sábado, 9 de julio de 2016

Los valores de las personas (II)

PENSADOR.-MIGUEL ÁNGEL BUONARROTI.-RENACIMIENTO
      Continuando con el tema de la entrada anterior, cabría preguntarse si los valores que las personas tenemos están ya en nosotros desde nuestro nacimiento o se van adquiriendo mediante la experiencia que vamos teniendo en los diferentes procesos educativos y sociales por los que tenemos que pasar. Soy consciente que puedo tener errores y que quizá alguno de los planteamientos que voy a ir haciendo pueden ser discutibles. Incluso erróneos. Pero lo que también tengo claro es que cuanto pueda decir tiene un fundamento en mi propia experiencia y que los he ido adquiriendo en cualquiera de mis etapas. Incluso ahora, con los setenta y seis años que llevo a cuestas,  continúo aprendiendo y recibiendo estímulos y experiencias que favorecen mi comportamiento en cualquiera de los ambientes en que diariamente me muevo.
      Todos los días recibimos experiencias, unas positivas y buenas, otras negativas y de dudosa bondad que no aceptamos porque no se amoldan a nuestra forma de ser y, consecuentemente, las desechamos. El lugar en el que sin duda alguna empezamos a adquirir los primeros elementos, que con el tiempo irán configurando nuestros criterios de elección de actitudes así como el aprendizaje de las formas de desarrollo en nuestra personalidad, es la familia.                                       En ese ambiente es donde empezamos a despertar al mundo que nos ha tocado vivir incluso (estoy convencido de ello) desde el vientre materno. Después iremos descubriendo la luz, las figuras que nos rodean identificando lo que significan, valorando a nuestro modo, por ejemplo, el sentido de la sonrisa y del llanto,...En ese ambiente la familia (padres y abuelos básicamente) tiene muchísimo que decir.
      El Concilio Vaticano II, en el Decreto 'Apostolicam Actuositatem', en su punto número 11 referido a la familia, dice: 'Los cónyuges cristianos son mutuamente para sí, para sus hijos y para los demás familiares, cooperadores de la gracia y testigos de la fe. Ellos son para sus hijos los primeros predicadores y los primeros educadores; los forman con su palabra y con su ejemplo para la vida  cristiana y apostólica'.

      Y sí, es cierto, pero no solamente en estos campos, sino que los padres y la familia también siembran en ellos el germen de ser buenos y responsables ciudadanos y, con el ejemplo fundamentalmente, irán inculcando en sus hijos los valores humanos, cristianos, cívicos y de cualquier tipo que esté a su alcance. Y esto ocurre en todas las familias independientemente del credo, raza o ideología que profesen, porque los valores humanos son patrimonio de toda la humanidad.
      A medida que cumplimos años se amplían nuestros horizontes y vendrá la Escuela, los estudios secundarios y posteriormente, si procede, los superiores. Mediante la docencia de los profesionales de los distintos campos de la enseñanza, los profesores tienen mucho que decir. Pueden contribuir a formar mucho y bien a sus alumnos. A lo largo de mi larga vida profesional he conocido muchos compañeros que eran auténticos pozos de ciencia, pero su carencia o cortedad  de valores humanos dejaba incompleta su actuación.
       Personalmente pienso que es necesario que los hombres y mujeres que opten por la docencia no deben ser meros transmisores de conocimientos. Se debe tener presente que los alumnos son personas y que con los años pueden optar por seguir el ejemplo de sus profesores eligiendo, quizá, el camino de la docencia. O de otras profesiones, claro, pero evitando siempre en cualquier caso, caer en una rutina tediosa y estéril. El ejemplo recibido en las aulas puede ser determinante en la elección de su futura profesión. Sabrán ser PERSONAS que recogerán la antorcha de sus padres, abuelos, profesores, incluso de amigos, para iluminar la sociedad que les toque vivir e incluso transformarla, ¿por qué no?
MADONNA DELLA CANDELETTA.-CARLO CRIVELLI.-S. XV
      Que la Madonna de la Candeletta y su Divino Hijo nos bendigan.

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