NOLI ME TANGERE.-Jan Brueghel the Younger.-BARROCO |
Hay un momento
especial en la Misa
(hay muchos momentos especiales, ya lo sé, especialmente la Consagración y la Comunión) en el que me
siento con desazón. Es el momento en que rezamos comunitariamente el Credo. ¿Y
por qué? Podrá parecer una tontería pero cada uno somos cada uno, y a mi me
sabe muy mal no poder pararme a cada una de las cosas en las que decimos creer
el tiempo que merece para meditar un poco en aquello que vamos diciendo.
¡Encierra tantas cosas…! ¡Hay tanta maravilla en su interior…! Pero no hay
solución. Debo dejarlo para otros momentos.
Creo recordar
que ya lo he dicho en alguna ocasión, pero a la hora de escribir tengo la misma
sensación que en el templo en el que intento vivir la Eucaristía, ya que se
amontonan muchas cosas descubiertas en las distintas meditaciones, oraciones o
estudios de este tema que me gustaría lanzarlas y compartirlas con todos, pero
no puede ser. Debe haber una variedad.
RESURRECCIÓN DE C RISTO.-MURAL.-RON DICIANNI.-S. XX |
En la Resurrección de
Jesucristo me pasa esto que les digo. Rezar ‘al tercer día resucitó entre los
muertos’ y seguir con otra cosa, decirlo como de pasada, casi con prisa, como
si de algo trivial se tratase, me parece injusto. Ya ven que llevo varias
entradas con este tema y en cada una de ellas existen muchos aspectos, además
de los comentados, que podrían aflorar y enriquecer a otras personas incluso,
con alguna exposición de experiencias de distintas personas. Con sus vivencias.
Con sus sanas opiniones.
En la frase
arriba indicada ya hemos tratado el descenso de Jesús al limbo de los justos
anunciándoles su liberación, la más que
probable aparición a su Madre ya con un cuerpo glorioso, a las santas mujeres,
… Pero es que dentro de este tema no puedo pasar por alto un detalle del mismo
Cristo con una mujer en concreto: María
Magdalena.
Esta mujer,
otrora gran pecadora y liberada de siete demonios por Jesús (‘Lo acompañaban
los doce, y también algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus
malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido
siete demonios…’ .-Lc. 8, 1-3)
había descubierto la personalidad de su liberador y estaba continuamente
sintiendo su agradecimiento hacia el Maestro que ya dedicó su vida a su
servicio, como las otras mujeres, como los Doce,…y Él también la premió.
Todos los
discípulos, hombres y mujeres, vivían una congoja mortal en sus almas
contemplando el martirio al que habían sometido a su Maestro y amigo y la cruz
no les permitía creer que fuese merecedor de esto. ¡Claro que no!, pero ese
momento cruel y despiadado todos lo vivieron de una manera diferente. Pero lo
tuvieron. Y María Magdalena no fue ninguna excepción.
MARIA MAGDALENA PENITENTE .- ANTONIO CANOVA.-NEOCLASICISMO
Supo y pudo
(francamente, no sé cómo) ser consecuente con su agradecimiento y fidelidad y aguantar
también al pie de la cruz (‘Junto a la cruz de Jesús
estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María la Magdalena.’ Jn.
19, 25-26). Acaso
esa cualidad, casi virtud, de las mujeres de saber que amor y dolor caminan al
unísono les dieron la fortaleza que demostraron. Y en su inmenso dolor,
intentar consolar a la Madre. Ella
y las otras mujeres mostraron una fortaleza espiritual mayor que los mismos
apóstoles, a excepción de Juan (que también tuvo su premio y con la confianza
de Jesús puesta en él, al recibir el encargo de cuidar de la Madre), que no desearon
estar presenciando la muerte de su amigo. Desaparecieron los diez. No se
atrevieron a estar allí.
María
Magdalena también estaba cuando desclavaron a Jesús de la cruz y formando parte
del séquito que lo acompañó a la sepultura.
CRUCIFIXIÓN DE CRISTO ENTRE DOS LADRONES.-Baltasar de Echave Ibía.-BARROCO COLONIAL
Junto con otras mujeres fue, pasado
el sábado, a ungir el cuerpo de Jesús: ‘Pasado el sábado, María Magdalena,
María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a ungirle’. (Mc 16, 1). Estaba
dispuesta a todo, como todas. Siempre le habían servido. Ahora, también. Sólo
que…
No se lo
esperaban. Ver la piedra removida y un joven sentado en la losa donde poco
tiempo atrás habían puesto a Jesús, al que no veían por ninguna parte, era algo
inaudito, inesperado, asombroso,…Y oír el mensaje de aquel personaje, menos
todavía. ‘Y mirando vieron que la piedra estaba removida; era muy grande. Entrando en el monumento, vieron un
joven sentado a la derecha, vestido de una túnica blanca, y quedaron
sobrecogidas de espanto. Él les dijo: No os asustéis. Buscáis a Jesús Nazareno,
el crucificado; ha resucitado,
no está aquí; mirad el sitio en
que le pusieron’ (Mc. 16, 4-6).
Vimos en la
entrada anterior cómo María Magdalena marchó de inmediato a contar a los
apóstoles y discípulos la gran novedad y cómo Pedro y Juan salieron corriendo a
cerciorarse de ello. Cuando hubieron comprobado la veracidad de lo que había
dicho la mujer de Magdala, se marcharon de nuevo a casa. Pero María permaneció
allí. No acababa de asumir aquello. Creyó que se habían llevado el cuerpo de Jesús.
MARIA MGDALENA BUSCA EL CUERPO DE XTO.-JAMES TISSOT.-S. XIX
San Juan es
muy explícito con este pasaje: ‘María se quedó junto al monumento, fuera,
llorando. Mientras lloraba se inclinó hacia el monumento y vio a dos ángeles
vestidos de blanco sentados uno a la cabecera y otro a los pies de donde había
estado el cuerpo de Jesús. Le dijeron: -¿Por qué lloras, mujer? Ella les dijo:
-Porque han tomado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto’.(Jn.20, 11-13)
Esta es,
probablemente, una de las mayores emociones que María tuvo en su vida, pero con
el cuerpo y el alma sumidos en la angustia de la ignorancia de creer que
alguien había robado el cuerpo de su Maestro, no llegó a valorar el alcance de
quienes eran los que si dirigían a ella. Tal vez la respuesta que les dio fuera
de forma mecánica. Nada dice sobre si los ángeles le respondieron o no. Pero lo
que siguió es lo que tiene más valor, porque
‘Diciendo esto se volvió para atrás y vio a
Jesús que estaba allí, pero no conoció que fuese Jesús. Díjole Jesús: -Mujer,
¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella,
creyendo que era el hortelano, le dijo: -Señor. Si le has llevado tú, dime
dónde le has puesto y yo le tomaré’.
MARÍA MAGDALENA VE LOS ÁNGELES.-JAMES TISSOT.-S. XIX-XX
Ya ven. No lo conoció. Y no lo hizo por
dos razones, una porque en su obsesión de tener como cierto el robo del cuerpo
la llevó a la creencia de pensar que era el hortelano de aquel lugar. Otra,
porque Jesús estaba resucitado, con un cuerpo glorioso, que aun siendo el mismo
que antes de su Pasión y Muerte, ahora era distinto. Cosas de la Gloria de Dios, ¿no creen?
Sin embargo, todo cambió a partir de este instante, en la respuesta de
Jesucristo.
APARICIÓN DE CRISTO A MARÍA MAGDALENA.-Rembrandt.-BARROCO |
‘Jesús le dijo: -¡María! Ella, volviéndose, le
dijo en hebreo: ¡Rabboni!, que quiere decir Maestro. Jesús le dijo: -No me
toques, porque aún no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos y diles: subo a
mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. María Magdalena fue a
anunciar a los discípulos: -He visto al Señor, y las cosas que le había dicho’.
(Jn. 20, 11-18). Posiblemente fue esta la máxima emoción que María tuvo en su vida. Jamás
podría tener otra igual, al menos en este mundo. De pensar que estaría perdido
a verlo vivo ante ella y llamándola por su nombre, era algo para
experimentarlo.
LUCAS JORDAN.-BARROCO |
¿Qué
sentimientos de alegría y felicidad pudo tener en ese instante? ¿Qué hubiéramos
sentido nosotros de haber vivido algo semejante? María es un claro ejemplo del
alto significado que la mujer tiene para Dios. Fue ella, mujer, la que recibió
en encargo de transmitir la
Resurrección de Cristo a los discípulos. Fueron mujeres
quienes tuvieron la primicia de recibir este acontecimiento. Jesucristo quiso
hacer justicia con el papel que a la mujer le corresponde en la sociedad y en la Iglesia. El suyo propio. Hizo
ver que la sumisión a la que estaba sometida en aquel tiempo era absurda. ¿Se
puede pedir más?
TIZIANO.-RENACIMIENTO |
Por otra parte
hay una expresión de Jesús que puede inducir a error. Cuando dice a María ‘No
me toques’, podría parecer que es como un desprecio o alejamiento. Nada más
lejos de la realidad. Jesús no es así. No tiene ningún sentido habérsele
aparecido, llamarla por su nombre para luego decirle que lo dejara en paz. Creo
que lo comentado en este aspecto en uno de los cursos bíblicos que hice es
cierto. La expresión correcta sería ‘No me retengas’.
Alexander Ivanov.-S. XIX |
Al reconocer a
Jesús, María es probable que se diera cuenta de Quién era, ante Quién estaba, y
se echara a sus pies en un acto de adoración. No es descabellado, me parece. Y
ese momento hubiese querido eternizarlo así como la felicidad y alegría que
estaría sintiendo. Fue necesario que Jesús la sacase de esa especie de éxtasis que
estaba viviendo. Para ello le dio un encargo: ‘ve a mis hermanos y diles: subo
a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios’. Y María partió a
transmitir, infinitamente feliz, ese encargo.
JAMES TISSOT.-S. XIX - XX |
Este momento
es algo que siempre ha llamado la atención. Pintores de todas las edades han
querido plasmar en sus lienzos este detalle de Jesús con María y curiosamente
casi todos han titulado este cuadro como ‘Noli me tangere’. Variarán las
formas. Variarán los colores. Variarán
los paisajes. Pero el mensaje, la emoción del momento, acaso la que sintieron
ellos mismos mientras lo pintaban o lo contemplaban después, seguramente serían
idénticos. Pueden comprobarlo con los que he puesto.
CORREGGIO.-RENACIMIENTO |
No me resisto a ponerles estos cuadros de distintos siglos.
NOLI ME TANGERE.-PSAUTIER CISTERCIEN.- S. XIII |
NOLI ME TANGERE-DETALLE.-HEURES À L'USAGES DE TOURS.-S. XV |
Que Jesucristo, Nuestro Señor y Salvador, y su santísima Madre, Nuestra Señora de La Salette, nos bendigan a todos.
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