sábado, 3 de enero de 2009

Pasó la Navidad

Hemos estado durante cuatro semanas preparándonos para celebrar el Memorial de ese magno acontecimiento que es el nacimiento del Hijo de Dios en carne mortal entre nosotros: fue el Adviento.

Posteriormente contemplamos al Niño. Pero hemos de verlo real, no idealizado como nos lo presentan los pintores. Imaginémoslo en el establo, sin ninguna comodidad e incluso es posible que pasara algo de frío. Imaginemos también a la Madre: su agotamiento posparto aun conservando su virginidad, sus padecimientos por atender a ese Hijo como ella quería, pero encontrándose con sus limitaciones humanas. Hasta es posible que en algún momento pensase que el Hijo del Altísimo estaba allí, ante ella y José y no podía ofrecerle lo que le hubiese gustado. ¿Y José? ¿Qué haría? ¿Qué pensaría?

Luego ya vendrían los pastores y todos juntos compartirían posiblemente una misma cosa: nadie entendía nada de lo que allí pasaba, al menos en lo que de trascendente tenía.

Pero bueno. Todo eso ya pasó. Cuando finalice el 2009, si Dios nos lo permite, volveremos a estar haciendo lo mismo y con la misma o mayor ilusión. Pero sin olvidar que a lo largo del año debemos seguir contemplando a ese Niño y a su Madre. El Niño crecerá, será adulto y nos propondrá un estilo de vida que debemos tener presente permanentemente.

La misteriosa y a la vez eficaz y amorosa pedagogía divina nos seguirá interpelando día a día. Siempre estaremos aprendiendo algo nuevo, descubriendo algo en ese pozo sin fin que es la Palabra de Dios que a diario nos hablará. Si nosotros tenemos la receptividad y apertura suficiente para que cale en nuestro interior, seremos capaces de descubrir unos horizontes infinitos en nuestras vidas.

Siempre estamos en un proceso continuo de formación interior. Un Maestro nos irá llevando de la mano para que veamos claro qué nos quiere decir en cada momento y circunstancia de nuestra vida: Jesús de Nazaret, el LOGOS.



Y existirá y nos asistirá un acompañante de excepción que nos predispondrá a recibir y asumir las enseñanzas que vayamos aprendiendo: El Espíritu que procede del Padre y del Hijo.

‘Lo que desde el principio habéis oído, procurad que permanezca en vosotros’. (I Jn. 2, 24). Desde pequeños vamos aprendiendo cosas que con el paso de los años las olvidamos o las hacemos parte de nuestra vida. Dependerá de cada uno.

Pero si no les hacemos caso, ¿de qué servirá que en diciembre de 2009 queramos celebrar la Navidad si durante todo el año no hemos sido ‘la voz del que clama en el desierto’? (Jn. 1,22) . Si realmente sentimos a Jesucristo en nuestra vida, preparémosle el camino a diario. Seamos el Juan Bautista del siglo XXI. Sin miedos ni complejos.

Si amamos, nada nos debe preocupar. Dios, Uno y Trino, siempre estará con nosotros. ‘El que me ama, se mantendrá fiel a mis palabras. Mi Padre lo amará, y mi Padre y Yo vendremos a él y viviremos en él.’ (Jn. 14, 23). No es difícil. Recordemos lo que nos dice San Pablo (algún día hablaré de este gigante del cristianismo, ya que estamos en el Año Paulino) en su carta a los Filipenses: ‘Todo lo puedo en Aquel que me conforta’ (Flp. 4, 13)

Sinceramente. Me parece que es para pensarlo muy en serio.

4 comentarios:

magdalena dijo...

Despues de una larga temporada sin entrar por motivos técnicos me reincorporo. A mi tambien me parece que es para pensarlo muy en serio, y poner en marcha todas las enseñanzas del Maestro, pero no solo en las cosas grandes sino en las cotidianas y pequeñitas, con nuestro projimo proximo, con las personas con las que nos relacionamos asiduamente, con la gente de nuestro entorno, seguro que si analizamos somos capaces de encontrar mas de una situación en la que no estamos cumpliendo fielmente Su enseñanza. Coincido plenamente con usted en que de nada nos valdrá esperar a la próxima Navidad si no somos capaces de llevarlo a cabo los 364 días restantes del año.

Gracias por recordarnos que debemos hacer que todos los dias sean Navidad

Anónimo dijo...

Este año decidi celebrar mi propia Navidad, diferente, austera y triste.

Triste si, no porque no me embargara la alegría del Nacimiento del Redentor, sino porque por donde mirara he visto ancianos que han pasado en soledad las fiestas, gente joven que solo ha sabido utilizar estas vacaciones para divertirse sin pararse a pensar un momento apenas en lo que tenemos alrededor, hermanos y hermanas que no se hablan en las celebraciones familiares, e incluso familias que compiten por ver que tal o cual regalo de Navidad mejor que otro se hacen.

Yo recuerdo de mi infancia, y el poder adquisitivo de mi familia era muy inferior al que hoy disponemos, que íbamos todos a cenar a casa de los abuelos, a la que tambien ibamos todos los dias a merendar al salir del cole, todos juntos y apiñaditos porque apenas cabiamos cenabamos lo que había, realmente la abuela hacia siempre que la cena resultara espectacular dandose una maña increible para hacer con alimentos cotidianos algo diferente, y despues a cantar villancicos hasta la hora de ir a misa de Gallo.

Ahora falla la base de toda la estructura social cristiana, la familia, y si somos capaces de consentir que una ancian@ cene sol@ el día de nochebuena porque no hay sitio, o simplemente estorba porque ya está mayor, luego no nos extrañemos de que nuestros hijos nos abandonen en la puerta de urgencias de un hospital para irse de crucero.
A fin de cuentas solo siguen el ejemplo.

Gracias por permitirme usar este espacio

El tío Maset dijo...

Distinguida Magdalena: Bienvenida de nuevo a este blog en el que tienen cabida todas las personas de buena voluntad, de la Vd. hace gala en todas sus intervenciones. ‘…seguro que si analizamos somos capaces de encontrar mas de una situación en la que no estamos cumpliendo fielmente Su enseñanza’. Ha retratado Vd. fielmente el espíritu de nuestra sociedad actual. Importa más el TENER que el SER. Dios, no solamente está ausente en muchas personas, sino que se le combate. Se le niega incluso su existencia. A nosotros nos corresponde demostrar que no es así y, para ello, tengamos claro que el Espíritu nos ayudará.

El tío Maset dijo...

Estimado ‘Anónimo’. Bienvenido a este blog. Sabe que lo tiene a su disposición.
Por un momento, mientras lo leía, me ha hecho volver a los años de mi infancia, también con los abuelos. Eran otros tiempos: los nuestros. En ellos nos educaban con unos valores humanos, incluso cristianos, dentro de lo que ellos consideraban la tradición familiar, y en ellos crecimos.

Todo esto hace que lo que vemos a nuestro alrededor, y que Vd. ha expuesto magistralmente haciendo ver esa realidad ‘que nos duele’, porque nuestros principios fueron otros. En cuanto vemos esos desatinos sociales en los que nuestros mayores son ignorados, cuando no vejados, se revuelven las fibras más íntimas de nuestro ser.

Es cierto que muchos jóvenes se divierten sin más. Parece que no hay más objetivo que ese, pero tengo la seguridad de que no toda la juventud es así. Como en el antiguo Israel existe un RESTO de juventud que han vuelto su mirada hacia Dios y su futuro nos hace concebir una esperanza. No tiene más que ver cómo se agrupan a la llamada de los distintos Papas y cómo responden luego cuando vuelven a sus hogares.

Ciertamente es triste cuanto expone y yo he vivido, desde mi impotencia, todo eso. En la medida de lo que puedo intento paliar estas cosas, procurando vencer el desánimo de mis limitaciones con una puerta abierta a la Esperanza: donde no lleguemos las personas de buena voluntad, llegará ese Dios cuyo nacimiento entre nosotros hemos recordado días atrás. A nosotros nos corresponde ser sus instrumentos abriéndole nuestra disponibilidad para que siga presente entre nosotros.

Le reitero mi bienvenida a la vez que le brindo el blog para hacer el máximo bien posible, porque la Bondad viene del Creador.