BARTOLOMÉ BERMEJO.-GÓTICO |
Parecía que a
Jesús el esfuerzo realizado para lanzar el mensaje a su Madre y a Juan le había
agotado más aún si cabe. Quedó sumido en nuevo silencio interrumpido solamente
por algún suspiro o un inevitable quejido. María y Juan especialmente estaban
asumiendo la nueva labor que tendrían después. El discípulo, aun queriendo
pensar en su labor de acogida a la Madre del Maestro, no podía. Su pensamiento
se centraba únicamente en su amigo y confidente y su pensamiento fue, sin
pretenderlo, al momento de posar su cabeza en el hombro de Jesús, en la Cena de
despedida que vivieron poco antes. Él lleno de vida y ahora…
ÚLTIMA CENA.-GHIRLANDAIO.-RENACIMIENTO |
No pudo
seguir con sus pensamientos. Los interrumpió un grito terrible, desgarrador,
surgido de la reseca garganta de Jesús: ‘Eloí. ¡Eloí! ¿Lemá sabaktaní? (que
quiere decir: Dios mío, ¡Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?)’ (Mc. 15, 34).
Era la manifestación de su terrible soledad humana saliendo desde lo hondo de su dolor. La
Madre, no queriendo que se sintiese así e intentando mitigar su soledad,
nuevamente se aferró a la cruz abrazando los pies de su Hijo como si quisiera
transmitirle que ni ella lo abandonaba ni tampoco el Padre.
ROBERT CAMPIN.-GÓTICO
‘Poco después
de de las tres el cielo empezó a abrirse, la luna fue alejándose del sol, éste
apareció despojado de sus rayos y envuelto en jirones de niebla roja; poco a
poco comenzó a brillar de nuevo y las estrellas desaparecieron. Sin embargo el
cielo seguía cubierto. Los enemigos de Jesús fueron recobrando su arrogancia a
medida que la luz volvía. Cuando dijeron ‘llama a Elías’, el centurión les mandó callar’. (BEATA ANA CATALINA
EMERICH. ‘La amarga Pasión de Cristo’).
KIRK RICHARDS.-S. XX |
Un nuevo silencio envolvió la escena
nuevamente, si bien se rompía esporádicamente por los sollozos y gemidos de las
mujeres que acompañaban al Redentor. El Crucificado abrió sus ojos mirando a
cuantos le rodeaban y ‘después Jesús, sabiendo que todo se había cumplido, para
que también se cumpliese la Escritura, exclamó: -Tengo sed. Había allí una jarra
con vinagre. Los soldados colocaron en la punta de una caña una esponja empapada en el vinagre y se
la acercaron a la boca. Jesús gustó el vinagre y dijo: -Todo está cumplido’.
(Jn. 19, 28-30).
TENGO SED.-JAMES TISSOT.-S. XIX |
‘La hora de
Nuestro Señor había llegado: la agonía había comenzado, y un sudor frío cubrió
sus miembros. Juan estaba al pie de la cruz y limpiaba los pies de Jesús con un
paño. Magdalena, rota de dolor, se apoyaba contra la cruz por la parte de
atrás. La Virgen Santísima estaba de pie, entre Jesús y el buen ladrón,
sostenida por Salomé y María de Cleofás levantaba los ojos hacia su Hijo
agonizante.’ (BEATA ANA CATALINA EMERICH. ‘La amarga Pasión de Cristo’).
CONSUMATUM EST.-JAMES TISSOT.-S. XIX |
‘Era ya como
la hora de sexta y las tinieblas cubrieron toda la tierra hasta la hora de
nona. El sol se oscureció, y el velo del
templo se rasgó por medio. Entonces Jesús lanzó un grito y dijo: -Padre, a tus
manos encomiendo mi espíritu. (Lc. 23, 44-46).
VASILI NESTERENKO.-S. XX |
'La cortina del templo se rasgó de arriba abajo en dos partes, la tierra
tembló y las rocas se resquebrajaron; se abrieron los sepulcros y muchos santos
que habían muerto resucitaron, salieron de los sepulcros y, después de que
Jesús resucitó, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos'. (Mt. 27,52-53).
APARICIÓN DE MUERTOS EN EL TEMPLO.-JAMES TISSOT.-S. XIX |
‘Como era el
día de la preparación de la fiesta de pascua, los judíos no querían que los
cuerpos quedaran en la cruz aquel sábado, ya que aquel día se celebraba una
fiesta muy solemne. Por eso pidieron a Pilatos que ordenara romper las piernas
a los crucificados y que los quitaran de la cruz.
Los soldados
rompieron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús. Cuando
se acercaron a Jesús, se dieron cuenta de que ya había muerto; por eso no le
rompieron las piernas. Pero un o de los soldados le abrió el costado con una
lanza y, al punto, brotó de su costado sangre y agua’. (Jn. 19, 31-34).
LA LANZADA EN EL COSTADO DE CRISTO . PABLO PEDRO RUBENS.-BARROCO |
El centurión, y los que estaban con él
custodiando a Jesús, al ver el terremoto y todo lo que pasaba, se llenaron de
miedo y decían: -Verdaderamente éste era Hijo de Dios.
CONFESIÓN DE LONGINOS.-JAMES TISSOT.-S.XIX |
Muchas
mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para asistirlo, contemplaban
la escena desde lejos. Entre ellas estaban, María Magdalena y María, la madre
de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos’. (Mt. 27, 51-56).
SANTÍSIMA TRINIDAD.-TINTORETTO.-MANIERISMO |
Ahora ya les
dejo con la contemplación del Crucificado acogido por el Padre y el Espíritu
Santo, y su Madre, también nuestra. Que ellos nos bendigan y asistan en nuestro
peregrinar.
NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS |
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