martes, 7 de abril de 2015

Magnífico regalo el que Dios nos hizo.-06-abril-2015


ÁNGEL DE LA GUARDA
      El tema de la existencia de los ángeles se ha tratado en las dos entradas anteriores. La primera la titulé con un interrogante: 'Los ángeles, ¿existen?' Quise partir desde ese punto de vista porque hoy, siglo XXI, hay personas que no creen en su existencia.A lo largo de la entrada razoné algo el tema y fundamenté, básicamente su presencia real a través de varias citas del Antiguo Testamento que así lo atestiguan. La Palabra de Dios demuestra que desde el principio de la existencia humana ya estaban actuando por mandato divino. (Expulsión de Adán y Eva en el Paraíso,...).
CENTURIÓN CORNELIO Y EL ÁNGEL.-GERBRAND VAN DEN EECKHOUT.-BARROCO
La segunda entrada, 'Ángeles mensajeros', continué con el tema pero enfocando su presencia desde hechos concretos ocurridos en el Nuevo Testamento, con personajes sobradamente conocidos, (Jesús en Getsemaní, la Virgen en la Anunciación,...). Se pudo ver cómo en cada uno de los episodios los ángeles aparecían transmitiendo un deseo de Dios, unas veces comunicando a los destinatarios el mensaje que llevaban (Anunciación a la Virgen y a Zacarías), otras ejecutando la orden de Dios directamente (confortando a Jesús en la terrible noche del huerto de los Olivos o liberando a Pedro de la cárcel.).
      Teniendo en cuenta que está suficientemente demostrado que esos servidores del Altísimo a quienes llamamos ángeles existen, deseo dar mi admiración y agradecimiento a esos seres espirituales que han recibido una misión tan especial como es la de que a cada persona le haya puesto el Creador un ángel para que nos cuide, ilumine, guarde, rija, gobierne y nos acompañe durante toda nuestra existencia en este mundo. Sí, amigos. Así es. Nosotros lo llamamos nuestro ángel guardián o ángel de la guarda.
      San Juan de la Cruz decía: 'Los ángeles, además de llevar a Dios nuestras noticias, traen los auxilios de Dios a nuestras almas y las apacientan como buenos pastores, con comunicaciones dulces e inspiraciones divinas. Dios se vale de ellos para comunicarse con nosotros. Los ángeles nos defienden de los lobos, que son los demonios, y nos amparan'. (SAN JUAN DE LA CRUZ. Cántico espiritual).
      Y la Iglesia lo expresa así: 'La Providencia de Dios ha dado a los Ángeles la misión de guardar al linaje humano y de socorrer a cada hombre [...]. Han sido designados desde nuestro nacimiento para nuestro cuidado, y constituidos para la defensa y la salvación de cada uno de los hombres.' (CATECISMO ROMANO, parte IV, cap. IX, núm. 4 y 6).
      Permítanme una pequeña confidencia. Cuando fui consciente de este tema, intenté hablar con él comunicarme con él, desde la oración, pero procurando hacer mi ¿diálogo? con él como lo haría con un amigo de verdad. Les aseguro que después de aquellos primeros intentos me quedaba como su hubiese hecho una enorme majadería. Me encontraba en una situación como de absurdo, pero no me di por vencido. Si otras persona habían hablado con ellos, ¿por qué no podía hablarles yo también? Volví a intentarlo muchas más veces y al cabo de cierto tiempo me daba la impresión de que le 'oía' algunas respuestas. Desde entonces tengo el convencimiento de que está permanentemente conmigo y cuando hago algo que no acaba de estar totalmente bien casi tengo la impresión de me recrimina mi falta de sensatez. Lo cierto es que nos 'compenetramos'. ¡Las cosas que se pueden hacer desde la fe! Ya sé que podrá parecer algo infantil, pero lo ciertos es que ha sido un proceso personal que ha contribuido a mi madurez espiritual.
      Y serán ellos quienes darán testimonio de nuestra actuación en el mundo cuando Dios nos llame a su presencia: 'Concurrirán también al juicio universal todos los ángeles, para dar testimonio ellos mismos del ministerio que ejercieron por orden de Dios para la salvación de cada hombre'. (SAN JUAN CRISÓSTOMO. Catena Aurea, vol III).
      Ciertamente siendo nosotros muy pequeños nuestros padres y, especialmente, los abuelos, nos han hablado de él, nos lo han hecho percibir cercano en cada momento e incluso sentirlo como el compañero de viaje a semejanza de Tobías, acompañado por San Rafael, uno de los siete ángeles que asisten al Señor. Y esto no son fábulas infantiles para entretener a los más pequeños. Si se va abandonando la idea de que tenemos al nuestro permanentemente junto a nosotros, es porque haciendo uso de nuestra libertad nos desentendemos de ellos y nos olvidamos de cuanto nos enseñaron en nuestra infancia.
      'Los hombres pueden desoír las inspiraciones que les dan invisiblemente los ángeles buenos, iluminándolos para obrar el bien; pero queda intacto el libre albedrío: de ahí que el perderse los hombres no se ha de atribuir a la negligencia de los ángeles, sino a la malicia de los hombres'. (SANTO TOMÁS DE AQUINO. Suma Teológica). Ya lo ven. Santo Tomás me parece que tiene una cierta autoridad en lo que dice, ¿no?
      Parece ser que no somos totalmente conscientes de que nuestras enseñanzas y aprendizajes infantiles deben ser actualizados constantemente según la edad y el desarrollo de nuestra inteligencia. 'Cuando yo era niño, hablaba como niño, razonaba como niño; al hacerme hombre, he dejado las cosas de niño' (I Cor. 13, 11). San Pablo también lo vio así. Al hacernos adultos hemos de acomodar, desarrollar, todo cuanto teníamos de nuestros conocimientos para la fase adulta. Siendo niños aprendimos a leer y a escribir, y sin embargo no solamente hemos perfeccionado nuestra lectura y escritura, sino que hemos adquirido también conocimientos de redacción y de técnicas y recursos literarios. Con el tema religioso ocurre exactamente lo mismo: hemos de progresar adecuadamente. Solamente así alcanzaremos la madurez necesaria  para alcanzar una plenitud, cada vez mayor, en nuestra vida cristiana.
      Los ángeles son como son. No conocemos cómo son realmente porque no hemos visto ninguno en su estado natural. Es muy posible que en alguna ocasión hayan tomado forma humana para atender a su protegido en algún momento especialmente delicado o comprometido, hecho lo cual desaparecen y recobran su estado natural. Pero estoy seguro de que cuanto puedan hacer, es por consentimiento expreso de Dios.
      Conozco un caso ocurrido  en la puerta misma de mi domicilio. Allí hay un paso de peatones. Una señora que cruzaba por él fue arrollada por un automóvil. La lanzó al aire y se dio un impresionante golpe en el cráneo al caer sobre el asfalto. Había mucha gente alrededor, entre ellos vecinos de la urbanización, y también mucha policía, pero apareció un hombre joven, alto, bien parecido, que con una firme voz que expresaba autoridad, dijo: 'Dejen paso, por favor. Soy médico'. Evidentemente lo dejaron pasar, se dirigió a la señora que yacía en el suelo, la colocó en una posición adecuada, sacó del bolsillo de su americana un paquete de gasas, lo abrió y las colocó en el cráneo de la señora que estaba sangrando, permaneciendo junto a ella sujetándolas con ambas manos. 
      Cuando llegó la ambulancia, el médico y los enfermeros se hicieron cargo de ella para transportarla al hospital más cercano. El marido de la señora quiso acercarse al joven médico que la atendió para agradecerle su labor y también la policía para pedirle datos. pero...había desaparecido.Nadie lo había visto marcharse. Unos a otros se preguntaban si alguien lo había visto marcharse, pero nadie, absolutamente nadie, lo vio marchar ni tampoco se le veía por los alrededores. Tampoco hubo nadie que lo conociera.
      Cada uno que piense lo que quiera, pero personalmente pensé que bien pudo haber sido su ángel de la guarda, de quien ella es muy devota. A propósito. Me contaron el diagnóstico de la señora atropellada: doble traumatismo cráneo encefálico, en el cerebro dos hemorragias frontales y una subdural, fractura de coxis y en la rodilla izquierda, donde recibió el impacto del vehículo, rotura de los meniscos y del ligamento colateral interno. Bueno, pues...media hora después de recibir la Unción de los enfermos en el hospital, recobró la consciencia, comenzó a mejorar paulatinamente y hoy, cinco años después, a pesar de quedarle bastantes secuelas está haciendo una vida normal, si bien continúa haciendo rehabilitación motora y cerebral.

      Lo cierto es que en todos los tiempos las personas hemos tenido en cuenta, de una forma o de otra, a los ángeles. Ante el período histórico que la Humanidad ha ido atravesando en el transcurso de los siglos, el Arte siempre ha tenido su forma de comunicar su concepción de las cosas desde el prisma de la época y el lugar correspondiente. Y el tema angélico no ha sido ninguna excepción.
      Los pintores europeos han tenido una forma de representarlos comúnmente conocida por todos, pero mi sorpresa fue enorme cuando en uno de los cursos de Arte que hice, dentro del tema de la pintura colonial de los siglos XVII Y XVIII, explicando el profesor la Escuela Cuzqueña en Perú, proyectó una diapositiva que representaba unos ángeles, no con la espada de fuego o con otro tipo de espada como alguna que otra vez habremos visto, sino con un arcabuz en las manos.
      Fue una agradabilísima sorpresa la que tuve por su originalidad, colorido y belleza. Aparecen vestidos como soldados de esa época con unos trajes preciosos, camisas con encajes, cintas de seda,...Admírenlos en los cuadros que les dejo al final.
      Que Nuestro Señor, el Cristo Resucitado y su Madre María Inmaculada nos bendigan y acompañen.
      

FRANCISCO DE SOLÍS.-BARROCO





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