viernes, 22 de junio de 2012

El Credo (IV): Concebido por obra el Espíritu Santo

ANUNCIACIÓN.-Francesco Albani.-CLASICISMO
Los cristianos católicos tenemos muchísimas ocasiones a lo largo del Año Litúrgico para meditar en los misterios que encierran la concepción de Jesucristo en el vientre purísimo de María de Nazaret, de darlo a luz conservando íntegra su pureza y virginidad, sin intervención de varón. Fue obra total del Espíritu Santo. Dios actuó según tenía previsto en sus planes desde la eternidad.

La ‘plenitud de los tiempos’ había llegado y el mensajero divino hizo acto de presencia en una humilde casa de Nazaret para anunciarle que ‘vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin’. (Lc. 1, 26-38).

Cualquier mujer, en sus mismas circunstancias, hubiese tenido las mismas dudas. ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’  A fuerza de leer, meditar o escuchar este fragmento, es posible que lo encontremos muy natural y lo aceptemos en función de nuestra fe en los Evangelios y en el Magisterio de la Iglesia, pero a poco que lo analicemos tendremos que convenir que no sería fácil para la Virgen ese momento. 

ANUNCIACIÓN.-Gillis de Coingnet.-RENACIMIENTO

Probablemente se daría cuenta inmediata de que ‘aquello’ era obra de Yavéh. Y, lógicamente, ‘se turbó’. Pero mantuvo el tipo. Supo ESCUCHAR el mensaje que le llevaban. La explicación que le dio el mensajero la tranquilizó: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios’. ¿Era totalmente consciente de lo que realmente se le pedía? Posiblemente no, pero la noticia sobre Isabel, su prima, y el remate del ángel ‘porque ninguna cosa es imposible para Dios’, la hizo abandonarse en manos de Dios y confiar en Él. A partir de ese momento comenzó a asimilar lo que se le pedía.

Pero hay un detalle que merece ser mencionado. Dios estaba seguro de la respuesta de María, pero quiso contar con LA LIBERTAD PERSONAL que tenía, como cualquier persona, para aceptar o rechazar la propuesta. Y no quedó defraudado. A partir de ese momento solamente cabía una respuesta: ‘Dijo María: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’. Así de sencillo, ¿verdad? Bueno, pues… no creo que lo fuese tanto.  

ANUNCIACIÓN.-EDWARD A. FELLOWES.-S. XIX

Después de marcharse el ángel María quedó sola con sus pensamientos. Estaban sus padres, José,… ¿cómo iba a contarles todo esto? Pero siguió confiando. Muchos ríos de tinta han corrido para escribir sobre la Fe de esta mujer. Mucha saliva se ha consumido explicándola en homilías, en retiros espirituales, en Ejercicios Espirituales, en Cursos de Sagradas Escrituras…Pero es que era evidente que la tuvo y que así lo demostró a través de su confianza en Adonai, el Dios de Israel que tiene el poder y la autoridad, y que comunica su voluntad a cuantos están predispuestos obedecerle. Y María así lo hizo.

SUEÑO DE JOSÉ.-Domenico Guidi.-BARROCO
El Espíritu Santo continuó su trabajo. Sabemos positivamente cierto que se encargó de explicar a José lo sucedido y el trascendental papel que él iba a tener, a través de sueños, según nos relatan los Evangelios. Y supo aceptarlo, asumirlo y ser consecuente. El mismo Dios supo agradecérselo con creces. ¡Vivir junto a Él unos cuantos años, verlo crecer, alimentarlo, educarlo,…! Y morir junto a Él.

MUERTE DE SAN JOSÉ.-FRANCISCO DE GOYA.-ROMANTICISMO
Pues sí. Todo eso es lo que creemos cuando en el Credo decimos que Jesús fue concebido por el Espíritu Santo. También lo es aceptar que Él es el motor de la Iglesia, que la sostiene y la protege de todas las insidias y las persecuciones, más o menos solapadas, que está teniendo. Su actuación fue la promesa de Jesús Resucitado antes de partir a su Reino. Pentecostés fue el cumplimiento de la promesa y cada vez que la Liturgia eclesial celebra ese acontecimiento, está celebrando en cumpleaños de la Iglesia, puesto que en ese momento nació.

Todo en función de aquel bienaventurado ‘SÍ’ en un lugar y una fecha concreta, a través de la disponibilidad de ‘una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María’.

DESPOSORIOS DE LA VIRGEN.-CRISTÓBAL DE VILLALPANDO.-ARTE COLONIAL.-S. XVII
Y nosotros, miembros de la Iglesia militante, somos sus continuadores con nuestro ‘SÍ’ diario en el camino que vamos trazando en la familia, el trabajo, los momentos de ocio y diversión, en la oración, en nuestras Eucaristías, en nuestro abandono en los brazos de la Virgen, nuestra Madre, con la mirada puesta en Jesús, nuestro Maestro y Redentor.

Rezar el Credo no debe ser algo sin importancia. Ni tampoco debe ser una rutina memorística que vamos recitando sin saber qué estamos diciendo, sin conocer la profundidad que contienen los Misterios de esa oración. Cada vez que lo rezamos es como si estuviésemos haciendo una reválida de nuestro cristianismo. Como si renovásemos los motivos de nuestra credibilidad en la Santísima Trinidad. Como si actualizáramos las razones de nuestro Bautismo y de la posterior Confirmación. Como si estuviésemos proclamando a los cuatro vientos nuestro orgullo y alegría de ser seguidores incondicionales de Cristo a través de la Iglesia.


Continuaremos desmenuzando estas Verdades de su contenido. Que la Santísima Trinidad y Nuestra Señora de las Lajas nos bendigan y protejan.

lunes, 4 de junio de 2012

El Credo III: Creo en Nuestro Señor Jesucristo

CRISTO REY.-ICONO
Pues todo eso que decíamos finalizando la entrada anterior, y bastantes cosas más, es lo que manifestamos al pronunciar esas doce palabras iniciales del Credo. La segunda parte se dedica a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, el ‘Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho…’ Así dice el Credo que suele rezarse en las Eucaristías dominicales.

   San Juan nos hace una preciosa presentación del Hijo de Dios al principio de su Evangelio: ‘Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron’. (Jn. 1, 1-5).
 
Señores. Hay que descubrirse ante San Juan, caramba. ¡Qué finura en la presentación de Jesús, Dios y Hombre verdadero! Es para una calificación de ‘sobresaliente summa cum laude’ .Claro que…el Espíritu lo inspiró, lo cual no resta mérito alguno al apóstol, que hizo lo que le correspondía. ¡Y de qué manera!

Todo cuanto dice es parte de lo que proclamamos en el Credo. Lo que ya no tengo tan claro es que todos cuantos rezamos esta oración, empezando por mí mismo, seamos conscientes de lo que estamos diciendo, porque en ocasiones lo decimos de forma automática, ya que como estamos tan seguros de nosotros mismos y como ya ‘nos lo sabemos de memoria…’.

Esta presentación nos descubre que Jesús es el Cristo. El Ungido como Sacerdote, Profeta y Rey. Es la Palabra con la cual fue hecha la Creación. Es el Logos. Confesar que creemos en Jesucristo es confesar y asumir que lo aceptamos como Redentor y Salvador de la Humanidad del pecado y, por tanto, de cada uno de nosotros. Y también es aceptar que la Obra fundada por Él, la Iglesia, es  continuadora de su misión. Y, por extensión, aceptamos también que su Vicario y representante es el Papa, sucesor directo de Pedro, por lo que su autoridad le viene dada por el mismo Jesucristo.

DA LAS LLAVES A PEDRO.-PERUGINO.-RENACIMIENTO
La fundamentación evangélica de esta afirmación la encontramos en Mateo: ‘Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo.

 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.  Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo’. (Mt. 16, 13-20). 

Está tan claro que no admite duda ni discusión alguna. ¡Cuántas personas poderosas (emperadores, reyes, políticos, etc.) han pretendido perseguir, acosar y hacer desaparecer la Iglesia! Han conseguido lo contrario. Desde el imperio romano con sus terribles persecuciones. Esos emperadores, con todo su poder, han desaparecido así como sus imperios. La Iglesia, con su Cabeza al frente, Jesús de Nazaret, sigue viva y actual.  Los centenares de mártires de hoy y miles de ellos en la Historia de la Iglesia en todos los continentes son testigos de ello.

   Intentar cuestionar, combatir o rebatir la autoridad del Papa o al Papa mismo como representante de Jesucristo en la tierra, como muchos están intentando hacer, es intentar cuestionar, combatir o rebatir  al  mismo Jesucristo. Y eso es inútil. 

 PABLO ANTE AGRIPA

Para estas personas es aplicable lo que el mismo Jesús dijo a Saulo, según él mismo refiere cuando el Rey Agripa le invita a defenderse de las acusaciones de los judíos: ‘Iba hacia Damasco con plenos poderes y comisión de los sumos sacerdotes; y al medio día, yendo de camino vi, oh rey, una luz venida del cielo, más resplandeciente que el sol, que me envolvió a mí y a mis compañeros en su resplandor. Caímos todos a tierra y yo oí una voz que me decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Te es duro dar coces contra el aguijón. Yo respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo el Señor: Yo soy Jesús a quien tú persigues’. (Act. 26, 13-15).

 Esta expresión de dar coces contra el aguijón todos conocemos que se aplica a casos contra los que no se puede luchar porque se lleva todas las de perder. ¿Quién puede luchar contra Dios? Según he estudiado, solamente hubo uno, Luzbel, liderando unos ángeles rebeldes. El resultado lo conocemos de sobra. El infierno fue creado para él y sus seguidores para toda la eternidad. El Arcángel San Miguel fue testigo y protagonista directísimo de ello. (Ver Apocalipsis 12, 7-9)

APOCALIPSIS 12, 7-9.-GUERRA EN EL CIELO
Existen dos testimonios fundamentales sobre Jesucristo como Hijo Único de Dios. Y los dos corresponden al Padre Eterno. El primero de ellos lo situamos en el río Jordán. Juan bautizaba y animaba a la conversión. De repente se encuentra allí a su primo Jesús para que lo bautice. La sorpresa me imagino que sería mayúscula, pero es lo que convenía hacer, según le  comunicó. Es al finalizar cuando se produce el testimonio que Dios Padre da: ‘Bautizado Jesús, salió del agua. Y he aquí que vio abrírsele los cielos y al Espíritu de Dios descender como paloma y venir sobre Él, mientras una voz del cielo decía: -Este es mi Hijo muy amado en quien tengo mis complacencias’. (Mt. 3, 16-17). Los tres sinópticos coinciden en lo fundamental de este mensaje, incluso casi con las mismas palabras.

   El segundo se produce ante tres testigos: Pedro, Santiago y su hermano Juan.

 TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS EN EL TABOR.-Giovanni Bellini.-RENACIMIENTO

 Los llevó a un monte, el Tabor, y allí el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante, y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías; los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén’. Pero lo fundamental vino después: ‘Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle’. (Lc. 9, 28-36). Nuevamente el Creador deja constancia de quién es Jesús de Nazaret, sólo que ahora añade una recomendación en imperativo: ‘Escuchadle’. Y eso hoy…hay poca gente que lo haga.

 Melitón de Sardes, obispo y santo , es uno de los Padres de la Iglesia del siglo II. Fue Obispo de la ciudad de Sardes cerca de Esmirna en Asia Menor. Fíjense en cómo enfocó la figura de Jesucristo: ‘Este es quien cargó sobre sí los dolores de todos. He aquí el que fue muerto en Abel, atado en Isaac, exiliado en Jacob, vendido en José. He aquí el que fue expuesto a las aguas en Moisés e inmolado en el cordero.  Este es el que se encarnó en el seno de la Virgen, el que fue clavado en la cruz y sepultado en la tierra, el que resucitó de entre los muertos y subió a lo alto de los cielos. Él es el cordero que no abre su boca, el cordero inmolado, el cordero que nació de María, cordera sin mancha. Él resucitó de entre los muertos y resucita al hombre de la profundidad del sepulcro’.

¿Puede hacerse una semblanza de la figura del Salvador con tanto contenido y en menos palabras? Personalmente no me atrevo, porque Él es el Señor. Es Nuestro Señor, como dice el Credo: ‘Creo en Jesucristo, su único Hijo, NUESTRO SEÑOR’, ‘ante cuyo nombre se doble toda rodilla’ (Fil. 2, 10), como cita San Pablo.

ADORACION DEL NOMBRE DE JESÚS.-EL GRECO.-MANIERISMO
Es ésta una expresión muy poco usada hoy, porque somos muy pocos los que lo aceptamos como tal. Pero como en tiempos de Jesús, también existen hoy en la Iglesia los anawin, los pobres de Dios que a pesar del desarrollo social y económico que existe (aunque no en todas partes, por desgracia), seguimos teniendo nuestra fe y esperanza en Él, como Señor y Creador de todo. Este es a quien ‘Dios ha constituido como Señor y Mesías’ (Hech. 2, 36)

Es ésta una expresión en la que manifestamos un espíritu comunitario al reconocerlo como Señor NUESTRO, que nos une y acoge en un solo Cuerpo. En ella nos sentimos unidos en el mismo Espíritu que engendró a Jesús en el vientre de la Virgen, que lo asistió en su vida pública, que nos impulsa a nosotros en el quehacer de cada día, como parte de la Iglesia que Él fundó, porque ‘en Él vivimos, nos movemos y existimos’ (Hech. 17, 28) y, por tanto, lo sentimos tan cercano a nosotros que podríamos decir con toda tranquilidad lo mismo que San Agustín: «Nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse  en ti».
 
  Hay personas y entidades, más o menos notables o significativas, que esto se lo toman a risa, como algo superado. 

 TSUNAMI EN UNA ISLA DE SUMATRA

No estaría de más que observasen los signos de los tiempos. Desastres naturales, tragedias nucleares y un largo etcétera, son avisos algo serios para la Humanidad. Los mensajes que la Virgen ha ido dando parece que caen en tierra seca, baldía, pero Nuestro Señor, continúa estando pendiente de todos cuantos quieran volverse a Él para recibirlos con los brazos abiertos. No en vano es el Padre de la Misericordia y ‘su trono es trono para siempre’ (Heb. 1, 8).

Me parece que no está de más recordar lo que el mismo Cristo nos dijo en los Evangelios de sí mismo: ‘Todas las cosas las ha puesto el Padre en mis manos’ (Mt. 11, 27). Y en San Juan también podemos leer: ‘Mi Padre sigue obrando y yo con Él’ (Jn.5, 17).

  Por nuestra parte solamente podríamos dirigirnos a Él como indica el Apocalipsis: ‘Ven, Señor Jesús’ (Ap.22, 20).

Seguiremos profundizando. Que Nuestro Señor Jesucristo, Señor y Mesías, y Nuestra Señora la Virgen de la Pampa, nos bendigan.