O Novísimos. De las dos maneras se les llama. Después de terminar el comentario al contenido de los puntos finales del Credo y acabar diciendo que creemos 'en la resurrección de los muertos y en la Vida Eterna', parece de obligado cumplimiento tratar el contenido de lo que hay incluido en ese final por dos razones.
La primera, porque al hablar de esos puntos finales del Credo hay que referirse necesariamente a la muerte, óbito, fallecimiento (démosle el nombre que queramos) de cualquier persona, independientemente de los años que haya vivido. Ese es el momento que finaliza el funcionamiento de nuestro organismo y, por consiguiente, de la vida en este mundo. Es algo que por todos está admitido como algo irremediable ya que que diariamente se está demostrando su existencia por la evidencia cotidiana de que cada día del año muere alguien.
La muerte, al encerrar en sí misma un matiz aparentemente tétrico, que equívocamente produce un cierto miedo o temor al dejar traslucir la presencia de un 'más allá' del que apenas sabemos nada, casi tenemos el deber de bucear en su interior desde el aspecto positivo que tiene, que no es poco, buscando despertar en cada uno de nosotros una fuerte esperanza en ese 'más allá' desde el fundamento de la fe y del Amor que Dios nos tiene.
LA MUERTE.-EL BOSCO.-GÓTICO
La segunda razón viene dada porque los respeto humanos personales y las corrientes laicistas que vivimos en el mundo de hoy, incluido el afán de determinadas personas y estamentos que niegan una Vida posterior, así como los valores que sustentan su consecución, nos van apartando cada vez más del sentido trascendente e inmortal que tenemos los seres humanos. O al menos lo intentan.
Sí, amigos. Estamos destinados a la Eternidad mal que les pese a quienes quieran negarlo. Dios, autor de la Creación y por consiguiente del género humano, nos tenía destinados a ella después de pasar una etapa más o menos larga o breve en este planeta creado para albergar su proyecto de felicidad en los hombres y mujeres, desde la primera pareja inicial hasta el final de este período, digamos de prueba o de conocimiento y trato con su Creador. La muerte NO entraba en los planes de Dios ni tampoco la desobediencia hacia Él, ni el sufrimiento o cuanto se pudiese oponer a su proyecto de vida.
Pero Dios también quiso que esa felicidad se la ganasen a pulso aquellos primeros seres humanos para que con su esfuerzo, obediencia y acatamiento consiguiesen el premio que su Creador les tenía preparado. La Creación entera se inclinaba ante la luminosa belleza de aquella primera pareja humana recién creada. Dios se recreaba paseando con ellos en aquel Edén y tanto la confianza como la naturalidad en el trato era mutuo. En uno de esos paseos llegó el momento vital y trascendente de conocer su lealtad y fidelidad hacia Quien tantas esperanzas había puesto en ellos: 'Así que el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto de Edén para que lo cultivara y lo guardara. Y dio al hombre este mandato: -Puedes comer de todos los árboles del huerto; pero no comas del árbol del conocimiento del bien y del mal, porque si comes de él morirás sin remedio'. (Gén. 2, 15-16).
Podemos comprobar, como he dicho más arriba, que la muerte no existía entonces. Ni tampoco conocían lo que realmente significaba y contenía en sí mismo ese concepto. La palabra 'muerte' no les decía nada en absoluto y por eso hubo quien falazmente les explicó un significado falso, como padre de la mentira que era y lo sigue siendo en la actualidad. Primero plantea a Eva (divide y vencerás, por eso no les dijo nada a los dos conjuntamente) que Dios les ha prohibido comer de todos los árboles, y cuando Eva, incautamente, le expone la verdad, viene la andanada diabólica bajo la apariencia de un 'sano y amistoso' consejo: '¡No moriréis! Lo que pasa es que Dios sabe que en el momento que comáis se abrirán vuestros ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal'. Gén. 3, 4-5).
Hasta ahí tenemos la exposición de 'sanas razones' y falsos argumentos expuestos por la serpiente. Realmente Eva no tenía razones para pensar en la maldad de aquel animal que formaba parte, como ella, de la Creación de Dios. Ni tampoco de imaginar quién le hablaba realmente. Pero le faltó pensar, razonar y valorar el discurso de Dios y el de la serpiente, establecer una escala de valores y dilucidar en su elección quién estaba en primer lugar; si el Creador o la criatura.
TENTACIÓN DE ADÁN Y EVA.-MASOLINO DA PANICALE.-RENACIMIENTO
'La mujer se dio cuenta entonces de que el árbol era bueno para comer, hermoso de ve y deseable para adquirir sabiduría. así que tomó de su fruto y comió; se lo dio también a su marido, que estaba junto a ella, y él también comió. Entonces se les abrieron los ojos, se dieron cuenta de que estaban desnudos, entrelazaron hojas de higuera y se hicieron unos ceñidores'. (Gén. 3, 6-7).
Ya no había solución. Ahora había que enfrentarse a las consecuencias. El objetivo de la serpiente estaba conseguido, pero su 'hazaña' también iba a tener su 'premio'. 'Oyeron después los pasos del Señor Dios que se paseaba por el huerto al fresco de la tarde, y el hombre y la mujer se escondieron de su vista entre los árboles del huerto'. (Gén. 3, 8).
EVA OFRECE EL FRUTO PROHIBIDO A SU MARIDO.-TINTORETTO.-MANIERISMO
Conocemos bien el diálogo que siguió , con ellos y con la serpiente, a quien maldijo. Era lógico, ya que había desbaratado el proyecto inicial divino. Pero Él tenía, tiene y tendrá siempre infinitos recursos para reconducir situaciones. Y no resignándose a perder esa obra que con tanto mimo y esperanza había creado, ciertamente los expulsó del paraíso, pero no los dejó solos en ningún momento. No los abandonó. Y se lo dejó muy claro a la serpiente: 'Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; él te herirá en la cabeza, pero tú sólo herirás su talón'. (Gén. 3, 15). Esto es lo que conocemos como la primera promesa mesiánica.
EXPULSIÓN DEL PARAÍSO.-HENDRICK FRANS VERBRUGGEN.-BARROCO
En este relato está expuesto el origen de estos cuatro contenidos de las Postrimerías de las personas. Ahora se irá analizando cada uno de ellos en distintas entradas.
En estos momentos debemos disponernos a vivir en los días que seguirán, el Memorial de la realización de aquella primera Promesa Redentora del género humano. Ante nosotros se van a exponer todos aquellos sucesos que vivió el Enviado del Padre para redimirnos de aquella desobediencia por la que vino el pecado y la muerte. Veremos a Jesús de Nazaret en esos momento cruciales vividos como hombre y como Dios por Amor absoluto hacia los hombres y mujeres de todos los tiempos. En su núcleo, el Triduo Pascual, contemplaremos nuestra salvación si queremos seguir a Quien lo dio todo por nosotros.
Que Jesucristo Redentor y su Santísima Madre Nuestra Señora de la Redención, nos bendigan y ayuden en nuestro camino hacia el Padre.
NUESTRA SEÑORA DE LA REDENCIÓN.-FRANCESCO COZZA.-BARROCO
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