miércoles, 12 de noviembre de 2008

Sacramentos en la vida (II)

Pero , ¿qué son los Sacramentos? Voy a valerme de algunos símbolos para intentar explicarme.

Siempre me ha gustado pasear por el monte. Muchas veces cogía a ‘Tunder’,un pastor alemán de pura raza que tenía, y salíamos mi esposa y yo unas veces, otras yo solo con el perro, al campo. Él correteaba y yo me relajaba contemplando la Naturaleza, contemplación que no pocas veces finalizaba en oración.

Pero un día llegó inesperadamente. Sin darme cuenta vi delante de mí la mole imponente de una montaña, el Maigmó. La había visto montones de veces. Pero nunca como la veía ese día.

Fijándome en ella pensé en cómo las montañas soportan el calor del sol, a veces abrasador, en verano; en que la fortaleza del agua de la lluvia ora las castiga, ora las acaricia con su suavidad; en la niebla que las oculta a nuestros ojos en muchas ocasiones, pero que están ahí aunque no las veamos; ...

Pero nunca he leído en ningún periódico la noticia de que se quejaran o lamentasen por ninguna de estas cosas ni por el calor o el frío que puedan sentir o haber sentido en el transcurso de los siglos.

Nunca han exigido nada por su belleza. Ni siquiera el agradecimiento de la Humanidad que las ha contemplado a lo largo de los siglos o las contempla ahora. No son menos majestuosas cuando el sol las abrasa o el viento las azota. No se preocupan de que las vean. Ni se enfadan cuando las pisan o las escalan.

Simplemente se dan. De forma gratuita. Y entonces pensé que son como Dios que todo lo soporta ; todo lo sufre ; todo lo acoge; todo lo da. Y siguiendo con la comparación llegué a la conclusión de que Dios se comporta como ellas.

El Maigmó, la Cordillera Andina, el Himalaya o el Mont Blanc no son solamente unas montañas o unas cordilleras, sino que están al servicio de la Grandeza de Dios a la que evocan.

Por eso las montañas son sacramento de Dios porque revelan a Dios, lo recuerdan, lo aluden,nos remiten a Él.

Y, es curioso, pero las montañas aparecen siempre en momentos específicos e importantes en las actuaciones de Dios .

¿Por eso, acaso, Dio a Moisés las Tablas en el monte Sinaí? (Éxodo 20, 1-17) ¿O Jesús dio su Programa de Vida en el monte de las Bienaventuranzas? (Mt. 5, 1) ¿Se acuerdan que Jesús se transfiguró en el monte Tabor? (Mt. 17, 1-2) ¿Y que Jesús ascendió a los cielos “en el monte que indicó a los discípulos? (Mt. 28,16)

Siempre aparecen las montañas en momentos cruciales de la relación directa de Dios con los hombres. Y hay muchas más ocasiones en las que aparecen las montañas en la actuación de Dios, tanto en el A.T. (1 Re. 19, 8-13, por ejemplo) como en el N.T.

Me parece que es una buena forma para ir adentrándonos en ese mundo de los sacramentos que tantas veces hemos manejado, practicado, conocido,... pero que acaso pocas veces hayamos profundizado en su esencia, en su significado, en sus entrañas, ...

A través de unos descubrimientos que he tenido a lo largo de los años, que me han llevado a unas reflexiones y planteamientos, tanto de tipo personal como comunitario, voy a intentar transmitir mi descubrimiento del valor de los Sacramentos en la vida de cualquier cristiano, como a través de las montañas vi una nueva forma de descubrir a Dios a través de su Creación.

Hay cosas que trascienden su propio significado y permítanme, por favor, que personalice y les exponga una vivencia personal, única, que me ha acompañado toda mi vida y lo sigue haciendo.

Parece ser que cuando conservamos algún objeto de nuestros antepasados le damos un significado especial. Y eso me pasa a mí. Conservo la funda de unas gafas que en su interior contienen el alma de esta envoltura : las gafas de mi abuelo.

Cada vez que las veo me hacen presente al hombre que mayor influencia ha tenido en mi vida, en mi educación y en mi carácter y me hace evocar recuerdos y añoranzas de mi infancia y de mi juventud : verlo leer el periódico con ellas puestas sentado en su sillón de anea junto al balcón de la habitación, por ejemplo.

Eso me hace sentirle presente en mi vida y, aunque su fallecimiento se produjera hace muchos años, sigue estando presente en mí con su enorme personalidad y sus tremendos valores humanos, hasta el extremo de adoptar su apodo como mi seudónimo en este blog: el tío Maset.

Por eso esta funda, estas gafas, trascienden su significado propio de lo que son para pasar a ser también lo que representan. SON UN SIGNO.

Para mí pasan a ser un sacramento porque están vivos y hablan de vida. Acompañan la vida. Recuerdan y hacen presente al abuelo . Por eso para mí son de un valor inestimable.

A partir de ese ejemplo vemos que la persona humana tiene la capacidad de simbolizar las cosas : el amor, con un corazón ; la paz , con una paloma llevando una rama de olivo en el pico ; ...

Todos nuestros símbolos tienen su origen en experiencias anteriores. Podemos hacer con cualquier cosa de nuestro pasado (como el caso de las gafas de mi abuelo, por ejemplo) un símbolo que nos recuerde algo o a alguien.

¿Les pasa a ustedes algo semejante? Más adelante veremos la aplicación que tienen estos ejemplos en los Sacramentos.

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