viernes, 21 de diciembre de 2012

Descendió ¿a los infiernos?

DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS.-ANDREA DA FIRENZE.-GÓTICO

No, no. No es que dudo de lo que dice el credo. No es eso. Es que con ese nombre, infiernos, podría darse alguna confusión con ‘el infierno’, lugar (por decirlo de alguna manera) donde irán toda una eternidad cuantos han prescindido de Dios, le han ignorado e incluso le han combatido. Cuantos han organizado su vida terrena al margen de la Ley Natural, al margen de Jesucristo, la Palabra hecha hombre como cualquiera de nosotros, menos en el pecado, si no es que en un momento de reflexión dan un vuelco a su vida y la transforman en una vida junto a Dios, trabajando codo a codo con Él y muriendo junto a Él, como ha ocurrido en tantas ocasiones.



Venid, pues, dice El Señor; y razonemos juntos: Aunque vuestros pecados sean como escarlata, blanquearán como la nieve serán emblanquecidos, aunque sean rojos como púrpura quedarán como la lana’ (Is. 1,18) . Esto es lo que nos dice Isaías de parte de Dios. A esto es a lo que me refiero al nombrar el vuelco que muchos han dado a sus vidas cuando han sido capaces (sin duda con la ayuda del Espíritu Divino) de comprender quién es realmente Dios en nuestras vidas.


Tenemos las personas un serio problema cuando tenemos que referirnos a Dios, a sus actitudes, a su forma de ser,…¿Qué sabemos? Por mucha Teología que sepamos, siempre nos quedaremos cortos como seres finitos que somos y tremendamente limitados. 

 DUCCIO DI BUONINSEGNA.-GÓTICO

Empleamos (no tenemos otra herramienta) un vocabulario humano, a todas luces insuficiente para referirnos a la realidad de Dios, a quien conocemos por sus manifestaciones y, últimamente, por medio de su Hijo Jesucristo cuando compartió nuestra existencia para el rescate nuestro del pecado.



Por favor. No piensen, ni por asomo, que pretendo enseñar nada a nadie. Al contrario. Tengo mucho que aprender. Pero de alguna manera tengo que referirme a la diferencia, infinitamente abismal, entre esos dos conceptos de ‘infierno’: el de los condenados (‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.…Mt. 25, 41).



Y este ese otro ‘lugar’, o ‘infierno’ (algunos autores se refieren a él como ‘el limbo’), donde estaban las almas de los justos esperando la Redención para gozar eternamente de la visión de Dios y adorarlo en plenitud y perfección. Para siempre. Para la ETERNIDAD. (‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo’. Mt. 25, 34). La Iglesia, Madre y Maestra, nos explica en su Catecismo:




#633. La Escritura llama infiernos, sheol, o hades (cf. Flp 2, 10; Hch 2, 24; Ap 1, 18; Ef 4, 9) a la morada de los muertos donde bajó Cristo después de muerto, porque los que se encontraban allí estaban privados de la visión de Dios (cf. Sal 6, 6; 88, 11-13). 

 FRA ANGÉLICO.-RENACIMIENTO

Tal era, en efecto, a la espera del Redentor, el estado de todos los muertos, malos o justos (cf. Sal 89, 49;1 S 28, 19; Ez 32, 17-32), lo que no quiere decir que su suerte sea idéntica como lo enseña Jesús en la parábola del pobre Lázaro recibido en el "seno de Abraham" (cf. Lc 16, 22-26). "Son precisamente estas almas santas, que esperaban a su Libertador en el seno de Abraham, a las que Jesucristo liberó cuando descendió a los infiernos" (Catech. R. 1, 6, 3). Jesús no bajó a los infiernos para liberar allí a los condenados (cf. Cc. de Roma del año 745; DS 587) ni para destruir el infierno de la condenación (cf. DS 1011; 1077) sino para liberar a los justos que le habían precedido (cf. Cc de Toledo IV en el año 625; DS 485; cf. también Mt 27, 52-53). (CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA)



No solamente estaban las almas de los personajes bíblicos que conocemos (Baruc, Moisés, Elías…) sino también la enorme cantidad  de personas que llevaron una vida coherente, buena, recta, honrada, haciendo el bien, aunque no perteneciesen al pueblo de Israel. Cuantos israelitas esperaban un Redentor, al Mesías anunciado por los profetas, que adoraban a Dios desde su pobreza, no necesariamente económica, se les conoce con una palabra muy bonita: los ‘anawin’. Los pobres de Yavéh. Aunque estoy convencido que hoy, en pleno siglo XXI, también los hay.

TINTORETTO.-RENACIMIENTO
Pues bien. Volviendo al tema que nos ocupa, el Credo nos recuerda este hecho. Y San Pedro en su primera Carta, hace una referencia a esto cuando dice En el espíritu fue también a predicar a los espíritus encarcelados’ (I Pe, 3, 19). Y sí. Los liberó y para siempre.


Volvamos nuevamente al Catecismo de la Iglesia Católica:

 ‘#632. Las frecuentes afirmaciones del Nuevo Testamento según los cuales Jesús ‘resucitó entre los muertos’ (Hch. 3, 15; Rm. 8, 11; 1Col. 15, 20) presuponen que, antes de la resurrección, permaneció en la morada de los muertos (cf Hb. 13, 20). 

 DOMENICO BECCAFUMI.-MANIERISMO

Es el primer sentido que dio la predicación apostólica al descenso de Jesús a los infiernos; Jesús conoció la muerte como todos los hombres y se reunió con ellos en la morada de los muertos. Pero ha descendido como Salvador proclamando la buena nueva a los espíritus que estaban allí detenidos (cf. 1P. 3, 18-19).


Esta acción la realiza el Sábado Santo. Su cuerpo quedó en el sepulcro de José de Arimatea, pero su alma humana y la Persona Divina marcharon a cumplir ese deseo de Dios de liberar la Humanidad, en ese momento representada por quienes estaban en el ‘limbo’, y darles lo que desde los tiempos de la creación de los primeros seres humanos, deseaba para ellos: su Reino. La plenitud absoluta de aquellas personas, como la nuestra cuando nos llegue, era ya una realidad. Como dice el salmista: ‘Por eso se me alegra el corazón, mis entrañas retozan, y hasta mi carne en seguro descansa; pues no has de abandonar mi alma al seol, ni dejarás a tu amigo ver la fosa’. (Salmo 16, 9-10). 


San Lucas, cuando nos relata la parábola del rico epulón y Lázaro, el mendigo, presenta el momento en el cual el antiguo rico pide a Abraham que envíe a quien comía lo que caía de su mesa y cuyas llagas eran lamidas por perros, con un poco de agua para aliviar su sufrimiento.

 Barberini exultet roll Bibliot Vaticana 3

 La respuesta del Patriarca parece marcar esa diferencia de ‘lugares’: Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros’. (Lc. 16, 25-26)



Lo que la beata Ana Catalina Emmerich relata y el poeta alemán Clemente Brentano recogió en las visitas que le hacía, ocupan unas cuatro páginas en el libro de estos relatos. Referido a este tema en concreto solamente anoto un fragmento para no hacer la entrada excesivamente larga, pero todo, absolutamente todo, es interesantísimo y puede servir para la meditación. Veamos:



Kariye Paraclision Anastasis
‘Vi multitudes innumerables de almas de redimidos elevarse desde el purgatorio y el limbo detrás del alma de Jesús, hasta un lugar de delicias debajo de la Jerusalén celestial. Vi a Nuestro Señor en varios sitios a la vez; santificando y liberando toda la creación; en todas partes los malos espíritus huían de Él y se precipitaban en el abismo. Vi también su alma en diferentes sitios de la tierra, la vi aparecer en el interior del sepulcro de Adán debajo del Gólgota, en las tumbas de los profetas y con David, a todos ellos revelaba los más profundos misterios y les mostraba cómo en Él se habían cumplido todas las profecías’. (BEATA ANA CATALINA EMMERICH. ‘La Amarga Pasión de Cristo’).



Era lógico. Todos ellos habían mantenido su fidelidad a Dios pero debido al pecado original no podían  poseer el Reino de Dios porque ese Paraíso estaba cerrado. 
 BRONZINO.-RENACIMIENTO

Cristo, muerto para rescate de ellos y de todos los humanos de todos los tiempos, tenía prisa en rescatarlos y que entrasen en ¡Bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor’. (Mt. 25, 21). Se lo fueron trabajando a lo largo de su vida a costa de mucha fidelidad, muchos sacrificios y no pocas persecuciones e incluso martirios. Ahora recogían su corona de gloria de manos de su mismo Creador y Señor.



Cuando el salmista piensa en la muerte, concretamente en la suya, acaso estuviera pensando en lo que supondría para él el alejamiento de Dios, cuando escribe: Vuélvete, Señor, rescata mi vida, sálvame por tu misericordia, porque en la Muerte nadie se acuerda de ti, ¿y quién podrá alabarte en el Abismo?’ (Salmo 6, 5-6). O también cuando se dirige Él diciéndole: ‘No alaban los muertos al Señor, ni cuantos descienden al silencio’ (Salmo 115, 17). Esas almas que esperaban su Redención confiaron en Yavéh y pienso sinceramente que lo dieron todo por muy bien empleado cuando vivieron ese momento de ver a Jesucristo que acudía a rescatarlos y a llevarlos a su gloria.  



El peligro que se nos presenta a todos nosotros cuando podamos estar rezando el Credo es que al haber pasado dos milenios nos creamos que eso no tiene nada que ver con nosotros. Craso error. 

 GHERARDI, Cristofano.-RENACIMIENTO

Tiene una actualidad perfecta. Todos tenemos que presentarnos, tarde o temprano, ante el Padre creyendo quizá que  al haber muerto y resucitado Jesús ya está todo hecho. Y no. Falta lo nuestro y ahí está la parábola de los talentos mediante la cual el Maestro nos instruye en nuestra responsabilidad. Y esa ‘bajada’ al limbo de los justos nos hace plantearnos si cada uno está con los justos que le dieron de comer, de beber, que lo vistieron y le visitaron o entre los que ‘pasan’ de todos esto.



Amigos. De momento tenemos ahí mismo la conmemoración del Nacimiento de Jesucristo, la Navidad para nosotros los cristianos. Reciban todos mi sincera y efusiva felicitación. Que ese Niño que se nos ha dado y su Madre que nos lo muestra con el orgullo y el cariño de haber sido la Elegida por Dios, nos bendigan, amparen y protejan.



NACIMIENTO DE XTO.-AMBROGIO BERGOGNONE.-RENACIMIENTO

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