domingo, 11 de enero de 2009

Nuevas sorpresas

En septiembre del 2008 publiqué una entrada titulada ‘Las sorpresas de internet’, en la que comentaba las gratas sorpresas que uno se encuentra en ocasiones cuando navega por esa tecnología, gracias a la cual nos podemos enterar de muchas cosas, entre las cuales están los ENCUENTROS (lo pongo con mayúsculas por la importancia que tienen para mi) personales y de otras personas con el LOGOS, con la Palabra, con el mismísimo Jesucristo, Verbo de Dios encarnado, hecho hombre como cualquiera de nosotros. Eso, para mí al menos, supuso un motivo de asombro cuando lo descubrí hace ya muchos años.

Hoy no es para menos. Independientemente de que a diario tengo reservado un tiempo específico de contacto con Dios a través de la oración, me ENCONTRÉ un buen día con Él nuevamente. Fue a través de un blog que lo abrí por curiosidad y allí estaba esperándome a través de una brevísima reflexión (pero muy intensa) acompañada de un cuadro de lo más selecto en la Historia del Arte Universal.

Fue el 2 de enero de 2009. Una llamada: Permaneced en Él. Acompañándola, un cuadro: Cristo en la cruz sostenida a su vez por el Padre Eterno. Sobre la cruz, el Espíritu Santo en forma de paloma, ese símbolo universal con el que suele representársele, como si me estuviese diciendo: 'Y tú, ¿qué haces ante lo que ves?’ No. No pude resistirlo. Inmediatamente comencé a orar.



No se extrañen. Estamos acostumbrados a que a Dios lo debemos buscar en los templos y nada más lejos de la realidad. Allí, por supuesto que sí, ¡claro que está! En el Sagrario sacramental, real y verdaderamente. Pero es que además de estar a nuestro alrededor, siempre entre nosotros y con cada uno de nosotros, también puede estar sugiriéndose en el Museo del Prado a través del Cristo de Velázquez, en el Vaticano por medio de ‘la Pietá’ de Miguel Ángel o en cualquier otra manifestación artística que haga referencia a Él. Se trata de ver, penetrar en el misterio y dejarse llevar por él. Lo demás corre de cuenta de Dios a través de nuestra apertura a Él.

Leía en la revista ‘Orar’ que en el Museo Tretiakov de Moscú, donde se conservan los tesoros más antiguos del arte ruso, entre los cuales están los iconos la Trinidad, de Andrej Roubliëv y el de la Virgen de Vladimir. Hubo época en que los rusos iban a visitar el Museo y cuando llegaban a éstos u otros iconos, se paraban a orar mentalmente. Se podría decir que el Museo se transformaba en templo para esas personas.

Y es que Dios se vale de cualquier circunstancia, momento, debilidad o como lo queramos nombrar para seguir llamando y enviarnos un tenue mensaje, una sutil llamada a nuestro interior. Él conoce mi pasión por el Arte. Y se aprovechó de la circunstancia. Bendito sea. Desde entonces soy asiduo de ese blog.

Y como las cosas cuando se comparten parece que son más gratificantes, se lo pongo ahora mismo con mis mejores deseos. Su autor me autorizó a hacerlo previa petición mía. Gracias Luis Fernando.

Hagan clic en los signos azules que hay (unas comillas y un angulito) y ¡disfruten el Encuentro!
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2 comentarios:

magdalena dijo...

Sr. Maset:

muy interesante el enlace, lo he agregado a mis favoritos y creo que tambien me voy a hacer asidua, tambien yo creo que la mano del artista terrenal es guiada por El Artista para así ir revelando la verdad a través de las imagenes. Cierto es que cuando parece que llevamos el día torcido y nos encomendamos aparece un signo que nos conforta y parece decirnos, y tu, de que tienes miedo, que es lo que te hace perder la calma, no recuerdas que yo mismo te elegí antes de que tu nacieras, confía y abandonate en mis brazos y veras como pasa toda tu angustia. Hoy yo he tenido esta experiencia a través de un Arcoiris, que es Señor me ha hecho llegar para recordarme que EL todo lo puede.

El tío Maset dijo...

Pues...enhorabuena, Magdalena. Celebro muchísimo que el blog del enlace marianista que puse haya contribuido a que vaya descubriendo algo más los misterios de ese Dios que, de una manera u otra, siempre nos espera. Cualquier momento es bueno. Cualquier circunstancia, también.
Que Él la bendiga y la ayude.