domingo, 25 de mayo de 2008

Salmos bíblicos en internet



Es fácil. Hacemos clic en la casilla que nos interese abrir y leemos lo que nos convenga o rezamos el Salmo.

2 comentarios:

euterpe dijo...

Sr. Maset:
Me parece escelente el enlace con los salmos. Este libro poético de la Biblia manifiesta los principales aspectos de la relación de cualquiera de nosotros con el Logos. El está ahí tanto en momentos felices como de angustia, rabia o desesperación. El nos acompaña siempre, nos ama de un modo que no podemos ni siquiera imaginar y comprende nuestro mundo interior.
El propio Jesús entonó el salmo 22 en la cruz "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" para recitar el 73 antes de morir "Padre, en tus manos entrego mi espíritu"
Por muy mal que nos sintamos siempre podremos sumergirnos en un salmo, porque sabiendo que El está ahí, terminaremos con una frase de confianza.
Un cordial saludo.

El tío Maset dijo...

Estimado/a EUTERPE.

El pueblo israelita siempre ha tenido los Salmos en el centro de su existencia y de su oración con Yavéh. No es extraño que en esos momentos cruciales para la Humanidad y críticos para Jesucristo por el momento que atravesaba en la Cruz, clamara versículos de esos Salmos, como buen israelita.

Cuando nosotros nos enfrentamos a una situación preocupante o conflictiva no es raro que las expresiones ‘¡Ay, Dios mío!’ o ‘¡Señor!’ broten de nuestros labios de una manera más o menos consciente.

Para las personas del siglo XXI , a pesar del ambiente enrarecido y poco religioso que nos rodea, la Biblia entera, Palabra de Dios, el LOGOS, es un diálogo total y absoluto con el Creador, Dios Uno y Trino a la vez. Desde los momentos en que Dios hablaba con Adán y Eva al caer la tarde hasta hoy, la Palabra nos conduce hasta Dios en nuestro interior.

Los Salmos, evidentemente, no fueron escritos por una sola persona ni tampoco en un tiempo breve. Fueron diferentes los salmistas que los compusieron, con diversos estados de ánimo y en ocasiones distintas. Pero todos ellos brotaban del corazón de su autor hacia Eloim, su Dios, transmitiéndole su angustia, su alegría, su paz, su confianza,… En algunos de ellos podemos ver la sumisión y abandono del salmista en las manos de su Hacedor.

De ahí que haya Salmos de abandono, de acción de gracias, de adoración, mesiánicos, de alabanza, de confianza, etc. El mismo rey David, cuando fue a visitarlo el profeta Natán a reprocharle, en nombre de Dios, su pecado con Betsabé, fue capaz de de verlo, aceptarlo y, arrepentido (es lo que Dios quiere: la conversión del pecador) componer esa preciosidad del Salmo 51 (50): ‘Ten piedad de mí, oh Dios, por tu amor, por tu inmensa compasión, borra mi culpa…’

No son pocas las personas de hoy que su oración la fundamentan en algún Salmo e incluso lo personalizan: Donde está escrito ‘Yavéh’ lo sustituyen por ‘Padre’; en el lugar del salmista se personalizan ellos mismos, etc. Consiguiendo con ello mayor profundidad en la oración y acercamiento a Dios-Padre.