sábado, 21 de junio de 2008

Ley Natural y el LOGOS II

En mi anterior escrito titulado ‘La Ley de Dios y el LOGOS’, citaba la Ley Natural. Concretamente decía: ‘Siendo una Ley de Derecho Divino sigue inmutable porque su Autor también lo es’.
Me encuentro ante un dilema, porque me parece necesario extenderme un poco más en ello y así lo voy a hacer.

Efectivamente La Ley Natural es inmutable porque Dios, su Autor, también es inmutable. A poco que nos fijemos, quien es realmente cambiante y de forma constante es el género humano. De ello es testigo fiel la Historia, tal como es y sin manipulaciones convencionalistas.

Incluso se combate la Ley Natural como se hizo con el LOGOS, con Jesús de Nazaret, cuando se le asesinó en una cruz. ‘Conviene que muera un solo hombre por el pueblo’ (Jn. 18, 14).
Hoy se continúa haciendo lo mismo, de varias maneras, en todo el planeta…

A Cristo se le sigue persiguiendo… Se le sigue combatiendo… Se le sigue calumniando
Y no me digan que Él ya no está aquí porque les tendría que decir QUE NO ES CIERTO, porque SÍ está real y verdaderamente en la Iglesia, SÍ está real y verdaderamente en
la Eucaristía, SÍ está real y verdaderamente en cualquier hombre o mujer que desea hacerlo vivir en su interior.

Es la FE la que nos da la seguridad de su existencia. ‘Esta es la razón de mis sufrimientos; pero no me avergüenzo, pues sé de quién me he fiado’ (2Tim. 1, 12)

Es la ESPERANZA la que nos mantiene en constante actitud de vigilia personal y nos permite mantener llenas de aceite nuestras lámparas. (Mt. 25, 1-13).

Es el AMOR, la CARIDAD, la que nos permite lanzarnos a los demás y proclamar a los cuatro vientos que el LOGOS, que es Amor por definición de San Juan: ‘Quien no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor’ (1Jn. 4, 8), es quien realmente señorea y señoreará de nuevo la Creación como Señor de la Historia y Señor de nuestra propia Historia, a pesar de los intentos del diablo por poner ante nuestros ojos falsas realidades y falacias sin fin. ‘Yo te digo: tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, Y EL PODER DEL ABISMO NO LA HARÁ PERECER’ (Mt. 16, 18).
Y la Iglesia somos nosotros, los bautizados, que tenemos la misión de lanzar al mundo el mensaje del Evangelio. ‘Id por todo el mundo y proclamad la buena nueva a toda criatura’ (Mc. 16, 15). ‘Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaría y hasta los confines de la tierra’. (Hech. 1, 8).
¿Qué esperamos? Las misiones deben comenzar por nuestras propias familias, por los amigos y conocidos, por nuestros ambientes,… sin dejarnos arrastrar por falsas quimeras.

Su ayuda y asistencia la tendremos permanentemente hasta la Parusía final.

2 comentarios:

magdalena dijo...

Ciertamente nos falta el empuje de traer a nuestras conversaciones cotidianas la presencia del LOGOS, hablamos sin pudor del futbol, de los programas del corazón y de otras muchas trivialidades, pero cuando se trata se sacar la cara y levantar la cabeza somos muchos los que nos quedamos en la barrera.

colectiu dijo...

¡Faltaría más!
Digo esto en referencia a lo que escribe el tío Maset sobre si Cristo está con nosotros o no."¡DIOS ESTÁ AQUÍ!", dice un himno que los adoradores de Jesús Eucaristía de todo el mundo conocen de sobra. Los grandes doctores de la Iglesia y todos los Papas no han dudado jamás en valorar este sacramento en grado sumo. Incluso S. S. Juan Pablo II el Grande, en uno de sus escritos, dejó bien claro que, por mucho que se diga sobre la Eucaristía, nunca será suficiente para acabar de entender y completar todo su contenido. Al contrario: cuanto más se ahonda en ete misterio, más se descubre.

¡Sea alabado JESUCRISTO!