sábado, 7 de junio de 2008

La Fe, fuerza de Dios en nosotros


Ignoro, Euterpe, de quien ha oído comentarios positivos sobre este blog. Es cierto que todos los días hay entradas en el mismo, lo cual evidencia el interés o la curiosidad que despierta el LOGOS, la Palabra, en las personas de hoy.


Directa o indirectamente, la fe de las personas está en constante búsqueda de este Ser, Padre nuestro, que a diario nos interpela y a quien añoramos en lo más profundo de nosotros mismos y que no se encuentra o no se acaba de encontrar del todo.


‘¿A dónde te escondiste, / Amado, y me dejaste con gemido? / Como el ciervo huiste / habiéndome herido; / salí tras ti clamando y eras ido.’ Me parece que San Juan de la Cruz, en su ‘Cántico Espiritual’, expresa muy acertadamente esa búsqueda continua.


La Fe. Es muy fácil decir que es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo cuanto nos ha dicho y revelado, según el Catecismo. Pero un cristiano no puede contentarse con un mero conocimiento más o menos intelectual de Dios, según lo que digan los libros. Éstos pueden ayudar, pero es la respuesta personal que le demos lo que vale.


‘Señor, cuando yo miro mi ignorancia, / y que me llego a hablar con vuestra ciencia, / cuánto tiemblo de ver la diferencia, / acobarda mi lengua la distancia / ‘. El primer cuarteto del soneto ‘Del hablar con Dios’, de Lope de Vega acaso pueda ir un poco en este sentido.

La Fe es una constante en la predicación de Pablo de Tarso: ‘En el Evangelio se manifiesta la fuerza salvadora de Dios a través de una fe en continuo crecimiento’ (Rom. 1, 16-17). ‘La fuerza salvadora de Dios, por medio de la fe en Jesucristo, alcanzará a todos los que crean’. (Rom. 3, 21-23). Santiago pone la guinda en su carta y habla muy claro: ‘Como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta’. (St. 2, 26).


Esa es la clave. Dios nos ha adornado con unos dones, unos talentos, de los que nos pedirá los intereses, como muy bien expresó Calderón de la Barca en su auto sacramental ‘El gran teatro del mundo’. No podemos quedarnos quietos mientras otras personas nos necesitan. Cada uno debe conocer qué talentos le ha dado y ponerlos en funcionamiento. Lo que del LOGOS viene, a él volverá. De Él venimos nosotros y a Él volveremos con su ayuda y su misericordia.

3 comentarios:

magdalena dijo...

Estimqdo Sr. Maset:
En ocasiones el llegar al conocimiento de algo a través de su antagónico resulta un camino difrente pero válido, la viviencia personal de la Fe hace que algunos cristianos evolucionen en su conocimiento solamente despues de sentir su ausencia, el dolor que la misma provoca y el vacío que deja en nuestro espíritu el separaanos de la doctrina del amor fraterno, es como si en ocasiones el PAdre quisiera hacernos entender su presencia cuando nos duele su ausencia. un saludo

euterpe dijo...

Estimada sra. Magdalena:
Me ha hecho reflexionar la última frase de su aportación, enriquecedora y valiosa. Ciertamente el camino que cada uno recorre en su búsqueda del Logos es individual porque no hay dos seres humanos iguales.
Por supuesto que sentimos la lejanía de Dios a causa del pecado, pero no porque El decida alejarse sino por nuestro alejamiento de El. Cuando pecamos (cosa bastante fácil por nuestra parte) traspasamos los límites de los preceptos divinos y nos perdemos en la maraña de nuestro propio mundo. Esto nos lleva a la necesidad de reencontrarnos con el perdón de Dios y liberarnos del peso de la culpa.
La actitud de Dios, siempre dispuesto a perdonarnos, debe llevarnos a la reconciliación con otros seres humanos: es el mensaje central de la teología de San Pablo.
Desconozco si le puede interesar el tema, pero por si acaso, me permito recomendarle un libro magnífico de Anselm Grün: "Si aceptas perdonarte, perdonarás"
La actitud de perdón y reconciliación podría ayudar a cambiar el mundo y hacerlo más agradable. ¿No cree?
Espero reencontrarla en este blog.
Que el Logos la bendiga.

magdalena dijo...

Estimad@ Euterpe:
Por supuesto que no hay dos seres humanos iguales, en ese caso el mundo sería muy aburrido y monotono, ciertamente nos alejamos del Padre cuando pecamos, pero es la esencia de la libertad de acción que nos dió el Señor lo que nos hace apartarnos de su camino, y es precisamente el poder retornar a ese camino siempre que internamente lo deseemos lo que nos debe consolar y ayudar en nuestro día a día, tropezaremos, seguro que sí, caeremos, seguro que tambien, pero simplemente el hecho de reconocerlo, arrepentirnos, pedir perdón y seguir caminando es un paso para intentar vivir una vida con el precepto esencial dado por el LOGOS. "AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS".