DISCÍPULOS DE EMAÚS.-Pieter Coecke Van Aelst.-RENACIMIENTO |
En los
momentos inmediatamente posteriores a su Resurrección, Jesucristo quiso hacerse
presente ante quienes habían creído en Él, lo habían seguido, le habían
ayudado,… Pero hay cosas que a poco que nos detengamos a pensar en ellas nos
harían pensar. ¿Por qué no se apareció primero a los Once que permanentemente
le habían acompañado y a quienes había llamado ‘amigos’? (‘Nadie tiene mayor
amor que este de dar uno la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si
hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo
que hace su señor; pero os llamo amigos porque todo lo que oí de mi Padre os lo he dado a conocer’. Jn.15,
13-15).
No tengo, ni
creo que nadie tenga con certeza, las razones por las que se apareció en primer
lugar, según los Evangelios, a las santas mujeres, personajes sin aparente
importancia en su vida, en el mismo sepulcro.
Altobello Melone .- RENACIMIENTO
No lo creyó suficiente y,
siguiendo a San Marcos, se aparece a María Magdalena. Solamente a ella, como
hemos visto en las dos entradas inmediatamente anteriores.
Pero es que la
siguiente aparición rompe con los esquemas de la lógica, porque a quienes
seguidamente se aparece, siguiendo al mismo evangelista, es a dos discípulos
desconocidos que hasta este preciso momento no aparecen ni se les nombra en
ningún momento en los Evangelios. ¿Por qué? Si no recuerdo mal, San Juan,
refiriéndose a las Mujeres que estaban con la Virgen al pie de la Cruz en el Calvario, cita a
‘María, la de Cleofás’, (Jn. 19, 25). Pero esto no significa, me parece, que
sea la misma persona el marido de la mencionada María y el discípulo que
caminaba hacia Emaús. Cabe suponer que ese nombre podría ser muy común entre
los judíos.
Verdaderamente tenemos
materia más que suficiente para pensar en el contenido y las circunstancias que
rodean esta perícopa.
Jan Wildens.-BARROCO
Pero solamente será a nivel de suposiciones, deducciones
o razonamientos como el que cabo de hacer con Cleofás. La realidad podría ser
otra.
Este pasaje
presenta dos escenas claramente delimitadas. La primera está circunscrita a un
espacio exterior, un camino. En él, dos personas caminan hacia un lugar llamado
Emaús y en un determinado momento se les une otro personaje, desconocido para
ellos. En la segunda escena cambia completamente el escenario. Los dos
caminantes, transcurrido el tiempo necesario para llegar a su destino, invitan
al desconocido a compartir su cena con ellos porque ya era tarde.
Vamos a
centrarnos ahora en la primera escena ya que nos presenta el relato con mayor
número de detalles. Siguiendo a San Lucas, nos dice: ‘Aquel mismo día iban dos de ellos a un
pueblo llamado Emaús, que dista sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban
entre sí sobre todo lo que había pasado’. Era normal que así fuera. A
Jesús lo conocieron, acaso lo trataron y los sucesos relatados por las mujeres
los mantenían confusos. No podían entender nada más allá que lo referido al
aspecto humano. Pero esto pronto iba a cambiar, porque
‘Mientras
conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó a ellos y caminó a su lado;
pero sus ojos estaban como incapacitados para reconocerle'. Otro caminante.
Solitario. Y se les unió.
Duccio di Buoninsegna (1308) .- GÓTICO
Probablemente estaría oyéndolos algún instante, pero
rápidamente pasó a la acción preguntando: ‘-¿De qué discutís por el camino?
Ellos se pararon con aire entristecido’.
¿Cómo era posible que no supiese nada del tema que les ocupaba? Para
nosotros, hoy, conociendo las cosas que sabemos, resulta muy fácil. Pero en las
mismas condiciones de aquellos dos personajes es probable que hubiésemos
respondido y sentido exactamente lo mismo que ellos. Pero Cleofás tomó la
palabra y le respondió a través de un interrogante, poniendo de manifiesto su
extrañeza: ‘Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: -¿Eres tú el único
residente en Jerusalén que no sabe las cosas que han pasado allí estos días?‘.
Hasta aquí todo aparecía como
normal, pero Jesús continuó con su ‘ignorancia’. ‘Él les dijo: -¿Qué cosas?’ ¿Quería ver cómo se desenvolvían ante su
Resurrección? ¿O quizá su enfoque del tema?
DELLO DELLI.-GÓTICO
No sé, pero el caso es que le
respondieron: ‘Lo de Jesús el Nazareno, varón profeta, poderoso en obras y
palabras ante de Dios y ante todo el pueblo; cómo le entregaron los príncipes de los sacerdotes
y nuestros magistrados para que fuese condenado a muerte y crucificado.
Nosotros esperábamos que sería él quien iba a rescatar a Israel; pero, con
todo, llevamos ya tres días desde que esto ha sucedido. Nos dejaron
estupefactos ciertas mujeres de las nuestras que yendo de madrugada al
monumento no encontraron su cuerpo, y vinieron diciendo que habían tenido una
visión de ángeles que les dijeron que vivía. Fueron también algunos de los
nuestros al monumento y hallaron las cosas tal como las mujeres habían dicho,
pero a Él no le vieron’.
Bueno. La información no estaba mal. Era muy
completa para ellos y ajustada a la realidad que habían vivido quienes allí
fueron, pero a todo ese relato había que darle la auténtica complementariedad.
GUSTAVO DORÉ.-S. XIX
Jesús, como si fuese el maestro que se dirige a sus alumnos que no han hecho
bien sus deberes o no han aprendido del todo la lección, comenzó su didáctica
pedagógica: ‘Él les dijo: -¡Oh hombres sin inteligencia y tardos de corazón
para creer todo lo que vaticinaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías
padeciera esto y entrar así en su gloria? Y, empezando por Moisés y continuando
por todos los profetas, les fue explicando cuanto a Él se refería en todas las
Escrituras.’ ¿No les hubiese gustado ver sus caras escuchando al Maestro? ¿Cómo
responderían a Jesús si éste les hacía preguntas?
Les aseguro que a mí sí que me
hubiese gustado, pero estar oyéndolo a Él sería, con toda seguridad, más fuerte
que mi curiosidad, ¿no creen? Realmente el recorrido de los ‘sesenta estadios’
daba para mucho diálogo, pero aunque el Evangelio no nos dice en qué momento
del camino se les unió, es de suponer que tendrían tiempo suficiente para
escuchar la exposición que Jesús les hizo.
JAMES TISSOT.-S. XIX-XX |
Hasta aquí, lo que pienso que es
la primera parte del episodio de los discípulos de Emaús. En la próxima entrada
comentaremos la segunda. Merece ser tratada por su singularidad.
Que Jesucristo y su Madre, Nuestra
Señora da Conceiçao nos bendigan y acompañen.
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