viernes, 7 de noviembre de 2008

Sacramentos en la vida (I)


Bodas, bautizos, Primeras comuniones, confesiones, Eucaristía.... Todos estos términos estamos acostumbrados a oírlos en la vida cotidiana. Incluso es posible que hayamos asistido a alguno de estos actos, pero ¿sabemos qué son?

‘¡Hombre! ¡Está hablando de los Sacramentos!’, dirán algunos. Y yo les tendré que decir que sí e incluso felicitarles por su conocimiento porque, al menos, indica que no les son indiferentes.

Pero permítanme una nueva cuestión. ¿Conocen lo que son los Sacramentos? ¿Lo que significan? ¿Lo que producen? Y todavía me permito continuar. ¿Saben lo que es, significa y produce cada Sacramento? ¿Saben por qué la Iglesia los tiene así y son siete solamente y no más?

‘¡Ya empezamos! ¿Es que no es suficiente con asistir a ese acto y ya está?’. Bueno. No lo tomen a mal, pero si queremos tener un cristianismo que sea, al menos, algo parecido a lo que quiso Jesucristo de nosotros, no es suficiente. Si estando en una de las asistencias a esos ‘actos’ alguien les preguntase ‘¿Qué motivos de credibilidad tienen ustedes para estar aquí?’, ¿qué les contestaríamos?

Estamos atravesando unos tiempos en los que no es fácil ser cristianos. Se nos cuestiona e incluso se nos ridiculiza. Es necesario que sepamos dar respuestas de todos nuestros ‘por qués’. Y sobre todo, no tener miedo de lo que digamos. El Espíritu estará con nosotros asistiéndonos. (Por cierto, ¿sabían ésto?). ‘No os preocupéis de cómo hablaréis, ni de qué diréis. Dios mismo os sugerirá en ese momento lo que tenéis que decir, pues no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará a través de vosotros’ (Mt. 10, 19-20) Y estamos ante una gente que nos pregunta, acaso con deseo de conocer algo más sobre Jesús y los Sacramentos y debemos estar preparados para responder adecuadamente porque en principio confían en nuestra respuesta y debemos procurar no defraudar a nadie.

Todo esto que les he expuesto anteriormente me ha hecho reflexionar y plantearme la conveniencia de escribir algo sobre los Sacramentos en general y luego, por partes, de cada Sacramento en particular. Pienso que se pueden hacer descubrimientos sorprendentes.

Pero sí que me gustaría dejar claro que no quisiera hacer largos los textos. Prefiero ir haciéndolos cortos para facilitar su lectura y comprensión que hacer una gran parrafada que asuste e inhiba al potencial lector de enterarse del tema. Será algo así como una información por entregas, lo cual nos permitirá leer con tranquilidad, pensar con serenidad y actuar con rectitud. Veamos.

Si hacemos una visión globalizada de la Biblia, veremos que realmente es la Historia del amor de Dios hacia la obra cumbre y mimada de su creación: el ser humano.

En el primero de los cinco Libros del Pentateuco, el Génesis, se nombra el proceso creador de la primera pareja humana y vemos que aparece en dos relatos, por las dos tradiciones existentes: la eloísta y la yahvista, (Gen. 1 26-28 y Gen. 2, 7) llamadas así porque en el capítulo 1 se le da a Dios el nombre de Elohim y en la segunda aparece Dios con el nombre de Yahvé.

Este proceso creador sigue dándose hoy en el nacimiento de nuevos niños y niñas, como un día nacimos nosotros porque Dios nos llamó de la nada al ser, precisamente porque desde la eternidad ya nos quería y lo hizo para seguir perpetuando el sexto día de su creación a través de los siglos.

Pero ahora lo hace pidiendo, solicitando, (fíjense bien : todo un Dios se autolimita para crear la vida humana) ... la colaboración del hombre y de la mujer para traer una nueva vida humana. Eso significa que SOMOS CONCREADORES JUNTO CON DIOS DE LA VIDA HUMANA.

Pues bien. A partir de esa Historia de la Salvación contenida en el A.T. y que llega a su culminación y plenitud en el tiempo con la venida de Jesucristo, todos los acontecimientos personales, familiares, sociales e incluso políticos que se han dado, se dan y se darán en la Humanidad, es lo que constituye la HISTORIA del mundo y nosotros formamos parte de esa Historia a través de nuestros actos, de nuestras vidas, de nuestra propia historia. Formamos parte de la Historia de Dios como Dios forma parte de la nuestra. Ese concepto en su globalidad es al que me voy a referir cuando mencione la HISTORIA.

Y así como vemos en las Sagradas Escrituras el acompañamiento que Dios hace al hombre, que ya se manifiesta en el Paraíso con Adán y Eva mediante una relación directa con Dios, se prolonga en el tiempo y en la Historia hasta llegar hoy a nosotros y la presencia y el acompañamiento de Dios se hace presente a través de esos signos y símbolos que son los Sacramentos.

Ahora bien. Esa relación nuestra con Dios, ese reconocimiento de su cariño a nosotros y de nuestra correspondencia a su presencia en nuestras vidas, la tenemos presente ya desde Caín y Abel, los cuales ya ofrecían sacrificios a Dios. Los que nosotros le damos actualmente están canalizados mediante lo que la Iglesia llama la LITURGIA.

No hay comentarios: