domingo, 24 de noviembre de 2013

Apostolicidad de la Iglesia Católica (I)

El Synaxis de los Doce Apóstoles. Rusia.-S. XIV.-Museo de Moscú
      Que la Iglesia Católica es Apostólica creo que todos los católicos lo tenemos claro, pero ¿qué significa la apostolicidad? Muchísimos católicos estamos entregados a un apostolado eclesial, es cierto, pero a esta faceta no corresponde la 'apostolicidad' como estricto sentido de esta nota que también define a la Iglesia Católica. Es decir, nuestros apostolados  son una consecuencia lógica de esa nota de la Iglesia. Pero vamos a ir analizándola y comentándola como se ha hecho con las otras tres: Una, Santa y Católica.
      El origen de la Iglesia Católica hay que buscarlo en sus raíces, en los orígenes de la Iglesia fundada por Jesucristo, el cual confirió a sus amigos la potestad de continuar sus obra, como iremos viendo. En principio recordamos lo que nos dice San Pablo: 'Por consiguiente la fe proviene de la predicación y la predicación por la palabra de Cristo'. (Rom. 10, 17). Y también recordemos lo dicho por Jesús, que San Lucas nos transmite: 'El que os escucha a vosotros me escucha a mí; y el que os rechaza a vosotros me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado'. (Lc. 10, 16). Es en sus discípulos en quienes depositó su confianza. Y como podemos ver, aquella confianza se está perpetuando desde hace 2013 años en sus discípulos de hoy.
     
     Existe una correlación entre nosotros, cristianos del S. XXI, y aquellos trece hombres que recorrían los paisajes israelitas, uno que enseñaba y doce que iban aprendiendo y asimilando para que la misión del Maestro se perpetuase a través de los siglos y transmitir a las personas de todos los tiempos que la Redención de Cristo afecta a todas las personas, vivan en el siglo que vivan, puesto que la Redención llevaba como destinatarios a toda la Humanidad de todos los tiempos.

SAN MATÍAS, APÓSTOL SUCESOR DE JUDAS ISCARIOTE.-ICONO
      Aquellos doce acompañantes (realmente once más uno, porque Matías sustituyó a Judas Iscariote y no fue de los doce iniciales) a partir de Pentecostés y con Pedro a la cabeza de todos, comenzaron a predicar FIELMENTE lo que oyeron hablar a Jesús y lo que el Espíritu les sugería en cada momento. Ellos eran los auténticos y legítimos depositarios de la Fe y la doctrina del Redentor y los encargados de transmitir esa fidelidad a quienes iban a continuar y perpetuar cuanto el Espíritu Santo les iba comunicando.
      En el siglo IV ya se preocupaban de que la fidelidad a la doctrina de Jesucristo fuese impecable. Así se dirigía San Cirilo de Jerusalén a los cristianos de entonces: 'Velad, pues, hermanos, y conservad cuidadosamente la tradición que ahora recibís y grabadla en el interior de vuestro corazón. Poned todo cuidado, no sea que el enemigo, encontrando a alguno de vosotros desprevenido y remiso, le robe ese tesoro, o bien se presente algún hereje que, con sus errores, contamine la verdad que os hemos entregado. Recibir la fe es como poner en el banco el dinero que os hemos entregado; Dios os pedirá cuenta de ese depósito'. (SAN CIRILO DE JERUSALÉN. Catequesis 5, sobre la fe y el símbolo, 12-13).
     
Esto fue una preocupación permanente en el principio de aquella joven Iglesia, casi recién estrenada, en el desarrollo de la misma y en los momentos actuales. 
CONCILIO DE CONSTANTINOPLA
La fidelidad a la doctrina de Cristo siempre estuvo presente en quienes tenían la misión de transmitirla, especialmente cuando surgían dudas o problemas que en ocasiones desembocaban en herejías. Entonces, más que nunca, se reunían para analizar la situación y clarificar las cosas. 'No erréis, hermanos míos, los perturbadores de las familias no heredarán el reino de Dios. Pues, si aquellos que han obrado estas cosas según la carne están muertos, ¿cuánto más si alguno corrompe con mala doctrina la fe de Dios por la que Jesucristo fue crucificado? Ese tal, estando manchado, irá al fuego inextinguible: de modo semejante, el que le preste oído'. (SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA. Carta a los efesios, 16, 1-2). 
     
Solamente desde la fidelidad a esa línea ininterrumpida de doctrina y de fe desde los Apóstoles, testigos de la vida y resurrección 

JESUCRISTO Y LOS APÓSTOLES.-HARRY ANDERSON.-S. XX
de Jesús, viene la raíz de que la Iglesia Católica es la única verdadera fundada por Jesucristo, que explícita e implícitamente delegó en sus Apóstoles: 'Como el Padre me envió a mí, así os envío yo a vosotros'. (Jn. 20, 21). Ellos fueron perfectamente conscientes de que la misión recibida era divina puesto que quien los enviaba era Dios, ya que el Maestro se lo dijo en en diversas ocasiones, además de la citada anteriormente: 'Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar cuanto yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de este mundo'. (Mt. 28, 18-20). Así fue. Así sigue siendo ininterrumpidamente desde entonces. Fueron 'enviados' por Jesucristo del mismo modo que Él fue enviado por el Padre.
     
En este sentido, uno de los Padres de la Iglesia dice: 'Los Apóstoles salieron al orbe entero  a predicar la misma doctrina de la misma fe a todas las naciones. En cada ciudad fundaron Iglesias, que vinieron a ser como retoños o semillas de la fe y de la doctrina para las demás Iglesias de entonces y de ahora. Por eso nuestras Iglesias deben ser consideradas como brotes de las Iglesia apostólicas. aun siendo tantas Iglesias, no formas más que una sola'. (TERTULIANO. Siglo III).
SAN PEDRO.-ARNOLFO DI CAMBIO.-GÓTICO

      Si leemos atentamente los Hechos de los Apóstoles, nos daremos cuenta que la figura de Pedro es reconocida por todos  como el sucesor directo de Jesucristo, ya que ante todos los apóstoles dijo que sobre él fundaría su Iglesia, dándole las simbólicas llaves de su reino: 'Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos'. (Mt. 16, 18-19).
      El mismo San Pablo participó en el I Concilio de Jerusalén (Hech. 15) exponiendo sus vivencias en las predicaciones a los gentiles y coordinando con Pedro y Santiago, así como con los otros asistentes, la doctrina común para los gentiles conversos.
CONCILIO DE JERUSALÉN.-VIDRIERA DE LA CATEDRAL DE COLONIA, ALEMANIA
       Y respondieron. Todos. Incluso con su propia vida. Sufrieron prisión y castigos, pero no se inmutaron. Cuando se les prohibió hablar de Jesús, el 'prudente' Pedro sacó la cara por su Maestro. Veamos la situación. Los Apóstoles predican y son enviados a la cárcel. El ángel del Señor los libera y vuelven al templo a seguir predicando. Cuando el Sanedrín es informado los llevan nuevamente a su presencia. El sumo sacerdote les dice: '-Solamente os hemos ordenado que no enseñéis sobre ese nombre, y habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina y queréis traer sobre nosotros la sangre de ese hombre.Respondiendo Pedro y los Apóstoles dijeron: -Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padre resucitó a Jesús, a quien vosotros habéis dado muerte suspendiéndole de un madero. Pues a ese le ha levantado Dios a su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel penitencia y la remisión de los pecados'. Act. 5, 28-31).
      La próxima entrada finalizaremos este tema. Que Jesucristo, Maestro de todos los que nos abrimos a sus enseñanzas y su Madre, Nuestra Señora de las Lajas, nos bendigan y ayuden.

      

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