miércoles, 14 de noviembre de 2012

…muerto… (II)

BARTOLOMÉ BERMEJO.-GÓTICO


Parecía que a Jesús el esfuerzo realizado para lanzar el mensaje a su Madre y a Juan le había agotado más aún si cabe. Quedó sumido en nuevo silencio interrumpido solamente por algún suspiro o un inevitable quejido. María y Juan especialmente estaban asumiendo la nueva labor que tendrían después. El discípulo, aun queriendo pensar en su labor de acogida a la Madre del Maestro, no podía. Su pensamiento se centraba únicamente en su amigo y confidente y su pensamiento fue, sin pretenderlo, al momento de posar su cabeza en el hombro de Jesús, en la Cena de despedida que vivieron poco antes. Él lleno de vida y ahora…

ÚLTIMA CENA.-GHIRLANDAIO.-RENACIMIENTO
No pudo seguir con sus pensamientos. Los interrumpió un grito terrible, desgarrador, surgido de la reseca garganta de Jesús: ‘Eloí. ¡Eloí! ¿Lemá sabaktaní? (que quiere decir: Dios mío, ¡Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?)’ (Mc. 15, 34). Era la manifestación de su terrible soledad  humana saliendo desde lo hondo de su dolor. La Madre, no queriendo que se sintiese así e intentando mitigar su soledad, nuevamente se aferró a la cruz abrazando los pies de su Hijo como si quisiera transmitirle que ni ella lo abandonaba ni tampoco el Padre.

ROBERT CAMPIN.-GÓTICO

‘Poco después de de las tres el cielo empezó a abrirse, la luna fue alejándose del sol, éste apareció despojado de sus rayos y envuelto en jirones de niebla roja; poco a poco comenzó a brillar de nuevo y las estrellas desaparecieron. Sin embargo el cielo seguía cubierto. Los enemigos de Jesús fueron recobrando su arrogancia a medida que la luz volvía. Cuando dijeron ‘llama a Elías’, el centurión  les mandó callar’. (BEATA ANA CATALINA EMERICH. ‘La amarga Pasión de Cristo’).

KIRK RICHARDS.-S. XX
 Un nuevo silencio envolvió la escena nuevamente, si bien se rompía esporádicamente por los sollozos y gemidos de las mujeres que acompañaban al Redentor. El Crucificado abrió sus ojos mirando a cuantos le rodeaban y ‘después Jesús, sabiendo que todo se había cumplido, para que también se cumpliese la Escritura, exclamó: -Tengo sed. Había allí una jarra con vinagre. Los soldados colocaron en la punta de una  caña una esponja empapada en el vinagre y se la acercaron a la boca. Jesús gustó el vinagre y dijo: -Todo está cumplido’. (Jn. 19, 28-30).

TENGO SED.-JAMES TISSOT.-S. XIX
‘La hora de Nuestro Señor había llegado: la agonía había comenzado, y un sudor frío cubrió sus miembros. Juan estaba al pie de la cruz y limpiaba los pies de Jesús con un paño. Magdalena, rota de dolor, se apoyaba contra la cruz por la parte de atrás. La Virgen Santísima estaba de pie, entre Jesús y el buen ladrón, sostenida por Salomé y María de Cleofás levantaba los ojos hacia su Hijo agonizante.’ (BEATA ANA CATALINA EMERICH. ‘La amarga Pasión de Cristo’).

CONSUMATUM EST.-JAMES TISSOT.-S. XIX
‘Era ya como la hora de sexta y las tinieblas cubrieron toda la tierra hasta la hora de nona.  El sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por medio. Entonces Jesús lanzó un grito y dijo: -Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu. (Lc. 23, 44-46).

VASILI NESTERENKO.-S. XX
'La cortina del templo se rasgó de arriba abajo en dos partes, la tierra tembló y las rocas se resquebrajaron; se abrieron los sepulcros y muchos santos que habían muerto resucitaron, salieron de los sepulcros y, después de que Jesús resucitó, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos'. (Mt. 27,52-53).

APARICIÓN DE MUERTOS EN EL TEMPLO.-JAMES TISSOT.-S. XIX
‘Como era el día de la preparación de la fiesta de pascua, los judíos no querían que los cuerpos quedaran en la cruz aquel sábado, ya que aquel día se celebraba una fiesta muy solemne. Por eso pidieron a Pilatos que ordenara romper las piernas a los crucificados y que los quitaran de la cruz.

Los soldados rompieron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús. Cuando se acercaron a Jesús, se dieron cuenta de que ya había muerto; por eso no le rompieron las piernas. Pero un o de los soldados le abrió el costado con una lanza y, al punto, brotó de su costado sangre y agua’. (Jn. 19, 31-34).

LA LANZADA EN EL COSTADO DE CRISTO .  PABLO PEDRO RUBENS.-BARROCO
 El centurión, y los que estaban con él custodiando a Jesús, al ver el terremoto y todo lo que pasaba, se llenaron de miedo y decían: -Verdaderamente éste era Hijo de Dios.

CONFESIÓN DE LONGINOS.-JAMES TISSOT.-S.XIX
Muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para asistirlo, contemplaban la escena desde lejos. Entre ellas estaban, María Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos’. (Mt. 27, 51-56).

SANTÍSIMA TRINIDAD.-TINTORETTO.-MANIERISMO
Ahora ya les dejo con la contemplación del Crucificado acogido por el Padre y el Espíritu Santo, y su Madre, también nuestra. Que ellos nos bendigan y asistan en nuestro peregrinar.

NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS