cómo quedaría Juan al contemplar aquella visión, pero estoy convencido que la realidad de lo que nosotros contemplaremos si abrimos de par en par las puertas de nuestra vida y de nuestra alma a Jesucristo, será mucho mayor, porque 'ni ojo vio ni  oído oyó, lo que Dios tiene preparado a los que le aman'. (I Cor. 2, 9).

      En cuanto a nosotros pienso que no estaremos de brazos cruzados, porque solamente adorando a Dios y venerando a su Santísima Madre la Virgen, ya tendremos actividades, pero eso sí: nuestra adoración ya será perfecta. Infinitamente mayor que nuestra adoración a Dios en la actualidad. Y más cosas que dice Dios: 'Ya no tendrán hambre, ni tendrán ya más sed, ni caerá sobre ellos el sol ni ardor alguno, porque el Cordero, que está en medio del trono, los apacentará y los guiará a las fuentes de agua de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos'. (Ap. 7, 16-17).
      Analizando los Evangelios, los mensajes de de Jesús, el Apocalipsis, entiendo las ganas de morir que tenía Santa Teresa de Jesús, según manifiesta en un poema: 'Vivo sin vivir en mí,y de tal manera espero, que muero porque no muero'.

      Pienso que vale la pena sufrir un poco en este mundo. A fin de cuentas el dolor es una manera de unirnos a los dolores de Cristo en la Pasión y en la Cruz. La recompensa lo merece. Jesucristo no nos dejará solos en ningún momento y la intercesión de nuestra Madre la Virgen ante Dios es muy poderosa.
      Finalizo con un párrafo del libro 'La cena del Cordero. La Misa, el cielo en la tierra', de Scott Hahn: 
      'Fuimos hechos como criaturas en la tierra, pero fuimos hechos para el cielo, nada menos. Fuimos hechos en el tiempo, como Adán y Eva, pero no para permanecer en un paraíso terrenal, sino para ser llevados a la vida eterna de Dios mismo. Ahora, el cielo ha sido desvelado para nosotros con la muerte y resurrección de Jesucristo. Ahora, se da la Comunión para la que Dios nos ha creado. Ahora, el cielo toca la tierra y te espera. Jesucristo mismo te dice: 'mira, estoy a la puerta y llamo; si alguno escucha mi voz y abre la puerta , entraré a él  y comeré con él, y él conmigo'. (Ap. 3, 20).

      La puerta se abre ahora a la cena nupcial del Cordero'.
      Que Nuestra Señora de la Consolación y su divino Hijo nos bendigan y acompañen siempre.