jueves, 26 de junio de 2008

La oración (I)

¿Por qué he puesto ese (I) junto al título? Pues porque pienso que es un tema que me parece que voy a tener que abordar en más ocasiones y desde prismas diferentes. Makrina,(bienvenid@ de nuevo al blog) en su cometario del 18 de junio, inserto en mi escrito 'Presencia del LOGOS en lo escondido', me hizo reflexionar en la necesidad de abordarlo.

¿Cómo puedo hacer este primer enfoque? ¿Definiendo qué es orar? Me parece simplote. Es algo mucho más personal y trascendente que una simple definición.


Es… un recogimiento interior que me aísle de cuanto me rodea para tener un encuentro personal con quien sé que es mi Padre y pasar con él un rato de conversación e intimidad. Por eso debo dejar todo lo demás por unos instantes, más o menos largos, para que no me distraigan en esa conversación. ¡Cuántas veces he oído decir a padres jóvenes que quieren ser amigos de sus hijos! Independientemente de que ante todo deben ser padres y luego viene lo de ser amigos (que no amiguetes), a efectos educativos y de transmisión de valores humanos y también de valores cristianos, ellos tienen ya esa concepción de la amistad en cuanto a cercanía y confianza con sus hijos para que les cuenten luego sus problemas y ayudarlos. ¿Es así?

Pues a partir de este símil debemos pensar que nuestra relación con Dios es la misma. Lo tenemos tan cerca de nosotros, tan encima de nosotros, que no lo vemos. Ni nos damos cuenta de la trascendencia de lo que hacemos.

¿Se nos ha ocurrido pensar alguna vez que cuando nos ponemos en oración con Dios somos dos los que oramos? Soy yo quien hablo con Dios, pero también es Dios el que habla conmigo. ¿Qué Dios habla conmigo? Pues sí. Así es. Solamente hace falta ponerse en actitud de escucha.

Por ejemplo. Cuando Dios habla con el profeta Isaías (Capítulo 49, versículo 3) dice: ‘Me dijo: Tú eres mi siervo, Israel, y estoy orgulloso de ti’. Traducido a lenguaje de hoy y referido a quien esté orando, puede entender este fragmento así: ‘Tú eres mi hijo, (Carlos, o Marta, o Pedro, o María, o etc., etc...), y estoy orgulloso de ti’. Parece que la Palabra de Dios, el LOGOS, se está dirigiendo a nosotros expresamente y de esa manera nos sentimos más cercanos a Él. Si además, leemos y nos metemos dentro de todo el fragmento desde el versículo 1 hasta el 6,lo interiorizamos, lo vivimos y nos sentimos protagonistas y destinatarios de lo que ahí dice Dios, ya es una gozada absoluta.

Con los Salmos nos pasa lo mismo. El domingo 25 de mayo, en una intervención mía titulada ‘Salmos bíblicos en internet’, en mi respuesta a Euterpe ya comentaba que los Salmos había personas que los personalizaban. En efecto. Cuando alguien desea orar ayudándose de los Salmos comienza a leerlos y con tranquilidad va penetrando en ellos, los interioriza y les va dando su forma personal, teniendo siempre a Dios como destinatario de cuanto pueda decir. Incluso hay quien escribe lo que ora. No es ya el Salmo de la Biblia, que ha pasado a ser la fuente de inspiración, pero sí es un salmo que para esa persona encierra una carga de intimidad divina desde el momento que le ha permitido acercarse al Padre desde su propia interiorización.

Pongo un ejemplo. De todos puede ser conocido el Salmo 23 (22). Quien no lo conozca
convendría que lo leyera primero en la Biblia para entender mejor lo que voy a contar.

En una reunión de oración con diez personas, se leyó este Salmo. La monitora invitó a reflexionar en él fijándose en cuál era o cuales eran las ideas-fuerza que más les habían hecho reflexionar en el mensaje que lleva el Salmo y luego ponerlas en común. Uno de los asistentes no hacía más que escribir y escribir. Eso llamó la atención de todos. Lo dejaron para el final. Cuando llegó su turno, dijo: ‘No esperéis que diga lo que más me ha gustado ni que explique nada. Voy a leeros cómo es este Salmo para mí’. Y nos fue leyendo un salmo (creo firmemente que lo estaba rezando de nuevo)que, partiendo del de la Biblia, había personalizado. Se le pidió que hiciese copias para todos y yo me permito copiarlo a continuación. Por eso he dicho anteriormente que era conveniente leer primero el Salmo tal como está en la Biblia para conocer qué es la personalización. En qué consiste.

3 comentarios:

magdalena dijo...

Estimado Sr. Maset:

Ocurre que en ocasiones con la práctica se va desarrollando la mejora en la capacidad de hacer cosas, y en la oración pasa lo mismo, de pequeños nos enseñan las oraciones nuestros mayores y cuando nosotros vamos creciendo es cuando tomamos conciencia de la forma en la que a cada momento necesitamos ese "dialogo" con el Padre, desde luego cuando utilizamos la oraciaón con asiduidad como la forma de alcanzar un estado aislado y aislante de lo que nos rodea es cuando el sosiego, la fortaleza, la calma y el amor entran en nosotros de forma directa desde el Padre.

colectiu dijo...

Bien ,tío "Maset"! Ya era hora de que alguien se decidiera a hacer páginas como ésta.
"Orar es hablar con Dios, nuestro Padre celestial,..." Así se lee en el catecismo que aprendí antes de mi Primera Comunión.En la oración,en efecto, por lo menos, hay dos seres que se comunican.También quiero añadir algo de lo que, con los años he aprendido: a veces, Dios se encuentra en la persona con la que me cruzo en la calle,que yo no la he buscado, que conozco o no; en mi padre que me pide ayuda en un trabajo; en mi compañero de oficina que, quizás con mal genio o con palabras poco adecuadas,también quiere que le preste mi ayuda...
Muchas cosas quisiera anotar aquí, pero vaya por ahora mi felicitación al autor de este blog y mi deseo de que, cuando rece, se acuerde de pedir al Padre por mi familia y por mí. Muchísimas gracias.

Colectiu.

euterpe dijo...

Querido señor Maset:
Hermoso tema el de la oración. He vivido esta como un camino en cuyos inicios sentia que debía expresar verbal o mentalmente mis pensamientos e intenciones. En Taizé aprendí los rudimentos de la meditación, a la cual ayudan sus maravillosos cantos meditativos en varios idiomas. Hay días en los que es posible prescindir de palabras e incluso de pensamientos y sencillamente ofrecerse a Dios, en un acto de amor en el que quien es nada se entrega quien lo es TODO.
La oración diaria va impregnando la vida y va puliendo aristas, nos va poniendo en la tesitura de la superación de situaciones difíciles, sabiendo que El no nos abandonará nunca.
Coincido con Colectiu en que El también está en lo desagradable, porque seguramente las situaciones negativas encierran una enseñanza para nosotros que acabaremos discerniendo con la luz de Dios.
Puede contar, sr./sra. Colectiu, con mi oración para usted y su familia.
Un cordial saludo.