martes, 25 de marzo de 2014

Creo en la Vida Eterna

JUICIO FINAL.-LEANDRO BASSANO.-MANIERISMO
      Es éste un tema extraordinariamente difícil para tratarlo como no se haga desde el punto de vista de la fe, desde los Evangelios y desde el Magisterio de la Iglesia. ¿Qué podríamos decir? La imaginación solamente sirve para eso, para imaginar lo que pensamos que puede ser, pero aun así, de poco o nada servirá porque 'ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado a los que le aman. Pues Dios nos lo ha revelado por su Espíritu, que el Espíritu todo lo escudriña, hasta las profundidades de Dios'. (I Cor. 2, 9-10).
     
Hermoso, ¿verdad? Cuando San Pablo dice esto se está apoyando en el Apocalipsis de Elías, hoy perdido, según Orígenes: en sus propios conocimientos como buen discípulo (si no fue el mejor) del maestro Gamaliel y, fundamentalmente, en lo que el Espíritu Santo le iba indicando en su predicación a raíz de la revelación del mismo Jesucristo cuando iba camino de Damasco. Pero Isaías también hace referencia a lo mismo que San Pablo: 'Jamás oyeron oídos, jamás vieron ojos que así obrara Dios como obras tú en los que en tí confían. Tú te adelantas a los que obran el bien y tienen presentes tus caminos, pero estás irritado por nuestros pecados y padeceremos hasta que seamos salvados'. (Is. 64, 4-5).
      Nosotros, cristianos católicos, no tenemos más opción que hacer realidad aquello que dice el Credo al final del mismo: Creo en la Vida Eterna. Es nuestra fe, pero una fe que vamos desarrollando a lo largo de nuestra vida y que poco a poco pero inexorablemente, nos va acercando cada vez más a Dios en nuestro interior, pero en nuestra propia experiencia y vivencia de lo que Cristo nos ha ido manifestando y nosotros hemos descubierto a través del Evangelio o de los medios que el Espíritu Santo nos ha ido sugiriendo a cada uno según nuestra propia personalidad, apertura y disposición.
     
¿Han oído hablar de Santa Macrina? Yo, apenas muy poco, pero lo que menos sabía es que era hermana de los Padres Capadocios San Basilio y San Gregorio de Nisa, en el siglo IV. Pues bien. 

SANTA MACRINA
      En una meditación sobre la Unción de los Enfermos, había una oración de la que selecciono este fragmento: 'Señor: tú nos has dulcificado el terror a la muerte; has hecho del término de nuestra vida el principio de la vida verdadera. Dejas reposar nuestros cuerpos por algún tiempo; pero los despertarás con la trompeta final. Nos confías, para que nos conserve, a la tierra amasada con tus manos; pero le arrebatarás nuestros restos mortales para revestirlos de belleza inmortal'. (SANTA MACRINA. Oraciones de los primeros cristianos). Algo se aprende de esta oración, ¿verdad?
      Pero también interviene la segunda de las Virtudes Teologales: la Esperanza. ¿Habrá alguien en este mundo que no desee ser plenamente feliz, sin problemas de salud, familiares, económicos o del tipo que fuere? La Vida Eterna nos ofrece precisamente el logro de esa noble aspiración. Pienso que todos, de una manera u otra, esperamos alcanzar esa felicidad.
     
Desde nuestra propia y responsable respuesta vamos conformando nuestra Esperanza en el Reino que el Maestro nos prometió en su predicación a todos los habitantes del planeta que habitamos. Vamos descubriendo que, (siempre desde nuestra fe en Dios), la Vida Eterna es un triunfo sobre el pecado. Es una victoria sobre todas y cada una de las tentaciones que Satanás va sembrando constantemente en el mundo y que, desgraciadamente, gana a bastantes personas para él. Y es, fundamentalmente y por encima de todo, gozar de la visión de Dios, Uno y Trino, en su Gloria.

      El 'Non serviam' de Lucifer y sus ángeles rebeldes de ayer, se repite y renueva hoy a través de cuantos optan por ignorar a Dios e incluso buscan el absurdo de perseguirlo, pretendiendo hacerlo desaparecer de la humanidad. Vano empeño. San Miguel continúa hoy su demoledor trabajo contra el mal y los falsos becerros de oro que algunas personas, quizá poderosas en el mundo, constantemente se empeñan en fabricar. Hace presenta la desobediencia de Adán motivada por Satanás, frente a la obediencia de Jesucristo que le condujo a la muerte y una muerte de cruz. Viene a ser como ya decía el profeta Isaías: '¡Ay del que pleitea con su artífice, siendo una vasija como otra cualquiera! ¿Acaso dice la arcilla al que la modela: -¿Qué estás haciendo? O le increpa su obra diciendo: -No tienes destreza. ¡Ay del que dice al padre: -¿Qué es lo que engendras?  O a la mujer: -¿qué das a luz? Así dice el Señor, Dios de Israel, el que lo modeló: -¿Vais a pedirme cuentas de mis hijos, a decirme lo que debo hacer?' (Is. 45, 9-11).
      Es también esplendorosa y magnífica vivencia de conocer y amar plenamente y como merece a nuestra Madre, la que Jesús nos dio desde la cruz, o sea, su propia Madre la Virgen María. Es participar plenamente en la Comunión de los Santos, de todos cuantos a lo largo de la historia de la humanidad han seguido a Jesucristo y se han hecho acreedores de semejante premio. Será, para todos cuantos han creído en Jesucristo, lo ha seguido, se han fiado de Él y le han sido fieles en el día a día de esta vida,  a pesar de las dificultades que todos tenemos, estar gozando plenamente de todos los frutos de la Redención y estar en permanente y perfecta comunión con el Maestro.
      ¿No les parece que es algo que verdaderamente vale la pena? Entonces nos daremos cuenta que todo cuanto nos esforzamos en este mundo para seguir los Planes y la Voluntad de Dios mediante nuestra colaboración con Él, están recibiendo su recompensa. Y para siempre. Esa vida ya no terminará jamás. Solamente con la adoración a Dios como Iglesia Triunfante será suficiente. Y creo firmemente que no nos cansaremos de adorar la Santísima Trinidad. ¿Cómo nos vamos a cansar de ser felices?
     
Ya en el Nuevo Testamento, San Juan nos dice en su primera Carta: 'Ahora somos hijos de Dios, aunque aún no se ha manifestado lo que hemos de ser. Sabemos que, cuando aparezca, seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es. Y todo el que tiene en Él esa esperanza, se santifica, como santo es Él'. (I Jn. 3,2-3). Pero no termina ahí. Fue capaz de recoger en su Evangelio estas palabras de Jesús, que sabiendo próximo su fin en este mundo, ora a su Padre de esta manera: 'Padre, llegó la hora; glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique, según el poder que le diste sobre toda carne, para que a todos los que tú le diste, les dé Él la Vida Eterna, que te conozcan a tí, único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo'. (Jn. 17, 1-3).

      Son éstos unos pensamientos muy fuertes que pueden anidad en nuestro interior y fortalecer la Fe, la Esperanza y el Amor en nuestro corazón para ayudarnos a configurar nuestra vida con la de Jesús de Nazaret. Así se va progresando en el camino emprendido hasta llegar al final del mismo a pesar de cuanto inconvenientes nos podamos tropezar.
     
San Policarpo, discípulo de San Juan Evangelista, cuando le llegó el momento de su partida al Padre a través del martirio, oró a Dios diciendo: 'Señor Dios, Todopoderoso, Padre de Nuestro Señor Jesucristo: yo te bendigo porque me has permitido llegar a esta situación y me concedes la gracia de formar parte del grupo de tus mártires, y me das el gran honor de poder participar del cáliz de amargura que tu propio Hijo Jesús tuvo que tomar antes de llegar a su Resurrección gloriosa.
MARTIRIO DE SAN POLICARPO.-ANÓNIMO DEL S.XVII
  Concédeme la gracia de ser admitido entre el grupo de los que sacrifican su vida por Ti y haz que este sacrificio te sea totalmente agradable. Yo te alabo y te bendigo Padre Celestial por tu santísimo Hijo Jesucristo a quien sea dada la gloria junto al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos'.
      Todos los mártires que han dado su vida dando testimonio de su Fe en Dios, lo han hecho desde su esperanza en la Misericordia de Dios y en la Vida Eterna que Jesús había prometido.
      ¿Cómo será la Vida Eterna? ¡Vaya pregunta! ¡Y yo qué sé! Ni nadie. Entonces, ¿por qué planteo la pregunta? Pues...si les digo que encuentro un hondo sentimiento de felicidad que me hace, si no desear la muerte, sí que me produce el alejamiento del temor a ella. Ciertamente que el Apocalipsis nos dice algo en este sentido: 'Ya no habrá nada maldito. Será la ciudad del trono de Dios y del Cordero, en la que sus servidores le rendirán culto, contemplarán su rostro y llevarán su nombre escrito en la frente. Ya no habrá noche; ya no necesitarán luz de lámparas ni la luz del sol; el Señor Dios alumbrará a sus moradores, que reinarán por los siglos de los siglos'. (Ap. 22, 3-5).  Allí 'enjugará las lágrimas de sus ojos y ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor, porque todo lo viejo se ha desvanecido' (Ap. 21, 4).
SAN JUAN EN PATMOS.-LAS SIETE IGLESIA DE ASIA.-TAPIZ
      Por supuesto que no sé cuándo será, pero si tenemos en cuenta que he cumplido los 74 hace pocos días, pienso que estaré más cerca de ese momento de la partida hacia el Padre que hace diez atrás, por ejemplo, ¿no? Cuando pienso y medito en la Vida Eterna que espero conseguir por la Misericordia de Dios y la intercesión de la Virgen, surgen las ideas más variadas de la imaginación: estaré contemplando a la Santísima Trinidad y mi adoración y oración, tal vez de intercesión, serán perfectas; los mensajes de San Pablo en sus Cartas, por ejemplo, los entenderemos así como todo el contenido de las Sagradas Escrituras, porque nuestros límites humanos habrán desaparecido, como también lo habrán hecho todas las tentaciones de Satanás que solamente producen muerte y desolación a causa del pecado. 
      Comprenderemos plenamente lo dice San Pablo: 'Cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá lo que dice la Escritura: La muerte ha sido vencida. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?' (I Cor. 15, 54-55).
       
Satanás que ahora está trabajando incansablemente  para apartar a todos de Dios con falacias y mentiras escondidas en falsas apariencias de progreso y avances sociales, ya estará encadenado para siempre. 
PARÁBOLA DEL RICO EPULÓN Y LÁZARO EL MENDIGO.-LEANDRO BASSANO.-MANIERISMO
Lo tristísimo es que quien haya sucumbido a sus tentaciones y haya hecho su opción por él, desde el eterno alejamiento de Dios y de la felicidad que anda buscando comprenderá el infinito error del enfoque de su vida. Pero ya no tendrá solución. El mismo Jesucristo quiso advertir de esto cuando relató la parábola del rico epulón y Lázaro el mendigo. (Ver Lc. 16, 19-31).
       Tal vez al único mortal que se la haya hecho la gracia de ver la Gloria de Dios, sea San Juan , cuando en la isla de Patmos tuvo sus visiones. Además de las arriba citadas también nos habla de un mundo nuevo: 'Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva. Habían desaparecido el primer cielo y la primera tierra y el mar ya no existía. Vi también bajar del cielo, de junto a Dios, a la ciudad santa, la nueva Jerusalén, ataviada como una novia que se adorna para su esposo. Y oí una voz potente, salida del trono, que decía: -Esta es la tienda de campaña que Dios ha montado entre los hombres. Habitará con ellos; ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos'. (Ap. 21, 1-3).

      Que Jesucristo, Rey y Señor del Universo, Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y la Virgen María, nuestra Madre, Inmaculada desde el mismo instante de su Concepción, nos bendigan y ayuden a lograr la victoria y la gloria de la Vida Eterna.
      
INMACULADA CONCEPCIÓN.-FRANCISCO DE GOYA.-NEOCLASICISMO

domingo, 9 de marzo de 2014

Creo en la resurrección de los muertos

RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS.-LUCA SIGNORELLI.-RENACIMIENTO
      'La pregunta por lo que hay después de la muerte fue durante mucho tiempo tema dominante del pensamiento cristiano. Hoy ha caído esta pregunta bajo la sospecha de platonismo que desde Marx y Nietzsche, cada cual a su modo, asedia cada vez con mayor intensidad a la conciencia cristiana. El 'más allá' de la muerte parece como una huida de las tribulaciones y tareas de esta vida, huida que es fomentada con toda intención a modo de falso consuelo por quienes detentan el poder en este mundo'. (EL CREDO, HOY. Benedicto XVI).
     
El Papa emérito pone el dedo en la llaga. El capítulo 13 de este libro, al que titula 'La resurrección de los muertos y la vida eterna', lo inicia con este párrafo, pero todo lo que hay en el capítulo, o mejor dicho, en todo el libro, no tiene desperdicio. Posee una gran profundidad y en él queda reflejado el gran teólogo que es. Sinceramente les digo que si algún día fuese declarado 'Doctor de la Iglesia' no me sorprendería lo más mínimo. Pero si eso así se hiciera, yo ya no lo vería desde este mundo, sino desde el que espero alcanzar con la ayuda de la misericordia de Dios y la intercesión de la Santísima Virgen: el Reino de Dios, prometido por Jesucristo en quien creo firmemente.
      Hoy ya no 'se lleva' eso de hablar de la Vida Eterna. Si saliéramos a preguntar en la calle a los transeúntes, casi nadie sabría decir qué es. Y de haber alguien que se animase a dar su opinión, es muy posible que lo hiciese desde un enfoque de lo que aprendió cuando era niño.
      A poco que echemos un vistazo a nuestro alrededor, veremos que existe un movimiento en todo el planeta que no desea saber nada de todo eso. Parece pasado de moda porque el materialismo que poco a poco (o mucho a mucho) se va haciendo patente en todas partes, se preocupa de ir destruyendo los valores humanos (y no digamos los cristianos) enfocando hacia el hedonismo, el 'tener', el consumir y otros 'valores' semejantes la manera normal de vivir en esta vida .
Y de paso, se ridiculiza (o se persigue, más o menos solapadamente), a la Iglesia porque levanta su voz, o mejor dicho, la voz de Jesucristo contenida en el Evangelio, porque su mensaje es para toda la Humanidad de todos los tiempos. Él sigue creando la vida y desea que todos tengamos el tipo de vida que deseaba darnos desde el principio de la existencia de los seres humanos, o sea, desde el tiempo que creó a Adán y a Eva.
      Verdaderamente hablar de la resurrección de la carne y de la Vida Eterna va unido, porque ambas cosas deben ser vistas desde la fe y después de la primera (y nada hay más cierto que TODOS hemos de morir porque lo estamos viendo a diario), viene la segunda, porque como cristianos hemos de creer que existe otra vida, ya que así lo indicó el mismo Jesucristo: 'En la casa de mi Padre hay lugar para todos; de no ser así, ya os lo habría dicho; pero ahora voy a prepararos ese lugar. Una vez que me haya ido y os haya preparado el lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que podáis estar siempre donde voy a estar yo'. (Jn. 14, 2-3).
LA GLORIA DE DIOS.-FRANCISCO DE GOYA Y LUCIENTES.-NEOCLASICISMO
      No es, pues, ninguna utopía. Existe la otra vida. Otra cosa muy diferente son las distintas 'filosofías' de la gente: 'Yo no lo he visto...', 'Eso nadie lo puede demostrar...' y ese largo etcétera de los enteradillos de turno. También es otra cosa diferente el 'cómo será'. De cualquier manera voy a centrarme en el primer aspecto: la resurrección.
      Debo confesar que creo en ella ciegamente por una sencilla razón: Jesucristo resucitó. No hace falta nada más. Mi fe se fortalece cuando pienso y medito en ella. Él mismo lo decía a sus discípulos antes de padecer: 'Y comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer mucho, ser rechazado por los ancianos, por los príncipes de los sacerdotes y por los escribas, y ser llevado a la muerte y resucitar después de tres días. Hablaba de esto claramente'. (Mc. 8,31-32a). Pienso que esto ya lo sabrían ustedes de sobra. 
RESURRECCIÓN DE CRISTO.-ANNIBALE CARRACCI.-BARROCO
      Sin olvidar y teniendo presente que los saduceos negaban la inmortalidad del alma y no creían en la resurrección, le plantearon a Jesús un problema, que San Marcos recoge muy acertadamente, precisamente sobre la resurrección. El Maestro no se esconde en la respuesta que les da: 'Jesús les contestó: -Estáis muy equivocados porque no entendéis las Escrituras ni el poder de Dios.Cuando resuciten de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en los cielos. Y en cuanto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, como Dios le dijo: -Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? No es un Dios de muertos, sino de vivos. Estáis en un gran error'. (Mc. 12, 24-27).
TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR.-SANDRO BOTTICELLI.-RENACIMIENTO
      Con las Sagrada Escrituras en la mano debiera ser razón suficiente para creer en la resurrección. San Pablo también nos dice hoy lo mismo que les dijo a los cristianos de Corinto en su primera carta: 'Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos ¿cómo andan diciendo algunos entre vosotros que no hay resurrección de los muertos? Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, tanto mi anuncio como vuestra fe carecen de sentido.
      Resulta incluso que somos falsos testigos de Dios porque damos testimonio contra Él al afirmar que ha resucitado a Jesucristo, siendo así que no lo ha resucitado, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe carece de sentido y seguís aún hundidos en vuestro pecado. Y por supuesto también habremos de dar por perdidos a los que han muerto en Cristo. Si nuestra esperanza en Cristo no va más allá de esta vida, somos los más miserables de todos los hombres. Pero no. Cristo ha resucitado de entre los muertos, como anticipo de quienes duermen el sueño de la muerte. Porque lo mismo que por un hombre vino la muerte, también por un hombre ha venido la resurrección de los muertos'. (I Cor. 15, 12-21).
     
Como pueden ver, hay una base muy seria para creer en la resurrección de los muertos: San Pablo, los Evangelios y el mismo Jesucristo. Un interrogante que quizá podría plantearse alguien podría ser el 'cómo resucitaremos', si tendremos el mismo cuerpo y cosas por el estilo. 
DUDAS DE SANTO TOMÁS.-BERNARDO STROZZI.-BARROCO 
Realmente, teniendo como referencia cierta la resurrección de Jesucristo, será con nuestro propio cuerpo, pero no con los límites y condicionantes que ahora tenemos. Será un cuerpo espiritual, perfecto, sin defectos, enfermedades ni nada que se le parezca.
      Cuando Jesucristo se apareció a los apóstoles que estaban reunidos, no se  acababan de creer que fuera el Maestro. Fue Él quien les dijo que tocaran sus manos y se convencieran de tenerlo entre ellos. Es uno de los pasajes más emocionantes del Evangelio: 'Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos y les dijo: -Paz a vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían un espíritu. Pero Él les dijo: -¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían y estaban maravillados, les dijo: -¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron parte de un pez asado y un panal de miel. Y Él lo tomó y comió delante de ellos'. (Lc. 24, 36-43).  
JESÚS RESUCITADO SE APARECE A SUS DISCÍPULOS.-ARNOLD FRIBERG.-S. XX
      Bueno. Aquí hay unos detalles que no los podemos perder de vista. A los discípulos les costaba creer que estuviese allí, con ellos nuevamente, deseándoles la paz con la misma voz que tantas veces habían oído, pero Jesús se dio cuenta de su incredulidad (totalmente normal) y les invitó a mirar sus manos y pies traspasados con las huellas de la crucifixión. Vieron que realmente era Él, pero como no acababan de asimilarlo del todo, tuvo el detalle de pedirles que le dieran de comer para que se acabasen de convencer. 
     
¿Realmente tenía apetito? No lo creo, pero  le pareció conveniente hacerlo así teniendo un gesto como el que tantas veces habían presenciado. Lo hizo y 'comió delante de ellos'
LO RECONOCIERON AL PARTIR EL PAN 
Ese momento, así como los que vivieron con Jesús hasta su Ascensión, marcaron aún más sus vidas. Estoy convencido que sus respectivas predicaciones cuando comenzaron su trabajo evangelizador, el de la resurrección de su Señor, Maestro y Amigo, así como aquel momento de su aparición ante ellos, sería uno de sus temas más ardientes y preferidos.
     
La Iglesia ha ido transmitiendo esto a lo largo de los siglos y fue en el IV Concilio de Letrán donde ya se dijo que 'todos resucitarán con su propio cuerpo, que tienen ahora'. Uno de los Padres de la Iglesia dice refiriéndose a la resurrección: '¿Qué es lo que como grano de trigo se siembra y se pudre en la tierra, en la cual se arroja la semilla? 
SAN IRENEO DE LYON 
Y por eso afirma: "Se siembra en deshonor, se resucita en gloria". (I Cor.15, 43). Pues ¿qué es más deshonroso que la carne muerta? ¿Y qué más glorioso que la carne resucitada que recibe la incorrupción? "Se siembra en debilidad, resucita en poder": en su debilidad, porque siendo de tierra a la tierra regresa; mas en el poder de Dios, que le resucita de los muertos: "Se siembra un cuerpo animal, resucita un cuerpo espiritual". (I Cor. 15, 44)'. (San Ireneo de Lyon).
       San Pablo nos aclara esto diciendo que 'Jesús transformará nuestro mísero cuerpo en un cuerpo glorioso como el suyo, en virtud del poder que tiene para someter todas las cosas'. (Flp. 3, 21). El Magisterio de la Iglesia Católica recoge todo este tema de la resurrección en los puntos 997 hasta el 1004 de su Catecismo. Continuaré en la próxima entrada con el tema de la Vida Eterna, con lo cual finalizaré el comentario del Credo.
      Que Jesucristo resucitado y su Madre Nuestra Señora del Rosario nos bendigan. 

VIRGEN DEL ROSARIO.-CRISTÓBAL DE VILLALPANDO.-BARROCO COLONIAL