domingo, 27 de noviembre de 2011

La lujuria (I)


LA LUJURIA.-EL JARDÍN DE LAS DELICIAS.-EL BOSCO.-GÓTICO


Me parece conveniente que, antes de empezar a adentrarme en el tema actual, les presente mis disculpas por las imágenes que he puesto. En mi búsqueda de imágenes en Internet que pudieran enriquecer esta entrada he encontrado imágenes que me provocan asco, náuseas y ganas de vomitar, porque he tropezado con esa bazofia pútrida llamada pornografía que invade el espacio internauta, que hiere a tope la sensibilidad de cualquier persona normal que quiera vivir con arreglo a los planes de Dios.


He intentado refugiarme en el Arte y ahí he encontrado algún cuadro y alguna escultura (de El Bosco, de Canova y de otros, por ejemplo) que han salvado algo la situación, ya que los artistas no suelen buscar porquerías zafias sino su visión artística de alguna situación o tema.

EROS Y PSIQUE.-ANTONIO CANOVA.-NEOCLASICISMO.

Está claro que en el tema que ahora nos ocupa las imágenes son como son y, dentro de lo que cabe, he procurado la suavidad de las imágenes. Hay algunas que si bien no pertenecen al Arte propiamente dicho, he pensado que sí pueden verse porque guardan un mínimo de decencia.

A una edad como la mía, en la que parece que uno ya está curado de cualquier espanto, siempre aparece algo que obliga a preguntarse: ¿Es posible esto? ¿Ya no hay dignidad, sensibilidad, ni pudor en el género humano? Pues así parece ser que es. Es como si Satán se hubiese modernizado y empleara estos medios de comunicación social para ir ganando adeptos, bien por revistas, fotografías o videos pornográficos que favorecen la lascivia; bien por películas en las que se nos presentan situaciones o escenas totalmente escabrosas absolutamente apartadas de lo que es la vida normal, pero que nos las presentan como normales; bien por esos anuncios que aparecen en distintos medios de comunicación ofreciendo citas u ofertas de tipo sexualoide con fotos (nada decorosas por cierto) incluidas.

Se nos presenta la sexualidad como un hedonismo, como un falso derecho inherente a la persona humana de poder disponer de su cuerpo como le venga en gana sin que deba rendir cuentas a nadie. Para ese tipo de personas la genitalidad solamente sirve para su satisfacción personal. Nada más. No existe proyección hacia un más allá que plenifique la persona. Es la personificación del ‘todo vale’.

La Sagrada Escritura nos dice: ‘Vino y mujeres trastornan a los cuerdos, quien anda con prostitutas se hace temerario’ (Eclo. 19, 2). Este no es un tema baladí.

Cuando la Iglesia, fiel a su misión de Madre y Maestra, levanta su voz advirtiendo del peligro que tiene todo esto para la vida espiritual y trascendente del ser humano, es tachada de retrógrada y anticuada. El mismo Santo Padre es atacado verbalmente o abucheado en algunas Universidades a las que ha ido por los comparsas de turno previamente aleccionados por quienes los manejan como marionetas.

Se favorece la sexualidad y el aborto entre la juventud con la excusa del progresismo, favoreciendo y alentando a las muchachas a tomar la píldora del ‘día de después’ sin informarlas de las gravísimas consecuencias que pueden tener y de las secuelas que pueden producir. Y Gobiernos inicuos promulgan Leyes no menos inicuas de las que se sigue una pérdida de la dignidad humana y de los valores éticos, sociales y, por añadidura, también de los cristianos.

Fíjense: ‘La lujuria origina la ceguera de espíritu, la inconsideración, la precipitación, la inconstancia, el egoísmo, el odio a Dios, el apagamiento a este mundo, el disgusto hacia el mundo futuro’. (San Gregorio Magno.-‘Moralia’). Ya ven el pensamiento de este Padre de la Iglesia.



JESÚS DA A PEDRO LAS LLAVES DE LA IGLESIA.-NICOLÁS POUSSIN.-BARROCO

Es un intento vano para destruir las raíces del cristianismo en las personas y en las naciones procurando la instauración del anticristo, pero será en vano, porque ‘Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos’.(Mt. 16, 18-19).

Parece como si Jesucristo ya hubiera previsto esto y nos animara a permanecer en esta lucha sin cuartel a favor del Evangelio sin desanimarnos. Y por si fuera poco, completó definitivamente sus frases de aliento para todas las personas de todos los tiempos: ‘El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán’ (Mt. 24, 35).

Desde lo que estamos presenciando que ocurre en nuestra sociedad, el Maligno no pierde ocasión alguna para hacerse adeptos y separarlos del Creador. Y se vale de infinidad de cosas, entre ellas de la lujuria. El primer Papa de la Iglesia nos lo dice: ‘Vivid con sobriedad y estad alerta. El diablo, vuestro enemigo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar. Enfrentaos a él con la firmeza de la fe, sabiendo que vuestros hermanos dispersos por el mundo soportan los mismos sufrimientos’ (1Pe. 5, 8-9).


LA LUJURIA.-EL BOSCO.-GÓTICO

¿Es que la sexualidad es mala? Pues no. Ni muchísimo menos. Cuando Dios creó el género humano y los hizo hombre y mujer, fueron sustancialmente iguales en dignidad y distintos, complementarios y claramente diferenciados en su anatomía. Es más. Les dio una misión específica: ‘Hagamos a los hombres a nuestra imagen, según nuestra semejanza, para que dominen sobre los peces del mar, las aves del cielo, los ganados, las bestias salvajes y los reptiles de la tierra. Y creó Dios a los hombres a su imagen; a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios diciéndoles: CRECED Y MULTIPLICAOS, llenad la tierra y sometedla; dominad sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven en la tierra’. (Gén. 1, 26-28). A modo de conclusión dice el Génesis: ‘Vio entonces Dios todo lo que había hecho, y todo era muy bueno’ (Gén. 1, 31).


CREACIÓN DE ADÁN Y EVA.-LORENZO GHIBERTI.-RENACIMIENTO


Dios, al darles (y darnos) esa facultad de ‘multiplicarnos’, nos llama a ser, colaboradores con Él en la transmisión de la vida, en la continuidad de la Creación a través del nacimiento de un niño o de una niña, con el concurso del padre y de la madre (‘varón y hembra los creó’) dentro del matrimonio. La fecundidad es buena y es el fin propio del matrimonio además del amor y respeto entre los esposos. Dando la vida, los esposos participan de la paternidad de Dios. Queda claro, pues, que la sexualidad, en sí misma es buena en tanto cumple el mandato divino. Queda claro también que en la creación de la Humanidad el Creador ya dispuso la atracción mutua entre el hombre y la mujer.


Cuando la pareja natural vive aceptando el amor de Dios en sus vidas y desde sus corazones lo buscan para que presida su existencia matrimonial, están dentro de los planes divinos, por lo que el gozo de la unión sexual es bueno y querido por Dios. De ahí que tanto el hombre como la mujer deben tener como eje común de sus relaciones mutuas, el respeto mutuo de trato físico, verbal, moral y del tipo que fuere. Su amor, reflejo del Amor divino que reciben, se irá potenciando y desarrollando a lo largo de su vida, hasta que la muerte los separe.


¿Por qué digo esto? ¿Estoy dando un Cursillo Prematrimonial? Por supuesto que no, pero me ha parecido que sentar unas bases de lo que es o debe ser el matrimonio cristiano, es necesario para tratar posteriormente el tema de la lujuria que es el que nos ocupa en esta entrada, porque este pecado también se da, en determinados casos, dentro del matrimonio.

Otra cosa es que haya quien quiera separarse de la voluntad divina e idee cosas para satisfacer su sexualidad por procedimientos ilícitos e incluso antinaturales, a lo cual conduce la pornografía, la fornicación, el adulterio, las relaciones prematrimoniales,… Y todo esto nos aleja del Creador que es el Bien y la Felicidad supremos. Dice el profeta Ezequiel: ‘Esto dice el Señor: Puesto que me has olvidado y me has vuelto la espalda, carga ahora con el peso de tu libertinaje y tus prostituciones’. (Ez. 23, 35).


Desgraciadamente se dan casos en los que el hombre humilla a su esposa pretendiendo cosas que nada tienen que ver con la sexualidad querida por Dios. Aunque un hombre y una mujer estén unidos por el Sacramento del Matrimonio, NO VALE TODO lo que a uno se le ocurra, especialmente si humilla o maltrata al otro buscando una autosatisfacción personal convirtiendo al otro en un objeto de placer para su egoísmo.


MUJER MALTRATADA.-FRANCISCO DE GOYA.-NEOCLASICISMO


En estos casos no existe amor alguno. Sí existe egoísmo lujurioso. Es el amor de entrega mutua, de darse altruistamente al marido o a la esposa, totalmente desinteresado, el que debe marcar la pauta.

¿Qué podremos decir de la ‘aventuras’ extramatrimoniales tanto masculinas como femeninas? Quien así actúa, sin escrúpulo alguno, se está buscando a sí mismo y manifiesta un desprecio específico hacia su esposa o esposo. Dios no es eso lo que quiere porque al alejarse de su esposo o esposa con semejantes actitudes se coloca frontalmente en contra del Creador, ya que Él no desea estas actitudes. Es la fidelidad conyugal, el amor fiel e indisoluble, lo bueno y querido por el Ser Supremo.

No me resisto a exponer lo que dice la Sagrada Escritura en este sentido. ‘Bebe agua de tu propia cisterna, los raudales que salen de tu pozo. ¿Se derramarán por las calles tus fuentes, y tus arroyos por las plazas? Sean sólo para ti sin compartirlos con extraños; sean tu fuente bendita, goza con la esposa de tu juventud. Cierva encantadora, graciosa gacela, que sus pechos te embriaguen siempre y continuamente te deleite su amor. Hijo mío. No te deleites con una extraña, no abraces a una desconocida; pues el Señor ve los caminos del hombre, vigila todas sus veredas. Su propia iniquidad atrapa al malvado, queda preso en los lazos de su pecado. Morirá por no dejarse corregir, tanta insensatez le perderá’. (Prov. 5, 15-23).


Sinceramente, cautivador. Pero a la vez de hacer un canto al amor conyugal, también afirma el final nada halagüeño de quienes corren aventuras extramatrimoniales.

DESTRUCCIÓN DE SODOMA.-JOHN MARTIN.-SIGLO XIX


Lo mismo cabría decir de esas otras manifestaciones anormales de la sexualidad como la sodomía (‘El clamor contra Sodoma y Gomorra es tan grande y su pecado tan horroroso, que voy a bajar a ver si realmente sus acciones corresponden al clamor que contra ellas llega hasta mí; lo voy a saber’. (Gen. 18, 20-21), la pedofilia, el bestialismo y otras manifestaciones que se apartan de una conducta sexual normal. No me cabe duda alguna que el diablo, con tal de arrebatar seguidores a Dios, inventa las mil y una artimañas que pone a nuestro albedrío para que, haciendo un pésimo uso de la libertad que cada uno tenemos, ir poblando su reino de tinieblas y muerte.

Así es. El diablo odia a muerte el matrimonio cristiano por ser obra de Dios porque ha unido un hombre y una mujer desde su amor, la fidelidad y el respeto mutuos. Y anda loco buscando cuantos medios sean necesarios para eliminar esa familia natural creada el sexto día de la Creación. Es una nueva forma de presentación a las personas actuales del árbol de la ciencia del bien y del mal, una nueva invitación a ‘ser como Dios’, en pleno siglo XXI.

De ahí que se invente la ‘unión’ entre dos hombres o dos mujeres, el divorcio, las parejas ‘de hecho’ y toda esa serie de medios ilícitos y frívolos a tope desde el punto de vista cristiano y desde la Ley Natural entregada en el Sinaí a Moisés, totalmente vigente hoy, porque están en contra de sus mandatos sexto y noveno. Y Satán no duda en servirse de personas que gobiernan una nación para ir destruyendo la familia natural y cristiana desde la promulgación de leyes que no tienen justificación ni base alguna.


En definitiva es la lujuria la que se hace presente en todas estas manifestaciones. De hecho, el diablo ha tentado (y tentará) a muchas personas. Incluidos los santos que tampoco se han librado de ello, precisamente por querer vivir su vida según los planes de Dios y la opción de vida elegida.


TENTACIONES DE SAN JERÓNIMO.-JUAN VALDÉS LEAL.-BARROCO


Conseguir que una persona entregada a Dios cometa un pecado, es un triunfo exquisito para él, porque sabe que esas personas no desean apartarse de Dios. Luego acudirán al Sacramento de la Reconciliación para volver a la Gracia habitual en la que han conformado su vida, pero cualquier caída, por mínima que sea, es un triunfo para Satán, que insistentemente volverá a la carga. Por eso debemos estar prevenidos y no debemos darle el más mínimo respiro y acudir a la oración y a la Eucaristía para fortalecer nuestras defensas de cara a los ataques del Maligno.

En la próxima entrada finalizaremos este tema.



Que el Creador y Nuestra Señora de Pellevoisin nos bendigan.

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