jueves, 17 de julio de 2008

La Madre de Jesús, el LOGOS y nosotros.


‘Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo a quien tanto amaba, dijo a su madre:
- Mujer. Ahí tienes a tu hijo.
Después dijo al discípulo:
- Ahí tienes a tu madre.
Y desde aquel momento, el discípulo la recibió como suya.’ (Jn.19, 26-27)


Es muy posible que hayamos oído o leído este fragmento evangélico varias veces. Yo, desde luego, muchas. Pero hay ocasiones en que me he parado un poco más para pensar en el significado que tiene para nosotros, o al menos, para mí.

Dicen los exegetas bíblicos católicos que en ese momento en que Juan recibió a María en su casa, como madre, según el encargo de Jesús, estaba representándonos a nosotros en cuanto que fuese también nuestra madre.

Si me permiten una pequeña confidencia, les diré que cuando a los ocho años perdí a
mi madre, tuve un enorme vacío. Ya sé que me podrán decir que a todos, cuando fallece nuestra madre, nos ocurre lo mismo. Lo sé. Lo considero normal, incluso muy duro, pero cuando se tienen ocho años la visión es muy diferente. Sólo sé que me abrazaba a un cuadro de la Inmaculada cuando me acostaba a dormir y ese recuerdo me ha acompañado siempre. Acaso sea el origen de mi especial devoción a la Madre de Jesús. La considero mi madre en todo y a ella me confío. Tal vez por eso, con el paso de los años, me he detenido a pensar y profundizar mucho en este fragmento evangélico.

Si analizamos la cultura religiosa de España nos encontraremos que es muy raro que un pueblo, una aldea, una ciudad, no tenga algún templo dedicado a alguna advocación de la Virgen. Si no recuerdo mal, existe esta frase referida a nuestro país: ‘España es la tierra de María Santísima’.

Y esa devoción a la Madre de Dios (recordemos que solamente hay una Madre de Jesús), la devoción popular le ha dado esos otros nombres, junto al de María, que llamamos advocaciones, porque la sienten más cercana. Son lo que podríamos llamar piropos filiales. No es que hay varias Vírgenes como creen algunas personas (Desamparados, Rocío, Macarena, de las Nieves, del Rosario y un largo etcétera) sino que es la misma Madre de Dios a quien por la circunstancia que sea se le ha puesto un segundo nombre o advocación.

Para ella se hacen fiestas, romerías, celebraciones de toda índole para venerar su memoria y patronazgo en los casos que se puedan presentar.


Conozco una localidad marinera que tiene una ermita dedicada a la advocación de Nuestra Señora del Carmen. No en vano la llaman la Estrella de los Mares y es la Patrona de toda la gente de la mar. La construyeron los pescadores que partían largas temporadas a faenar y volvían a los seis o nueve meses con la consiguiente angustia de sus madres y esposas, que apenas marchaban ya deseaban verlos volver.

Pues bien. Pasaron los años, la ermita la fueron ampliando la misma gente de la mar, pero la Novena que se le hacía con motivo de sus fiestas en el mes de julio de todos los años, estaba decaída, aletargada,… Un grupo de seglares coordinados por un joven y dinámico sacerdote, vicario de la Parroquia, se propusieron darle una nueva forma acorde con el siglo XXI, en la que todo el pueblo participase a través de sus Entidades más representativas.

Se habló con ellos, se despertó su entusiasmo al ver que aquello iba a tener una nueva vida y el resultado fue una colaboración y participación a tope: Cofradía de Pescadores, Club Náutico. Asociaciones de Comerciantes, de Mujeres, de Mayores, Junta Festera de Moros y Cristianos, representante de Cofradías de la Semana Santa y otras Entidades, respondieron en bloque.


Además, personas que se enteraban de la novedad, acudían a diario y acababan por llenar la ermita. Cuando finalizaba la Eucaristía se cantaba la salve marinera y había ojos masculinos, curtidos por los mares, que dejaban resbalar alguna lágrima. Al finalizar todos elogiaban el éxito del enfoque dado y deseaban volver el próximo año y mejorar su participación.

¿Y por qué? Pues… es la Virgen. No pregunten por los motivos de la credibilidad de estas personas. Probablemente no sabrían darlos, pero su fe en la Madre de Dios es total y absoluta. Inalterable. Y eso durará, según me parece, hasta la consumación de los siglos. Es la respuesta de un pueblo fiel a la Madre del LOGOS.Es y será la respuesta de la gente de la mar a su Patrona.

Jesús de Nazaret, el LOGOS, pienso que estará orgulloso de esos hijos de María del tiempo de hoy que saben honrar, besar, querer a su Madre y hasta llorar con ella en los momentos difíciles que la vida nos trae y que nos hace acudir a ella de forma especial pidiendo su amorosa intercesión ante su Hijo, el Padre y el Espíritu.

Que ellos nos ayuden y nos bendigan.

4 comentarios:

magdalena dijo...

Estimado Sr. Maset:
Ciertamente imopresiona la devoción con la que algunos curtidos hombres de mar entonan esa Salve, quizá porque en la inmensidad de la noche del mar es lo único que tienen para aferrarse, pero no es menos impresionante lo que las ganas de trabajar pueden conseguir, la movilización de un pueblo hacia la novena de su patrona. Animo EL LOGOS y SU MADRE lo merecen.

colectiu dijo...

“¡Adiós, España; adiós, Tierra de MARÍA!” Con este breve, pero denso mensaje, se despedía S. S. Juan Pablo II en uno de sus viajes a España. El Cielo ha elegido nuestra nación como lugar especial para la devoción a la Virgen María. No hace mucho, mi Madre (así, con mayúscula), dejó esta vida terrenal para irse a la casa del Padre. Ahora tengo dos Madres en el Cielo. Aunque ello debe ser motivo de felicidad, el vacío que ha dejado es inmenso, como bien dice el tío Maset. Y muy doloroso. Más todavía si has estado viviendo con ella más de 50 años. Una de las cosas que mi Madre me inculcó fue la devoción a la Virgen. Procuraré seguir sus enseñanzas hasta que el destino nos vuelva a unir para siempre.
Enhorabuena a los organizadores de ese “retiro mariano marítimo” en la ermita dedicada a Ntra. Señora del Carmen.
La devoción a María es un pilar fundamental para la salvación de este mundo. “¡Puerta del Cielo, ruega por nosotros!”

Colectiu.

euterpe dijo...

Estimado tio Maset:
Celebro reencontrarle en este espacio y deseo hacerle llegar mi felicitación por esta última aportación.
Cristo, el Logos, sabía lo que hacía cuando encomendó a María el cuidado de la humanidad simbolizado en el discipulo amado. Con ello su tarea no terminaría en el papel de Madre del Mesías, sino que se prolonga siendo Madre de la Iglesia y de todo ser humano.
Son muchas, variadas y estupendas las celebraciones que las localidades, grandes y pequeñas, organizan para honrar y venerar - sólo se adora a Dios- a María; y suelen coincidir con las Fiestas Mayores.
La Novena. Nueve días para mostrar nuestro amor y devoción a nuestra Madre. Ella, en cambio, dijo "sí" al plan de Dios que implicaría todos los aspectos de toda su vida. Y sigue escuchándonos, amándonos y amparándonos.
Y una oración mariana por excelencia, que suele rezarse en las Novenas:el Rosario. No la entiendo como una fórmula que se reza con los labios pero sin el corazón. La entiendo como oración contemplativa en la que se implica todo el corazón, toda el alma, toda la mente y todas las fuerzas - parafraseando a San Marcos- en la que, de la mano de María, llegamos a los principales misterios de la vida de Cristo. Nuevamente Ella nos lleva a Dios...
Nueve días... ¿Realmente es suficiente? ¿Por qué regatear con nuestra Madre y con nuestro Señor?...
Que la Virgen le llene de bendiciones a usted y a su familia, e interceda por la humanidad.

magdalena dijo...

Estimad@ Euterpe:

Bien cierto es que 9 dias de los 365 que tiene el año es poco espacio para dedicarle a la Madre, tambien es verdad que el poder de la oración es inconmensurable y que tanto la Madre como EL Hijo estan siempre ahí para escucharnos, y confortarnos en nuestros mas duros momentos, es verdad que en ocasiones el rosario no se reza como se debe cayendo en la verborrea mas que en la oración profunda y sentida, posiblemente este blog pudiera dar respuesta a este aspecto al igual que lo ha hecho con los salmos.
Recemos par aque nuestra Madre conceda tío Maset la posibilidad de ampliar este espacio y de sembrar en nosotros muchas inquietudes.