ASCENSIÓN DE JESUCRISTO.-SALVADOR DALÍ.-SURREALISMO |
¿Cuántas veces habremos celebrado los cristianos
esta festividad? Recuerdo que desde mi infancia oí un refrán que decía: ‘Tres
jueves hay en el año que relucen como el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el
Día de la Ascensión ’. Eran unas festividades entrañables por los
distintos contenidos que cada una encierra y continúan siéndolo. Pero ¡qué pena
que estas dos últimas se haya trasladado su celebración a domingo! Parece, al
menos para mí, que les falte algo…
Aunque en anteriores ocasiones las haya tocado de
pasada, en el comentario del Credo que estamos haciendo tiene un lugar. Y muy
importante, porque es posible que no nos hayamos detenido a profundizar en su
significado. ¿Qué encierra la expresión ‘Subió
a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso’?
SANTÍSIMA TRINIDAD Y LA VIRGEN.-MIGUEL CABRERA.-S.XVIII.-
ARTE COLONIAL
En el Credo está, ciertamente de forma muy
sucinta, el proyecto de la Santísima
Trinidad con la
Humanidad y nuestra aceptación de todo cuanto en él se
expone. Después de expresar que creemos y aceptamos al Padre como Creador,
pasamos a enumerar los distintos momentos en que el Hijo, Segunda Persona de la Santísima Trinidad ,
asume nuestra naturaleza humana en la persona de Jesús de Nazaret, como
Redentor y Salvador de todas las personas, y que a los largo de los siglos fue
anunciado por los Profetas y recogido en las Escrituras, incluido que nacería
de una Madre Virgen, la cual tuvo un especial protagonismo en la Redención , como todos
conocemos. Él era, real y verdaderamente, la presencia de Dios en nuestro mundo,
la Palabra Creadora
con la que el universo fue creado. El Logos.
Pues bien. Cuando se cumple la plenitud de los tiempos y se hacen realidad
todas la profecías anunciadas, se plenifica la Redención con la Resurrección de entre
los muertos de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, venciendo a la
muerte y, sobre todo, venciendo al padre de la mentira y del Mal y a sus
ángeles rebeldes.
RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO .-
AGNOLO BRONZINO.- RENACIMIENTO
Una vez cumplida la misión para la que había
nacido, ya no tenía razón de ser su estancia
sobre nosotros. Pero como nos conocía y nos quería para Él no nos abandonó a
nuestras fuerzas que, ciertamente, eran pocas. Preparó las cosas para continuar
estando de forma distinta con nosotros, con cada uno de nosotros, dejándonos la Iglesia y los Sacramentos,
especialmente la
Eucaristía. Y de ese aspecto es el que voy a intentar
comentar en esta entrada.
San Lucas, al final de su Evangelio, nos relata el
momento: ‘Los llevó hasta cerca de Betania, y levantando sus manos, les
bendijo, y mientras les bendecía se alejaba de ellos y era llevado al cielo.
Ellos se postraron ante Él y se volvieron a Jerusalén con grande gozo. Y
estaban de continuo en el templo bendiciendo a Dios’. (Lc. 24, 50-53).
Hay varios puntos en los que me he detenido a
meditar en distintas ocasiones. La
Redención no tiene otro objetivo que recuperemos la
oportunidad de estar con Dios. Él no se resigna a perdernos por la
desobediencia de nuestros primeros padres.
ASCENSIÓN DE JESÚS .- GAROFALO.-MANIERISMO
Nos quiere ver absoluta y totalmente
felices. ¡Si nos creó para eso! De hecho, una de las primeras cosas que hace
Jesús al resucitar es descender al Limbo de los Justos para anunciarles la
liberación del estado en el que estaban y que gozasen plenamente de Dios, en el
que habían creído y con quien habían colaborado.
Al ascender al cielo hace realidad la promesa
hecha un tiempo antes: ‘En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera
así os lo diría, porque voy a prepararos el lugar. Cuando yo me haya ido y os
haya preparado el lugar, de nuevo volveré y os tomaré conmigo para que donde yo
estoy esteis también vosotros.’(Jn. 14, 2-3). Dicho con otras palabras, desea
que todos participemos de su Vida en la auténtica Casa: su Reino, del que tanto
habló y que tan pocos entendieron. Fue a partir de Pentecostés, al hacerse
presente el Espíritu de Dios a la
Virgen y a los discípulos, cuando comienzan a entender el
mensaje del Maestro.
San Pablo dice cuando escribe a los cristianos de
Éfeso: ‘No ceso de dar gracias por vosotros y de hacer de vosotros memoria en
mis oraciones para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo y Padre de la gloria
os conceda espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él,
iluminando los ojos de vuestro corazón. Con esto entenderéis cuál es la
esperanza a que os ha llamado, cuáles las riquezas y la gloria de la herencia
otorgada a los santos y cuál la excelsa grandeza de su poder para con nosotros
los creyentes, según la fuerza de su poderosa virtud, que Él ejerció en Cristo
resucitándolo entre los muertos y sentándolo a su diestra en los cielos’. (Ef.
1, 16-20).
Pienso que no comprenderemos del
todo nuestro papel en el mundo si solamente miramos y nos quedamos con la forma
de vida que nuestra sociedad nos presenta. Parece que solamente desde el
materialismo y el ‘tener’ o ‘poseer’ (cosas, objetos, dinero,…) vamos a
encontrar nuestro camino de cara a un futuro.
SAN AGUSTÍN Y SANTA. MÓNICA
Al nuestro. Craso error. Nuestro
destino último, por mucho que se nos quiera apartar de ese camino, es Dios.
‘Nos hiciste para Ti, Señor, e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse
en Ti’. Conocen al autor de este pensamiento, ¿verdad? San Agustín tardó en darse cuenta, pero cuando lo
hizo encontró el auténtico Camino de su vida. Su madre, Santa Mónica, sabe lo
que lloró y sufrió hasta que su hijo dio el vuelco. No importa el tiempo. Lo
importante es que nos entreguemos a la Misericordia de Dios y nos empeñemos en dar el
vuelco necesario. La paciencia de Dios es infinita. Su Misericordia, también.
El mismo Jesús durante su vida pública tuvo que
luchar contra muchas concepciones sociales y de la interpretación de la
Ley Mosaica en su tiempo. Pero lo hizo.
Nosotros, dentro de nuestros límites, debemos seguir su ejemplo y pedir la
acción del Espíritu en nosotros. Entre otras cosas, para eso se hizo presente
en Pentecostés: ‘Recibiréis la virtud del Espíritu Santo que descenderá sobre
vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda la Judea , en Samaria y hasta
los confines de la tierra’. (Act. 1, 8). Somos la esperanza de Jesucristo. Sus
instrumentos. Sus colaboradores. Sus hermanos inmersos en la Iglesia por Él
fundada y que tanto se ha perseguido siempre y también ahora.
Estas palabras suyas son las que han motivado a la Iglesia a adentrarse en la Historia con la bandera de
la Palabra de
Jesucristo, cumpliendo el encargo recibido. El Papa Francisco es ahora el
timonel de la barca de Pedro. Nosotros, la tripulación. Cada generación hará
realidad este encargo a golpes de Espíritu Divino que se encargará de que en
cada tiempo, en cada etapa de la
Historia , se conozcan los signos de los tiempos y la voluntad
del Supremos Hacedor.
PENTECOSTÉS.-JUAN BAUTISTA MAÍNO.-BARROCO
‘Y las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia ’ (Mt. 16, 18). ‘El
cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán’. (Mt. 24, 35)
Entonces, ¿hemos de vivir alejados de la sociedad,
de cuanto nos rodea, de lo que queremos,..? ¡No, por favor! No es eso. Vamos a
fijarnos en el relato que de la
Ascensión de Jesús hacen los Hechos de los Apóstoles: ‘Diciendo
esto y viéndole ellos, se elevó, y una nube le ocultó a sus ojos. Mientras
estaban mirando al cielo, fija la vista en Él, que se iba, dos varones con
hábitos blancos se les pusieron delante y les dijeron: -Varones galileos, ¿qué
hacéis mirando al cielo? Ese Jesús que ha sido llevado de entre vosotros al
cielo vendrá así como le habéis visto ir al cielo.. Entonces se volvieron del
monte llamado Olivete a Jerusalén, que dista de allí el camino de un sábado’.
(Act.1, 9-12).
ASCENSIÓN DE XTO.-HARRY ANDERSON.-S. XX
Si observamos el momento, realmente emocionante
para ellos (y tal vez para nosotros si intentáramos ‘estar’ allí
presenciándolo), solamente vivían el ‘ahora’. No lo olvidarían jamás ese
instante, realmente trascendente y único. Pero el mensaje que recibieron de los
mensajeros celestiales les sacó de su ensimismamiento. Se volvieron a
Jerusalén. Poco a poco se fueron percatando que para ellos todo empezaba a
partir de ahora. Volvieron a su realidad. ‘Estaban de continuo en el templo
bendiciendo a Dios’, como hemos dicho antes. Pero eso fue el principio.
Después…había que hacer realidad el encargo recibido: ‘Seréis mis testigos
hasta los confines de la tierra’. Y empezaron. Y con ellos empezó la Historia de la Iglesia que Jesucristo nos
dejó en herencia para nuestro bien. Y que nosotros, al nacer y recibir el
Bautismo, recibimos unas páginas para escribir en ellas una parte de esa Historia.
Porque también somos herederos y destinatarios de aquel encargo que dio en su
Ascensión.
Pero ese es nuestro camino. Jesucristo con su Ascensión nos está preparando
la nuestra para ocupar la ‘morada’ que nos tiene destinada. Hemos de tener los
pies en el suelo viendo la realidad que nos rodea y dar la respuesta que Él
mismo hubiera dado, según los carismas o talentos que nos ha dado para ser sus
testigos, sus ojos, sus manos, sus pies,…en el tiempo que vivimos aun con las
limitaciones que tengamos.
ASCENSIÓN DE CRISTO.-HERMANOS LIMBOURG.-GÓTICO INTERNACIONAL
Lo que no debemos permitir es que fracase en
nosotros el sacrificio de la
Pasión , Muerte y Resurrección de Quien lo dio todo por cada
uno de nosotros. Se trata de dar una respuesta, la nuestra, en la construcción
del Reino de Dios.
Finalizo con las palabras del beato Juan Pablo II,
que lo recogió muy bien: ‘El misterio de la Ascensión nos abre hoy
el horizonte ideal desde el que se ha de enfocar este compromiso. Es, ante
todo, el horizonte de la victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado.
Asciende al cielo como rey de amor y paz, fuente de salvación para la humanidad
entera. Asciende ‘para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros, como
hemos escuchado en la carta a los Hebreos (Heb. 9,24). La palabra de Dios nos
invita a tener confianza: ‘es fiel quien hizo la promesa’ (Heb. 10, 23) .-
(Juan Pablo II. 24 de mayo de 2001.-Homilía en la clausura del VI Consistorio
Extraordinario).
Que Nuestro Señor Jesucristo, ya a la derecha del
Padre, y su Madre Nuestra Señora de Eunate nos bendigan y protejan.
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