ANUNCIACIÓN.-Francesco Albani.-CLASICISMO |
Los
cristianos católicos tenemos muchísimas ocasiones a lo largo del Año Litúrgico
para meditar en los misterios que encierran la concepción de Jesucristo en el
vientre purísimo de María de Nazaret, de darlo a luz conservando íntegra su
pureza y virginidad, sin intervención de varón. Fue obra total del Espíritu
Santo. Dios actuó según tenía previsto en sus planes desde la eternidad.
La ‘plenitud de los tiempos’ había llegado
y el mensajero divino hizo acto de presencia en una humilde casa de Nazaret
para anunciarle que ‘vas a concebir en el seno y vas a dar a luz
un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Será grande y será llamado Hijo del
Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la
casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin’. (Lc. 1, 26-38).
Cualquier
mujer, en sus mismas circunstancias, hubiese tenido las mismas dudas. ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’ A fuerza de leer, meditar o escuchar este
fragmento, es posible que lo encontremos muy natural y lo aceptemos en función
de nuestra fe en los Evangelios y en el Magisterio de la Iglesia, pero a poco que
lo analicemos tendremos que convenir que no sería fácil para la Virgen ese momento.
ANUNCIACIÓN.-Gillis de Coingnet.-RENACIMIENTO
Probablemente
se daría cuenta inmediata de que ‘aquello’ era obra de Yavéh. Y,
lógicamente, ‘se turbó’. Pero mantuvo el
tipo. Supo ESCUCHAR el mensaje que
le llevaban. La explicación que le dio el mensajero la tranquilizó: ‘El
Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios’. ¿Era totalmente
consciente de lo que realmente se le pedía? Posiblemente no, pero la noticia
sobre Isabel, su prima, y el remate del ángel ‘porque
ninguna cosa es imposible para Dios’, la hizo abandonarse en
manos de Dios y confiar en Él. A partir de ese momento comenzó a asimilar lo
que se le pedía.
Pero hay un detalle que
merece ser mencionado. Dios estaba seguro de la respuesta de María, pero quiso
contar con LA LIBERTAD PERSONAL
que tenía, como cualquier persona, para aceptar o rechazar la propuesta. Y no
quedó defraudado. A partir de ese momento solamente cabía una respuesta: ‘Dijo María: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí
según tu palabra’. Así de sencillo, ¿verdad? Bueno, pues… no creo que lo
fuese tanto.
ANUNCIACIÓN.-EDWARD A. FELLOWES.-S. XIX
Después de
marcharse el ángel María quedó sola con sus pensamientos. Estaban sus padres,
José,… ¿cómo iba a contarles todo esto? Pero siguió confiando. Muchos ríos de
tinta han corrido para escribir sobre la
Fe de esta mujer. Mucha saliva se ha consumido explicándola
en homilías, en retiros espirituales, en Ejercicios Espirituales, en Cursos de
Sagradas Escrituras…Pero es que era evidente que la tuvo y que así lo demostró
a través de su confianza en Adonai, el Dios de Israel que tiene el
poder y la autoridad, y que comunica su voluntad a cuantos están predispuestos
obedecerle. Y María así lo hizo.
SUEÑO DE JOSÉ.-Domenico Guidi.-BARROCO |
El Espíritu
Santo continuó su trabajo. Sabemos positivamente cierto que se encargó de
explicar a José lo sucedido y el trascendental papel que él iba a tener, a
través de sueños, según nos relatan los Evangelios. Y supo aceptarlo, asumirlo
y ser consecuente. El mismo Dios supo agradecérselo con creces. ¡Vivir junto a
Él unos cuantos años, verlo crecer, alimentarlo, educarlo,…! Y morir junto a
Él.
MUERTE DE SAN JOSÉ.-FRANCISCO DE GOYA.-ROMANTICISMO |
Pues sí. Todo
eso es lo que creemos cuando en el Credo decimos que Jesús fue concebido por el
Espíritu Santo. También lo es aceptar que Él es el motor de la Iglesia, que la sostiene y
la protege de todas las insidias y las persecuciones, más o menos solapadas,
que está teniendo. Su actuación fue la promesa de Jesús Resucitado antes de
partir a su Reino. Pentecostés fue el cumplimiento de la promesa y cada vez que
la Liturgia
eclesial celebra ese acontecimiento, está celebrando en cumpleaños de la Iglesia, puesto que en ese
momento nació.
Todo en
función de aquel bienaventurado ‘SÍ’
en un lugar y una fecha concreta, a través de la disponibilidad de ‘una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa
de David; el nombre de la virgen era María’.
DESPOSORIOS DE LA VIRGEN.-CRISTÓBAL DE VILLALPANDO.-ARTE COLONIAL.-S. XVII |
Y nosotros,
miembros de la Iglesia
militante, somos sus continuadores con nuestro ‘SÍ’ diario en el camino que
vamos trazando en la familia, el trabajo, los momentos de ocio y diversión, en
la oración, en nuestras Eucaristías, en nuestro abandono en los brazos de la Virgen, nuestra Madre, con
la mirada puesta en Jesús, nuestro Maestro y Redentor.
Rezar el
Credo no debe ser algo sin importancia. Ni tampoco debe ser una rutina
memorística que vamos recitando sin saber qué estamos diciendo, sin conocer la
profundidad que contienen los Misterios de esa oración. Cada vez que lo rezamos
es como si estuviésemos haciendo una reválida de nuestro cristianismo. Como si
renovásemos los motivos de nuestra credibilidad en la Santísima Trinidad.
Como si actualizáramos las razones de nuestro Bautismo y de la posterior
Confirmación. Como si estuviésemos proclamando a los cuatro vientos nuestro
orgullo y alegría de ser seguidores incondicionales de Cristo a través de la Iglesia.
Continuaremos
desmenuzando estas Verdades de su contenido. Que la Santísima Trinidad
y Nuestra Señora de las Lajas nos bendigan y protejan.
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