domingo, 2 de diciembre de 2012

...y sepultado

PEDRO MACHUCA.-RENACIMIENTO


Sí. Ya estaba todo consumado. La misión para la que había nacido y tomado la naturaleza humana había concluido. ¿Concluido? No realmente, pero no adelantemos acontecimientos y centrémonos en este tristísimo momento fundamentalmente para María, su madre, y también para cuantos le acompañaron, compartieron su vida y fueron testigos directos de su predicación, en este momento culminante.

 Cuando pronunció su desgarrador ‘¡Padre! A tus manos encomiendo mi espíritu’ (Lc, 23, 46), todos se abrazaron a su Madre haciéndose un solo sentimiento, un solo dolor con ella. Pero ¿cuáles eran realmente los sentimientos que tendría? ¿Qué cosas pasarían realmente por su mente y por su corazón? No lo sabemos ni lo sabremos nunca. Eso es su intimidad. Eso es la indescriptibilidad del dolor y el desgarro humanos. Eso era solamente de ella.

PEDRO PABLO RUBENS.-BARROCO
Los acontecimientos se precipitaron. ‘Los judíos, como era el día de la Parasceve, para que no quedasen los cuerpos en la cruz el día de sábado, por ser día grande aquel sábado, rogaron a Pilato que les rompiesen las piernas y los quitasen’. (Jn. 19, 31). Era la víspera de la Pascua. La Ley declaraba maldito el cadáver del reo que contaminaba la tierra. Por lo tanto había que quitarlo de la cruz al ponerse el sol, máxime siendo la mayor de las fiestas judías la que iban a celebrar el día siguiente. Pero aun así, era un suplicio añadido horrible.

La entrada anterior finalizaba en la cruel e innecesaria lanzada del soldado romano en el costado de Nuestro Señor, que acaso hiciera gemir a la Virgen desde su desconsuelo. Jesús estaba clarísimamente muerto ya después de todo lo sufrido. ¿Era necesario ese ensañamiento? Siguiendo desde ese momento reanudamos la escena partiendo de un hecho absolutamente lógico y necesario: había que bajar a Jesús de la cruz. Desclavarlo. Liberarlo. Veamos cómo nos lo narra Santa Catalina Emmerich, si bien voy a suprimir algunos textos para no hacer excesivamente larga la explicación. Pondré lo que me parece fundamental:

CHARLES LE BRUN.-BARROCO
‘La Santísima Virgen y María Magdalena esperaban sentadas al pie de la cruz, a la derecha, entre la cruz de Dimas y la de Jesús; las otras mujeres estaban ocupadas en preparar los paños, los aromas, el agua, las esponjas y las vasijas….Nicodemo y José apoyaron las escaleras en la parte de atrás de la cruz y subieron con unos lienzos; ataron el cuerpo de Jesús por debajo de los brazos y de las rodillas al tronco de la cruz con las piezas de lino y fijaron asimismo los brazos por las muñecas.

VAN DER WEYDEN, Rogier .-GÓTICO
Entonces fueron sacando los clavos, martilleándolos por detrás. Las manos de Jesús no se movieron mucho a pesar de los golpes y los clavos salieron fácilmente de las llagas, que se habían abierto enormemente debido al peso del cuerpo. La parte inferior del cuerpo, que al expirar Nuestro Señor había quedado cargado sobre las rodillas, reposaba en su posición natural sostenida por una sábana atada a los brazos de la cruz….

CORREGGIO.-RENACIMIENTO
Cuando los tres hombres bajaron del todo el sagrado cuerpo, lo envolvieron, desde las rodillas a la cintura, y lo depositaron en los brazos de su Madre, que los tenía extendidos hacia el Hijo, rebosante de dolor y de amor’.  (BEATA ANA CATALINA EMMERICH. ‘La Amarga Pasión de Cristo’)

PIETÁ.-ADOLPHE BOUGUEREAU.-CLASICISMO
Hay una cosa que me ha estremecido. Jamás se me había ocurrido pensar lo que lógicamente debió ser como nos dice Santa Ana Catalina: ‘y los clavos salieron fácilmente de las llagas, que se habían abierto enormemente debido al peso del cuerpo.’ Ese desgarro debió producirse cuando todavía estaba vivo. Debió ser horrible. Y todo eso por nosotros. Por cada uno. Es para pararse a pensar, a meditar, cuánto le debemos… Eso también es para pensarlo al rezar el Credo. Ya vemos que realmente va mucho más allá, infinitamente más allá, de ser una simple oración que continuamente rezamos desde nuestro corazón.

ENTIERRO DE CRISTO.-JUAN DE JUNI.-RENACIMIENTO
Ella lo parió lleno de vida, hacía muchos años ya, en Belén, cuya conmemoración estamos preparando desde este tiempo litúrgico del Adviento. Pero ahora se lo devolvían con un cuerpo muerto, testigo de las salvajes torturas a las que había sido sometido. No. No había consuelo posible para ella. Permanecía unida a su Hijo en un interminable abrazo e innumerables besos cubrían la frialdad del cuerpo filial. Eran vanas las palabras consoladoras que le pudieran dirigir las otras mujeres y amigas que compartían su dolor. No lo mitigaban. Era absolutamente imposible. Era el momento del llanto y del dolor de la Madre y de la Creación entera.

LAMENTO POR LA MUERTE DE CRISTO.-RUBENS.-BARROCO
Pero la triste realidad se imponía. Había que lavar el cadáver para llevarlo a la sepultura que José de Arimatea tenía preparada para él mismo, según conocemos por el propio Mateo. ‘Él, tomando el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en su propio sepulcro, del todo nuevo, que había sido excavado en la peña’. (Mt.27, 59-60).

SEBASTIANO CONCA.-BARROCO
Le quitaron la corona de espinas con sumo cuidado y cariño procediendo a continuación a lavarle la sangre, ya seca, de las numerosas heridas que tenía. Y ‘llegó Nicodemo, el mismo que había venido a Él de noche al principio, y trajo una mezcla de mirra y áloe, como unas cien libras. Tomaron pues, el cuerpo de Jesús y lo fajaron con vendas y aromas, según es costumbre sepultar entre los judíos’. (Jn. 19, 39-40).

PETER PAUL RUBENS.-BARROCO
‘Cuando la Virgen hubo ungido todas las heridas, envolvió la cabeza de Nuestro Señor con paños, mas no cubrió todavía la cara; cerró los ojos entreabiertos de Jesús y dejó reposar la manos sobre ellos algún tiempo. Cerró también su boca, abrazó el sagrado cuerpo de su Hijo y dejó caer su cara sobre la de Jesús. José y Nicodemo llevaban un rato esperando en respetuosos silencio cuando Juan, acercándose a la Santísima Virgen, le pidió que dejase que se llevaran a su Hijo para que pudieran acabarlo de embalsamar, porque se acercaba el sábado’. (BEATA ANA CATALINA EMMERICH. ‘La Amarga Pasión de Cristo’)

ENTIERRO DE CRISTO.-JAMES TISSOT.-S. XIX
Así, partió una breve comitiva, básicamente formada por mujeres. Nicodemo y José de Arimatea lo sujetaban por delante. Juan y un soldado, acaso el centurión converso, por detrás, en dirección al sepulcro, donde lo depositaron sobre una losa cubierta con una sábana.  ‘María Magdalena y María la de José miraban dónde se le ponía’ (Mt. 16, 47). Una vez finalizado el embalsamamiento y estando próximo ya el comienzo de la Pascua, corrieron la gruesa y pesada piedra que cerraba el sepulcro y marcharon a sus casas. ‘Durante el sábado estuvieron quietas por causa del precepto’ (Lc. 23, 56), pero los enemigos de  Jesús no descansaban ni aun sabiéndolo muerto.

CRISTO MUERTO.-ANDREA MANTEGNA.-RENACIMIENTO
‘Al otro día, que era el siguiente a la Pascua, reunidos los príncipes de los sacerdotes y los fariseos ante Pilato, le dijeron: -Señor, recordamos que ese impostor, vivo aún, dijo: -Después de tres días resucitaré. Manda, pues, guardar el sepulcro hasta el día tercero, no sea que vengan sus discípulos, le roben y digan al pueblo: -Ha resucitado de entre los muertos. Y será la última impostura peor que la primera. Díjoles Pilato: -Ahí tenéis la guardia; id y guardadlo como vosotros sabéis. Ellos fueron y pusieron guardia al sepulcro después de haber sellado la piedra’. (Mt. 27, 62-66)

VIGILANDO EL SEPULCRO.-James Tissot.-S. XIX
El camino de regreso para la Madre y amigos de Jesús fue distinto del que otras veces habían hecho por motivos distintos. Sus cuerpos iban encorados, como encogidos, por el peso de la pena y los sufrimientos. No terminaban de asumir esta increíble tragedia y todo les parecía un sinsentido, un absurdo. ¿Por qué? ¿Por qué le tenía que haber pasado esto a su Hijo y amigo? Eran Unos interrogantes sin respuesta. Al menos en ese momento. Después…ya tendrían cumplida respuesta, pero de momento era la desolación la que campaba en sus corazones, especialmente en el de la Madre.

VUELTA DEL CALVARIO.-Herbert Schmalz.-PRERRAFAELISMO
Ese sentimiento tan hondo en la Madre es lo que ha llevado a la piedad popular del pueblo cristiano, seguido de la piedad que despierta en nosotros como Madre nuestra, que la veneremos con la advocación de Nuestra Señora de los Dolores, la Dolorosa. Con ella y su Hijo, Nuestro Rey y Señor, les dejo. Que ellos nos bendigan.

NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES

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