sábado, 7 de marzo de 2009

¿Cuaresma? ¡Sí, gracias! (II)

He recibido su entrada con mucha alegría, Magdalena, y observo, por lo que cuenta en su escrito, que también se priva de algo en esta cuaresma (no comer caramelitos ni chucherías).

Eso me da pie para que en el tema del ayuno nos planteemos brevemente otro tipo de ayunos. Digamos que los del siglo XXI.

Por ejemplo. Nos podríamos plantear el ayuno de juzgar a nuestros semejantes y descubrir al LOGOS que habita en ellos. O podríamos ayunar de los desalientos que a veces nos inundan y llenar nuestra vida de un sano optimismo fundamentado en Dios. ¿Qué tal si ayunamos de todo cuanto nos separe del Espíritu divino para ponernos en situación de que Él nos inunde con su Ser?

Y si hacemos referencia a una abstinencia actual, nos podríamos abstener del inútil y feroz consumismo que existe hoy que nos convierte en esclavos de nuestras propias carencias para transformarnos en señores de nosotros mismos, ejercitando la fuerza de voluntad. Nos podemos abstener también de fijarnos en las diferencias con los demás y hacer de nuestra vida una fiesta que nos una a la Vida que se nos ofrece. ¿Y si nos abstenemos de las tinieblas de la tristeza, del desánimo estéril y celebramos la Luz de quien es la Luz verdadera? Y así, podríamos seguir…

Oiga. Quedamos que tenía otras cosas que decir y está volviendo a lo mismo de la vez pasada. ¿Se le ha olvidado? Pues no. No se me olvidó, pero la entrada de Magdalena me ha dado pie para que complete alguna cosa más. ¿Qué le vamos a hacer? El tema de la Cuaresma da para mucho más, pero no vamos a ser exhaustivos y dejaremos algo para el año que viene, ¿no?. Sigamos pues.


Centrándonos en el tema que nos ocupa, el siguiente punto hace relación a la limosna. ¡Ya lo decía yo! ¡Qué raro que no tocase el tema de rascarnos el bolsillo! Pues le voy a dar un disgustillo, porque ahora no le voy a dar la razón. No me voy a referir a eso, que lo dejo para otros. Existen otros tipos de limosnas que pueden llenar nuestras vidas y ser tan necesarias, tal vez más en algunos casos, como la limosna económica.

Miren. El domingo pasado mi esposa, como Ministro Extraordinario de la Comunión y enviada por el sacerdote, tuvo que llevarla a una señora que conocemos, que cuando salió a la calle para comprar unas medicinas un día que hacía un viento huracanado realmente horrible, un tornado la arrebató por los aires y la estampó contra la pared. Independientemente de las fracturas que tuvo en los huesos de la cara y las magulladuras, perdió el ojo derecho. Es viuda y vive sola. Acompañé a mi esposa en esa hermosa misión de llevar la Eucaristía a los enfermos y pude comprobar cuánto agradecen estas visitas, independientemente de que en ellas reciben el Cuerpo de Jesús.

Hablamos un buen rato con ella y ya en la calle, me contó mi esposa que muchas veces se desahogan con las personas que cubren este servicio eclesial. Es enorme la alegría que tienen cuando llega ese momento porque hay una comunicación diferente de la que tienen con sus familias respectivas. Y hay que escucharles y saber estar con ellos. Sin prisas. Cuando llega el momento de irse ya están deseando que vuelva a se domingo de nuevo.


Y es que independientemente de que existe una Obra de Misericordia (que yo sepa no se han derogado) que dice ‘visitar y cuidar a los enfermos’, aquí se está practicando la limosna del servicio a los demás. ¿Le suena a alguien eso de ‘estuve enfermo y me visitasteis?’ (Mt. 25, 39) .





¿Y si hablamos de esta otra Obra de Misericordia que dice ‘Dar de comer al hambriento’? Sirve la misma cita de antes, pero con el versículo 35. En la TV. Se dio la noticia de un grupo de mujeres que se habían juntado para cocinar por turnos todos los días para ayudar a las personas que están siendo azotadas por el hambre al no tener trabajo y haber agotado todos sus recursos, mientras los hombres repartían la comida a quienes se presentaban.

Sí. Es otra forma de dar limosna. Igual que los muchachos y muchachas que se van los sábados y domingos por la tarde a pasarlos con los ancianos jugando con ellos a las cartas, al ajedrez o simplemente a oírles contar, acaso por enésima vez, las batallitas de cuando eran jóvenes.

Y ya termino con este último punto. Todo esto no tendría sentido alguno si no lo hiciésemos con nuestros ojos puestos en Aquel que nos da una razón de ser a nuestra vida. En Aquel que nos hace sentir su proximidad a través de la oración, que en este tiempo cuaresmal adquiere un significado especial.


En una entrada anterior hablé de Radio María. Pues bien. Oyéndola un día en el coche me pareció entender algo así como que si del tiempo que se dedica a la TV , tomáramos un poquito para dedicarlo a la oración, las cosas podrían ir mejor. Sentí no haberlo escuchado bien y en su contexto, porque al estar conduciendo iba pendiente de la carretera, pero cuando empecé a meditar esto en mi casa mientras oraba, sentí que era cierto.

Tomamos cosas del mundo que en sí mismas pueden ser buenas, pero que nos pueden apartar de los primeros puestos de nuestra escala de valores y conducirnos a nosotros a actividades que nos aparten de nuestro verdadero enriquecimiento personal.

En el tiempo cuaresmal nuestra oración pienso que debe tener unos rasgos que la diferencien de la del resto del año. Acaso uno de ellos sea el del recogimiento de nuestro corazón para que se centre de forma especial en Quien vino a darlo TODO por todos nosotros. Sin excepción alguna.

Se trata de hacer el desierto en nuestro interior para encontrar el Oasis que contenga el manantial que nos haga saltar a la Vida Eterna. (Jn. 4, 14). ¡Pero si yo no tengo tiempo para eso! Además, ¿dónde voy a hacer la oración con todo lo que hay a mi alrededor? Le contesto. Hace más el que quiere que el que puede y querer, es poder. Acaso por las noches, en nuestra habitación…. Cada uno sabe dónde está ‘su’ desierto.

Lo cierto es que la oración en Cuaresma es imprescindible para unirnos más a ese Jesús que queremos seguir a pesar de nuestras limitaciones y nuestros pecados. Es el tiempo en el que podemos pedirle a Dios de forma especial su perdón, a través del Sacramento de la Reconciliación para encontrarnos con su Gracia. (Algún día hablaré de ella).

Y ya acabé. (Por ahora). En España ya está algo avanzada la madrugada ¿Les parece que es hora de que me vaya a dormir un poco? (Bueno. Antes haré un poquito de oración. Pero no se lo digan a nadie, ¿eh?)

1 comentario:

magdalena dijo...

Estimado tio maset:

Ha puesto el dedito en la llaga en el tema de la oración. Para mi es un tesoro que se nos da gratis, no es necesario recordar de pe a pa todas las oraciones de la Santa Madre Iglesia, en la intimidad del Tu a Tu a con el Padre la oración mas sencilla y humilde es suficiente, el problema según mi opinion es que para orar buscamos el silencio y ahi es donde escucharemos al Padre que nos habla, si permanecemos delante de la pantalla de la TV es muy dificil que le escuchemos, y como a mi entender ahora hay mucho temor de lo que nos pueda decir pues nos negamos el momento de la oración en favor de otras cosas. Y que le vamos a hacer, ellos se lo pierden, yo por mi parte no pienso dejar de orar a diario, es mi momento de reencontrarme con mi Padre y poner mi día ante El. Ademas quienes desconocen el poder de la oración no saben lo que se estan perdiendo, es mas de una la vida humana que el Padre ha salvado gracias a las cadenas de oración, y es en ellas donde cada uno aportamos nuestro granito de arena.

Que el Espiritu sople para ayudarle a remover nuestros corazones. Amen.