SANTA MISA EN CHAD |
Prefiero no seguir con las notas de la Iglesia en el mismo orden
que las dice el Credo. ¿Por qué? Pues no sabría darles una razón contundente
que justificase esta decisión, pero es que decir que creemos en una Iglesia
‘Católica’ me obliga a pensar que no todos conocen el significado que encierra
la palabra. Y pienso que es por eso por lo que me inclino por tratar ahora esta
nota.
Tiene que ver, y mucho, con esas palabras que encierran el deseo de
Jesucristo que transmitió a los Apóstoles, cuando momentos antes de su
Ascensión les dijo: ‘Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda
criatura. El que creyese y se bautizase, se salvará, pero el que no creyese, se
condenará’, (Mc.16, 16).
Imaginemos por un momento cómo era
el mundo conocido y cómo eran las comunicaciones en tiempos de Jesús. ‘Ir por
todo el mundo’ suponía partir desde el país de Jesús, donde se había
desarrollado toda la gesta salvadora del Redentor, y dirigirse a todos los
países conocidos para dar a conocer el Evangelio que Jesús había predicado con
palabras y obras. Eso suponía caminar mucho, unirse a caravanas, embarcarse en
ocasiones y dirigirse por mar a lejanas tierras asumiendo los peligros que
conllevaba aquella actividad.
Pero daba igual. El Maestro les
había manifestado la confianza que en ellos tenía depositada y el Espíritu de
Dios, recibido en Pentecostés, les daba la fuerza, el conocimiento y el ánimo suficiente para no
arredrarse de nada. Y con el recuerdo, todavía fresco, de su amigo Jesús,
lanzarse a continuar su obra como si Él estuviese junto a ellos (como realmente
lo estaba, aunque no físicamente).
La universalidad del mensaje iba destinado a TODAS Y TODOS los
habitantes de este pequeño y pobrecito planeta dentro del universo creado por
Dios, pero enorme y grandioso, más que el mismo universo.
TAIZÉ. JÓVENES DE TODO EL MUNDO, ORANDO
Así es, porque su mismo
Creador, tomando forma humana y naciendo de una Virgen, lo había santificado y
bendecido con su presencia y su gesta redentora.
Precisamente de ahí arranca el sentido de la catolicidad de la Iglesia. De los apuntes que
tengo y de las consultas realizadas, la palabra ‘católica’ significa
precisamente ‘universal’, que está referida a las personas del mundo entero sin
distinción alguna. El Evangelio de Jesús de Nazaret va destinado, a través de la Iglesia que fundó y
con su amigo Pedro como cabeza visible de la misma al frente de ella, a todo el género humano.
Después, muchos años más tarde, a principios del siglo II, (aproximadamente por
el año 110), San Ignacio de Antioquía,
uno de los Padres de la
Iglesia , empezó a emplear la palabra católica unida a la Iglesia , en sus cartas
(Carta a los de Esmirna).
‘La Iglesia se llama católica o universal porque está esparcida por todo el orbe de la tierra, del uno al otro confín, y porque de un modo universal y sin defecto enseña todas las verdades de fe que los hombres deben conocer, ya se trate de cosas visibles o invisibles, de las celestiales o de las terrenas; también porque induce al verdadero
culto a toda clase de hombres, a los gobernantes y a
los simples ciudadanos, a los instruidos y a los ignorantes; y, finalmente,
porque cura y sana toda clase de pecados sin excepción, tanto los internos como
los externos; ella posee todo género de virtudes, cualquiera ue sea su nombre,
en hechos y palabras y en cualquier clase de dones espirituales’. (SAN CIRILO
DE JERUSALÉN. Catequesis 18, 23-25)
El párrafo de arriba lo escribió
ese obispo griego, venerado por la Iglesia
Católica y por la Iglesia
Ortodoxa , que vivió en el siglo IV.
SAN CIRILO DE JERUSALÉN
Podemos ver que encierra unos
conceptos que son totalmente válidos para el siglo XXI y clarifica el
significado de lo que es la Iglesia
Católica. Y continúa diciendo: ‘Católica: este es el nombre
propio de esta Iglesia santa y madre de todos nosotros…, y es figura y anticipo
de la Jerusalén
de arriba, que es libre, y es nuestra madre, la cual, antes estéril, es ahora
madre de una prole numerosa’. (SAN
CIRILO DE JERUSALÉN. Catequesis 18, 26).
Por su universalidad, por su catolicidad en definitiva, la Iglesia recibe y acoge a
todos los hombres y mujeres de cualquier parte de mundo sin distinción alguna
raza, sexo o edad. Si nosotros somos cristianos bautizados, allí donde estemos
haremos presente a la Iglesia Católica con nuestras actuaciones y testimonio, no
solamente con palabras ni predicaciones. Si nuestra actuación está adecuada a
las normas de la Iglesia ,
que no son otras que las emanada de Jesús y contenidas en el Evangelio,
estaremos siendo testigos de ella y de su fundador. Si nos dejamos arrastrar
por las fuerzas del mal, será un antitestimonio el que estaremos dando y no
seremos precisamente espejos de esa Iglesia que tanto decimos querer ni tampoco
de su Maestro y Fundador.
Estaremos plenamente incorporados a la Iglesia Católica si dondequiera
que tengamos nuestra residencia, en cualquier parte del mundo, empezando por
nuestro hogar formando una iglesia doméstica, pero estando en comunión en la
fe, en los Sacramentos, en la doctrina de la Iglesia , con el Obispo Diocesano que tengamos,
cuya autoridad le viene de ser sucesor directo de los apóstoles de Jesucristo.
El Espíritu está dispuesto para ayudarnos en nuestro camino y peregrinar en la Iglesia , de cuya
universalidad somos todos responsables en tanto
la hagamos florecer a través de los talentos recibidos del mismo Dios
cuando nos creó a cada uno.
Eso es un regalo que Dios nos ha
concedido a todos. Si nos damos cuenta que en nuestra oración y en la recepción
de Sacramentos estamos realmente unidos a los cristianos de América, Asia,
África, Oceanía o Europa por formar parte todos del Cuerpo Místico de Cristo.
San Pablo lo explicó muy bien: ‘Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo
Jesús. Porque cuantos en Cristo habéis sido bautizados, os habéis vestido de
Cristo. No hay ya judío o griego, no hay siervo o libre, no hay varón o hembra,
porque todos sois uno en Cristo Jesús’. (Gál. 3, 26-28). De ese modo estaremos
demostrando que el dogma de la
Comunión de los Santos es una realidad manifiesta a través de
la Iglesia
militante, la purgante y la triunfante, solidaria con las personas de todo el
orbe, unidos a la autoridad y liderazgo del Papa, Vicario de Cristo en la
tierra, legítimo sucesor de Pedro y actualmente custodio de las llaves
simbólicas que Jesús le entregó al fundar la Iglesia.
Estamos en el siglo XXI. Más de dos mil años tiene en su haber la Iglesia trabajando en todo
el mundo llevando la luz de Cristo a todas las personas, de la condición que
fueren, que se abren al mensaje. Igual que cuando era el Maestro quien
predicaba. Y así como en ese tiempo querían cogerlo en contradicción consigo
mismo y no pudieron, lo mismo intentaron con los discípulos después de la Ascensión de Cristo y se estrellaron
contra la inutilidad de sus esfuerzos. Pero hubo quien vio claro que aquello
iba en serio e intentó explicarlo. Veamos la situación y la intervención de
aquel varón, miembro del Sanedrín.
Los apóstoles predican y cada día aumenta el número de cristianos y no
todos vivían en Jerusalén. Sus milagros asombran a todos. Las autoridades los
apresan y encierran en la cárcel pública. Por la noche, el ángel del Señor los
libera y siguen predicando. El sumo sacerdote convoca el Sanedrín en pleno, van
a traer a los discípulos y se encuentran con todas las medidas de seguridad
intactas, pero ellos no estaban en la celda sino en templo cumpliendo su deber.
Nuevamente los llevan a su presencia pero con cuidado para que el pueblo que
veía lo que hacían y decían, no se amotinase. Cuando el sumo sacerdote se
dirige a ellos es Pedro quien le contesta en nombre de todos sus compañeros y
lo que dijo aún les enfureció más. Entonces (fijémonos bien), ‘levantándose en
el consejo un fariseo de nombre Gamaliel, doctor de la Ley , muy estimado por todo el
pueblo, mandó sacar a los apóstoles por un momento y dijo:
Varones
israelitas, mirad bien lo que vais a hacer con estos hombres. Días pasados se
levantó Teudas, diciendo que él era alguien, y se le unieron como unos
cuatrocientos hombres.
GAMALIEL HABLA AL SANEDRÍN
Fue muerto y todos cuantos le seguían se disolvieron,
quedando reducidos a nada. Después se levantó Judas el Galileo, ellos días del
empadronamiento y arrastró al pueblo en pos de sí, mas pereciendo él también
cuantos le seguían se dispersaron. Ahora os digo: Dejad a estos hombres,
dejadlos; porque si esto es consejo u obra de hombres, se disolverá; pero si
viene de Dios, no podréis disolverlo y quizá algún día os halléis que habéis
hecho la guerra a Dios’. (Act. 5, 12-42)
El resultado lo conocemos así como el texto anterior, pero si
analizamos los signos de los tiempos y observamos los sucesos en el mundo con
respecto a la Iglesia ,
notaremos que se está dando lo mismo: predicación, acción y testimonio de la Iglesia cumpliendo la
voluntad de Jesucristo. Persecución, más o menos solapada y martirio en todas
partes del mundo. De una manera u otra, está el Gamaliel de hoy avisando por
todas partes que quien persigue a los cristianos se ‘encontrará con que está
haciendo la guerra a Dios’. ¿No es suficiente la enseñanza de la Historia ? ¿No son
suficientes dos mil y pico años de demostración que Jesucristo, Dios y hombre
verdadero, está al frente de ella y NADIE
podrá hacer nada contra ella?
Hay muchas personas que hablan de lo que desconocen y actúan contra lo
que ignoran. En esa absurda e inútil guerra contra Dios puede sucederles como a
Saulo cuando iba a Damasco para apresar cristianos. Tuvo su batalla personal
y…la perdió. Además tuvo que oír de su contrincante la razón de su caída,
relatada por el mismo Pablo al rey Agripa: ‘Caídos todos a tierra, oí una voz
que me decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Duro te es
dar coces contra el aguijón. Yo contesté: ¿Quién eres, Señor? El Señor me dijo:
Yo soy Jesús, a quien tú persigues’. (Act. 26, 8-23).
CONVERSIÓN DE SAN PABLO CAMINO DE DAMASCO
A Pablo no le importaba su persona, sino lo que Jesús le encomendó en
persona. Lo pagó con la vida, pero con su testimonio contribuyó a extender el
Evangelio por todo el mundo. Él, los Apóstoles y los discípulos de Jesús, los
de entonces y los de ahora, desde su propia condición social (hombre o mujer,
joven o anciano, sacerdote, religioso/a o laico, casados o solteros…) debemos
contribuir a la catolicidad de la
Iglesia , a su universalidad. ¡Ojalá pudiéramos ver en
nuestros días la realización del deseo de Jesucristo: ‘Tengo otras ovejas que no son de
este aprisco, y es preciso que yo las traiga, y oirán mi voz, y habrá un solo
rebaño y un solo pastor’. (Jn. 10, 16).
MADRE DEL BUEN PASTOR, INSTITUIDA POR EL PAPA PÍO VI EL 1-08-1795
Que Jesucristo, el Buen Pastor, y la Virgen Pastora , Madre del Buen Pastor
nos iluminen y bendigan a todos.
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