CRISTO REY.-ICONO |
Pues todo eso
que decíamos finalizando la entrada anterior, y bastantes cosas más, es lo que
manifestamos al pronunciar esas doce palabras iniciales del Credo. La segunda
parte se dedica a la Segunda Persona
de la Santísima Trinidad,
el ‘Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho…’ Así dice el Credo que suele rezarse en las Eucaristías
dominicales.
San Juan nos hace
una preciosa presentación del Hijo de Dios al principio de su Evangelio: ‘Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al
principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se
hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz
de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la
recibieron’. (Jn. 1, 1-5).
Señores. Hay que descubrirse ante San Juan, caramba. ¡Qué finura
en la presentación de Jesús, Dios y Hombre verdadero! Es para una calificación
de ‘sobresaliente summa cum laude’
.Claro que…el Espíritu lo inspiró, lo cual no resta mérito alguno al apóstol,
que hizo lo que le correspondía. ¡Y de qué manera!
Todo cuanto dice es parte de lo que proclamamos en el
Credo. Lo que ya no tengo tan claro es que todos cuantos rezamos esta oración,
empezando por mí mismo, seamos conscientes de lo que estamos diciendo, porque
en ocasiones lo decimos de forma automática, ya que como estamos tan seguros de
nosotros mismos y como ya ‘nos lo sabemos de memoria…’.
Esta presentación nos descubre que Jesús es el Cristo. El
Ungido como Sacerdote, Profeta y Rey. Es la Palabra con la cual fue hecha la Creación. Es el Logos. Confesar
que creemos en Jesucristo es confesar y asumir que lo aceptamos como Redentor y
Salvador de la Humanidad
del pecado y, por tanto, de cada uno de nosotros. Y también es aceptar que la Obra fundada por Él, la Iglesia, es continuadora de su misión. Y, por extensión,
aceptamos también que su Vicario y representante es el Papa, sucesor directo de
Pedro, por lo que su autoridad le viene dada por el mismo Jesucristo.
DA LAS LLAVES A PEDRO.-PERUGINO.-RENACIMIENTO |
La fundamentación evangélica de esta
afirmación la encontramos en Mateo: ‘Viniendo Jesús a
la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién
dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el
Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les
dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú
eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo.
Entonces le respondió Jesús:
Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado la
carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te
digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas
del infierno no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del
reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los
cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. Entonces mandó a sus discípulos que a nadie
dijesen que él era Jesús el Cristo’. (Mt. 16, 13-20).
Está tan
claro que no admite duda ni discusión alguna. ¡Cuántas personas poderosas
(emperadores, reyes, políticos, etc.) han pretendido perseguir, acosar y hacer
desaparecer la Iglesia!
Han conseguido lo contrario. Desde el imperio romano con sus terribles
persecuciones. Esos emperadores, con todo su poder, han desaparecido así como
sus imperios. La Iglesia,
con su Cabeza al frente, Jesús de Nazaret, sigue viva y actual. Los centenares de mártires de hoy y miles de
ellos en la Historia
de la Iglesia
en todos los continentes son testigos de ello.
Intentar cuestionar, combatir o rebatir la
autoridad del Papa o al Papa mismo como representante de Jesucristo en la
tierra, como muchos están intentando hacer, es intentar cuestionar, combatir o
rebatir al mismo Jesucristo. Y eso es inútil.
PABLO ANTE AGRIPA
Para estas
personas es aplicable lo que el mismo Jesús dijo a Saulo, según él
mismo refiere cuando el Rey Agripa le invita a defenderse de las acusaciones de
los judíos: ‘Iba hacia Damasco con plenos poderes y
comisión de los sumos sacerdotes; y al medio día, yendo de camino vi, oh rey, una
luz venida del cielo, más resplandeciente que el sol, que me envolvió a mí y a
mis compañeros en su resplandor. Caímos todos a tierra y yo oí una voz que me
decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Te es duro dar
coces contra el aguijón. Yo respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo el Señor:
Yo soy Jesús a quien tú persigues’. (Act. 26, 13-15).
Esta expresión de dar coces contra el aguijón todos conocemos que se aplica
a casos contra los que no se puede luchar porque se lleva todas las de perder.
¿Quién puede luchar contra Dios? Según he estudiado, solamente hubo uno,
Luzbel, liderando unos ángeles rebeldes. El resultado lo conocemos de sobra. El
infierno fue creado para él y sus seguidores para toda la eternidad. El
Arcángel San Miguel fue testigo y protagonista directísimo de ello. (Ver Apocalipsis 12, 7-9)
APOCALIPSIS 12, 7-9.-GUERRA EN EL CIELO |
Existen dos testimonios fundamentales sobre Jesucristo como
Hijo Único de Dios. Y los dos corresponden al Padre Eterno. El primero de ellos
lo situamos en el río Jordán. Juan bautizaba y animaba a la conversión. De
repente se encuentra allí a su primo Jesús para que lo bautice. La sorpresa me
imagino que sería mayúscula, pero es lo que convenía hacer, según le comunicó. Es al finalizar cuando se produce
el testimonio que Dios Padre da: ‘Bautizado Jesús,
salió del agua. Y he aquí que vio abrírsele los cielos y al Espíritu de Dios
descender como paloma y venir sobre Él, mientras una voz del cielo decía: -Este
es mi Hijo muy amado en quien tengo mis complacencias’. (Mt. 3, 16-17). Los tres sinópticos coinciden en lo fundamental de este
mensaje, incluso casi con las mismas palabras.
El segundo se produce ante tres testigos:
Pedro, Santiago y su hermano Juan.
TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS EN EL TABOR.-Giovanni Bellini.-RENACIMIENTO
Los llevó a un monte, el Tabor, y allí ‘el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura
fulgurante, y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y
Elías; los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a
cumplir en Jerusalén’. Pero lo fundamental vino
después: ‘Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo,
mi Elegido; escuchadle’. (Lc. 9, 28-36). Nuevamente el Creador deja
constancia de quién es Jesús de Nazaret, sólo que ahora añade una recomendación
en imperativo: ‘Escuchadle’. Y eso hoy…hay
poca gente que lo haga.
Melitón de Sardes, obispo y santo , es uno de los Padres de la Iglesia
del siglo II. Fue Obispo de la ciudad de Sardes
cerca de Esmirna en Asia Menor. Fíjense en cómo enfocó la figura de
Jesucristo: ‘Este es quien cargó sobre sí los dolores
de todos. He aquí el que fue muerto en Abel, atado en Isaac, exiliado en Jacob,
vendido en José. He aquí el que fue expuesto a las aguas en Moisés e inmolado
en el cordero. Este es el que se encarnó
en el seno de la Virgen,
el que fue clavado en la cruz y sepultado en la tierra, el que resucitó de
entre los muertos y subió a lo alto de los cielos. Él es el cordero que no abre
su boca, el cordero inmolado, el cordero que nació de María, cordera sin mancha.
Él resucitó de entre los muertos y resucita al hombre de la profundidad del
sepulcro’.
¿Puede
hacerse una semblanza de la figura del Salvador con tanto contenido y en menos
palabras? Personalmente no me atrevo, porque Él es el Señor. Es Nuestro Señor,
como dice el Credo: ‘Creo en Jesucristo, su único Hijo, NUESTRO SEÑOR’,
‘ante cuyo nombre se doble toda rodilla’ (Fil. 2, 10), como
cita San Pablo.
ADORACION DEL NOMBRE DE JESÚS.-EL GRECO.-MANIERISMO |
Es ésta una
expresión muy poco usada hoy, porque somos muy pocos los que lo aceptamos como
tal. Pero como en tiempos de Jesús, también existen hoy en la Iglesia los anawin, los pobres de Dios que a pesar
del desarrollo social y económico que existe (aunque no en todas partes, por
desgracia), seguimos teniendo nuestra fe y esperanza en Él, como Señor y
Creador de todo. Este es a quien ‘Dios ha
constituido como Señor y Mesías’ (Hech. 2, 36).
Es ésta una expresión en la
que manifestamos un espíritu comunitario al reconocerlo como Señor NUESTRO, que nos une y acoge en un solo
Cuerpo. En ella nos sentimos unidos en el mismo Espíritu que engendró a Jesús
en el vientre de la Virgen, que lo asistió en su vida pública, que nos impulsa
a nosotros en el quehacer de cada día, como parte de la Iglesia que Él fundó,
porque ‘en Él vivimos, nos movemos y existimos’
(Hech. 17, 28) y, por tanto, lo sentimos tan cercano a nosotros
que podríamos decir con toda tranquilidad lo mismo que San Agustín: «Nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón está
inquieto hasta que descanse en ti».
Hay personas y
entidades, más o menos notables o significativas, que esto se lo toman a risa,
como algo superado.
TSUNAMI EN UNA ISLA DE SUMATRA
No estaría de más que observasen los signos de los tiempos.
Desastres naturales, tragedias nucleares y un largo etcétera, son avisos algo
serios para la Humanidad. Los
mensajes que la Virgen
ha ido dando parece que caen en tierra seca, baldía, pero Nuestro Señor,
continúa estando pendiente de todos cuantos quieran volverse a Él para recibirlos
con los brazos abiertos. No en vano es el Padre de la Misericordia y ‘su trono es trono para siempre’ (Heb. 1, 8).
Me parece que
no está de más recordar lo que el mismo Cristo nos dijo en los Evangelios de sí
mismo: ‘Todas las cosas las ha puesto el Padre en mis
manos’ (Mt. 11, 27). Y en San Juan también podemos leer: ‘Mi Padre sigue obrando y yo con Él’ (Jn.5, 17).
Por nuestra
parte solamente podríamos dirigirnos a Él como indica el Apocalipsis: ‘Ven, Señor Jesús’ (Ap.22, 20).
Seguiremos
profundizando. Que Nuestro Señor Jesucristo, Señor y Mesías, y Nuestra Señora la Virgen de la Pampa, nos bendigan.
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