lunes, 4 de enero de 2016

Virginidad perpetua de María (y IV)

NUESTRA SEÑORA DEL ADVIENTO
      Ella es la virgen fiel que desde aquel SÍ plenamente aceptado, comenzó a hacer realidad lo anunciado por los profetas Isaías: ('El Señor mismo os dará por eso la señal: He aquí que la virgen grávida da a luz un hijo y le llama Emmanuel' Is. 7, 14), y Miqueas: ('Pero tú, Belén de Efrata, pequeño para ser contado entre las familias de Judá, de ti me saldrá quien señoreará en Israel, cuyos orígenes serán de antiguo, de días de muy remota antigüedad. Llos entregará hasta el tiempo en que la que ha de parir, parirá, y el resto de sus hermanos volverá a los hijos de Israel, y se afirmará y apacentará con la fortaleza de Yavéh y la majestad del nombre de Yavéh, su Dios. Y habrá seguridad porque su prestigio se extenderá hasta los confines de la tierra'. Miq. 5, 2-4).
     
   Este pequeño preámbulo de los profetas indicados, sirve de preámbulo para iniciar esta entrada, según indiqué al finalizar la anterior, con un breve comentario sobre esta devoción, tanto mariana como cristológica, que se centra en ese gran misterio de la Encarnación del Hijo de Dios: EL ÁNGELUS. No es ningún secreto ni tampoco es difícil, conocer de dónde viene este rezo, pues rápidamente nos percatamos de que es una rememoración de la Anunciación a María de lo que Dios le pide, así como de su aceptación plena.        Si nos fijamos podemos ver que hay un primer paso, la Anunciación, por el que María escucha al Ángel que iba a ser la Madre del Mesías. En el segundo paso contemplamos la aceptación de María de la voluntad de Dios, aunque no pueda entender, humanamente hablando, cómo sería posible aquello. Inmediatamente viene el tercer paso: la realización de lo anunciado con la actuación inmediata del Espíritu Santo.
      Esta devoción mariana no ha existido siempre, pero sí tuvo un principio y una evolución hasta llegar a nuestros días. En 1571 el Papa Pío V insertó en el Oficio de la Virgen el rezo de tres Ave Marías separadas por tres versículos dándole el nombre de 'Ejercicio cotidiano' , recibiendo la confirmación en el ceremonial editado el año 1600 por Clemente VIII. La universalidad del Ángelus se consiguió cuando el 14 de septiembre de 1724, Benedicto XIII concedía cien días de indulgencia cada vez que se rezara por la mañana, a mediodía y por la tarde. Benedicto XIV estableció el 20 de abril de 1742 que el Ángelus fuera sustituido por el Regina caeli laetare en el tiempo pascual.
      Pío XII comenzó el rezo del Ángelus a mediodía y cuando inauguró Radio Vaticana en 1958, también lo rezó a esa hora, con lo cual estaba proponiendo este rezo a la Virgen en ese momento del día. S.S. Juan XXIII tuvo la iniciativa de rezarlo antes de impartir su bendición apostólica los días festivos.  
       Pablo VI en su exhortación apostólica 'Marianis cultus', invita a mantener la costumbre de rezarlo en cualquier lugar y cuando esto sea posible.
      Recuerdo que siendo niño, existía la costumbre de rezar el Ángelus a mediodía. Los templos tocaban las campanas a las doce en punto para recordar que era el momento de rezarlo. Solía decirse que era 'la hora del Ángelus'.
      Jean François Millet, pintor francés, uno de los fundadores de la escuela de Barbizon, pintó este cuadro al que titulo, después de muchos avatares, 'El Ángelus'. En él se observa un matrimonio de campesinos en pleno trabajo agrícola. Los dos han dejado el trabajo para centrarse en algo más importante. Él, con la cabeza descubierta. Los dos, con la mirada humildemente baja y abierto el espíritu al recogimiento interior, se sumergen en el rezo del Ángelus.
ÁNGELUS.-JEAN FRANÇOIS MILLET.-REALISMO
      Hoy habrá quien quiera considerar obsoleta esta actitud, pero antaño era una realidad. Mis abuelos maternos eran agricultores y así me lo contaban siendo yo muy niño todavía. No lo he olvidado jamás. Posiblemente fuera mi primer contacto con esa devoción. Después, con el paso de los años, según profundizaba en mi fe iba descubriendo el sentido de este tipo de temas según los iba estudiando. El Ángelus no fue ninguna excepción. Comencé descubriendo los cinco protagonistas: el Ángel mensajero, Dios Padre que transmite a la Virgen Nazarena elegida por Él, Dios Hijo que se encarna tras el SÍ de María y Dios Espíritu Santo que la fecunda milagrosamente. Y la Mujer, María, la llena de Gracia, que desde su libertad, responsabilidad y consciencia, aun considerándose indigna, no duda en creer en Dios firmemente y fiarse de su propuesta sintiéndose instrumento en sus manos : 'Aquí está la sierva del Señor. Hágase en mí según tu palabra'. (Lc.1, 38). Con el paso de los años continúo rezando varias veces al día esta devoción a la Virgen como un acto de adhesión, saludo y devoción a sus protagonistas.
      El tema de la virginidad perpetua de Santa María, la excelsa Madre de Dios, ha ido tratándose a lo largo de los siglos. La Iglesia ha mantenido siempre, desde sus inicios, la perpetua virginidad de María y así se fue afirmando en varios concilios. La Tradición y los Padres de la Iglesia han ido manifestando sus enseñanzas en este sentido y marcando pautas en su contenido y devoción ante el pueblo fiel y rebatiendo las desviaciones que algunos tenían y que los llevaban por el camino de la herejía.
SAN AGUSTÍN ENTRE CRISTO Y LA VIRGEN.-B.E.MURILLO.-BARROCO
      San Agustín, en el siglo V, lo manifestó con un razonamiento irrebatible: 'Si con el nacimiento de Jesús se hubiera corrompido la integridad de la Madre, no habría nacido de una virgen y, por tanto, toda la Iglesia profesaría falsamente que había nacido de una Virgen'. También afirma refiriéndose a lo inefable que es el misterio de la virginidad de María de la siguiente manera: 'La virgen ha concebido, admírate; la virgen ha dado a luz, más admirable aún, después del parto ha permanecido virgen'.
      San Ambrosio manifestó: 'Dios amó tanto esta virtud (la virginidad), que no quiso venir al mundo sino acompañado de ella, naciendo de Madre virgen. (Tratado sobre las vírgenes, 1). 
SAN BERNARDO DE CLARAVAL Y LA VIRGEN.-B.E.MURILLO.-BARROCO 
      'Ella era virgen no sólo en el cuerpo sino también en el alma; exenta totalmente de cualquier engaño que manchase la sinceridad del espíritu, humilde de corazón, grave en su lenguaje, prudente en su pensamiento, parca en palabras,...Ponía su esperanza no en la incertidumbre de las riquezas, sino en la oración del pobre. Era siempre laboriosa, reservada en sus conversaciones, habituada en buscar a Dios...A nadie ofendía, quería bien a todos, huía de la ostentación, seguía la razón, amaba la virtud...tal es la imagen de la virginidad. Tan perfecta fue María, que solo su vida es norma para todos'. (Tratado sobre las vírgenes, 2).

      Pienso que no debo soslayar la opinión de San Bernardo: 'Hermosa es la unión de la virginidad y de la humildad y no poco agrada a Dios aquella alma en quien la humildad engrandece a la virginidad y la virginidad adorna la humildad. (Homilía sobre la Virgen madre).
      Epifanio, en el año 403, plantea un interrogante: 'Quién y en qué época alguno ha osado pronunciar el nombre de María sin agregarle inmediatamente 'la Virgen'?
      Todas estas opiniones tienen su base en la Sagrada Escritura.
      Isaías ya nos anuncia, como indico en el preámbulo de la entrada, que 'la virgen grávida da a luz un hijo y le llama Emmanuel'
       En el N.T. encontramos varias alusiones a la virginidad de la Madre de Jesucristo. 
SUEÑO DE SAN JOSÉ.-FRANCISCO DE GOYA 
      La Anunciación, como San Lucas nos muestra, es un claro ejemplo, pero San Mateo cuando relata el sueño de José cuando todavía albergaba dudas sobre el embarazo de María, nos dice claramente: 'Mientras reflexionaba sobre ésto, he aquí que se le apareció en sueños un Ángel del Señor y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir en tu casa a María, tu esposa, pues lo concebido por ella es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados'. (Mt. 1, 20-21).  Con estas citas de Lucas y de Mateo queda claro que desde los primeros tiempos del cristianismo no existía duda alguna de la virginidad de María antes, en y después del parto. 
      En Varios Concilios Ecuménicos (Constantinopla, 553;Letrán, 649; Toledo, 675; Trento, 1555) ya se trató éste y otros temas sobre la Virgen. Pero en concreto es en el Concilio de Letrán, el año 649, donde los padres conciliares compusieron el canon tercero que declaraba este dogma: 
'Si alguno, de acuerdo con los Santos Padres, no confiesa que María Inmaculada es real y verdaderamente Madre de Dios y siempre Virgen, en cuanto concibió al que es Dios único y verdadero -el Verbo engendrado por Dios Padre desde toda la eternidad- en estos últimos tiempos, sin semilla humana y nacido sin corrupción de su virginidad, que permaneció intacta después de su nacimiento, sea anatema'. 
CONCILIO DE LETRÁN
      Se puede seguir escribiendo más sobre la perpetua virginidad de la Virgen, pero eso ya se puede ver en libros especializados escritos por autores verdaderamente preparados para tratarlo en profundidad.
      Que Jesús, Salvador y Redentor del mundo, y su Santísima Madre Nuestra Señora de Covadonga, nos bendigan y protejan.

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