domingo, 1 de marzo de 2009

¿Cuaresma? ¡Sí, gracias! (I)


Soy de los que piensan (y procuran) que todo el año sea una constante presencia de Dios, del LOGOS, en la vida cotidiana. Para mí, esto significa que la Cuaresma, como la Navidad y la Pascua, tienen su sentido propio dentro de un sistema de vida divinizado porque Jesucristo sea el centro y eje de nuestro quehacer diario.

Esta semana hemos empezado la Cuaresma. ‘¡Ah, sí! Es cuando nos toca eso del ayuno y no comer carne los viernes.’ Hombre. Dicho así… Eso es cierto, pero se debe matizar.
‘Eso’ no es porque sí.

Es un camino a recorrer. En el Antiguo Testamento ya nos encontramos con los cuarenta días con sus correspondientes noches que Moisés estuvo en el Sinaí (Ex. 24, 15-18). También está el profeta Elías que se dirige durante cuarenta días al monte Horeb donde Yavéh le habla (I Re. 19, 8-9). Ya en el Nuevo Testamento es el mismísimo Jesucristo quien, después de ser bautizado por Juan, se retira al desierto impulsado por el Espíritu, (esto es muy importante en mi opinión) para ser tentado por el diablo, ayunando durante cuarenta días y noches. (Mt. 4, 1-2).

Los cuarenta días que dura la Cuaresma, nosotros también nos preparamos para el acontecimiento cumbre de la vida cristiana, el Triduo Pascual, al final del cual viene la razón última de nuestra razón de ser como cristianos: LA RESURRECCIÓN DE CRISTO. Como dice San Pablo: ‘Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación’ (I Cor. 15, 14).

Pues de eso se trata. De prepararnos a conciencia para ese magno acontecimiento. ‘Oiga, sí, pero eso del ayuno y la abstinencia ¿qué sentido tienen en el siglo XXI? ¿No estarán ya desfasados?’ Pues… me parece que no. Por una parte el ayuno supone algo de sacrificio y nos une un poco más a la Pasión de Jesús, que en la Semana Santa conmemoraremos. Y en esta sociedad laicista, hedonista y carente de valores en su gran mayoría, se presenta este sacrificio como una tremenda actualización de los valores humanos y cristianos.

Además, solamente hay dos días de ayuno, el Miércoles de Ceniza (nos la imponen para recordarnos que aquí solo estamos de paso y en el constante camino de conversión al Evangelio) y el Viernes Santo. No se nos caerán los anillos por ayunar esos días, ¿verdad? Por otra parte conozco personalmente a alguien que va a ayunar los cuarenta días de la Cuaresma. Lo que ocurre es que el ayuno debe ir en silencio, en lo escondido, con la alegría retratada en nuestros rostros (¡ y con colonia que nos perfume, caramba, que ser cristiano no significa que no nos debamos perfumar, aunque sea alguna vez!) y con el sentido del humor puesto en nuestro talante. Un cristiano triste es un triste cristiano. (Esto no es mío. Lo oí a un sacerdote en un retiro y me gustó. Lo pongo para compartirlo con ustedes.)

¡Bien, pero ¿eso de no comer carne los viernes? ¡Pero si el marisco está más caro!’. Bueno. Es cierto. Pero aquí nos tenemos que plantear otra cosa. Si somos conscientes de ello lo podemos solucionar no comiendo tampoco marisco. Se pueden comer otras cosas y no pasaríamos hambre. Pero el planteamiento es otro. Si nosotros somos conscientes de que formamos parte del Cuerpo Místico de Cristo y que eso es la mismísima Iglesia quien nos lo pone para ser cumplido, nuestro deber es tener espíritu de obediencia. La Iglesia, como Madre y Maestra, es la que marca la norma de que sea la carne lo que no se pueda comer. Lo nuestro, es el espíritu de obediencia a la Iglesia a la que pertenecemos.


Por mi parte les puedo decir que hay señoras que hacen ¡unas croquetas de bacalao…! Geniales. Y si repasamos las características culinarias de todas las señoras de cada parte del mundo, veremos que hay una riqueza alimentaria en cada país de cada continente, que puede cubrir nuestras necesidades en las comidas sin necesidad de tomar carne. ¿Verdad, señoras que me puedan leer? ¿Verdad, señores que hayan comprobado cuanto digo? Y no digamos los caballeros o las damas cocineros que saben de esto muchísimo más que yo.

Y lo que aun me queda por tratar lo dejo para otro momento. Así no les canso.

1 comentario:

magdalena dijo...

Estimado tio maset:

Aparentemente lo del ayuno y la abstinencia está en desuso, pero es que hay muchas personas que te dicen "vámos me va a decir a mi un cura lo que puedo o no puedo comer" y claro enfocarlo de esa manera no es correcto a mi modo de ver. Yo guardo ayuno y abstinencia porque quiero, es mi opción, no solo de carne, este año tambien he ofrecido no comer caramelitos ni chucherías desde el Miercoles de Ceniza hasta el Domingo de Resurrección y se de gente que se quita el café, libremente sin presión, y cuando viene la tentacion y es vencida me siento mas fuerte. Es la libertad y nuestro empeño lo que nos hace no sucumbir y triunfar, para continuar avanzando en nuestro camino cotidiano, claro que sin El Espíritu que nos conduce poco seríamos. Un abrazo muy fuerte.