miércoles, 8 de abril de 2009

Miércoles Santo. Getsemaní

Acaso este Power iría mejor para mañana, pero es que para el Jueves tengo otro preparado. Pero es una buena pieza para ayudarnos a muchas cosas. A entender esos momentos difíciles, pero decisivos, de Jesús… A intentar meternos dentro de la piel de Jesucristo e intentar averiguar qué hubiésemos hecho nosotros en su lugar… A pensar si nosotros nos hubiésemos dormido o no mientras Él oraba…

Hay muchos interrogantes para hacernos en Semana Santa y todos alrededor de la figura del Redentor en relación a nosotros. Cuando el verano pasado estuve haciendo Ejercicios Espirituales ignacianos junto con mi esposa en Zaragoza, nos insistieron mucho en la importancia de la contemplación de una determinada escena de la Pasión.

Y es cierto. Nosotros solos no podremos, pero con la ayuda del Espíritu, seguro que sí. Ustedes y yo nos encontraremos en el punto concreto de la meditación o la oración. Es la Comunión de los Santos.

Ahora les dejo en el Huerto de los Olivos, con Jesús.


HuertodelosOlivos

1 comentario:

euterpe dijo...

Pues sí, señor Maset.
Aunque con una trascendencia infinitamente más pequeña que la de Jesús, todos vivimos momentos de enorme angustia, cuando nos enfrentamos a situaciones profundamente injustas como la calumnia, o las que trae la vida por sí misma, como la limitación, el sufrimiento y la muerte. Millones de personas se sentirán hoy morir de angustia, pero lo triste es que que la mayoría se sentirán solos.
La máxima expresión de empatía -ponerse en el lugar del otro y ver el mundo como él lo ve- fue la Encarnación de Jesús. No se conformó con amarnos como Dios, sino que se hizo carne y habitó entre nosostros. Y su Pasión, su sufrimiento físico, emocional, social y espiritual engloba y acoge todo nuestro sufrimiento.
Sufrió horrorosamente, pero no huyó. Se mantuvo firme y no a causa de sus sentimientos o preferencias, sino de sus VALORES: el amor, la coherencia y muchos otros.
Mi propuesta para estos días es la de un doble acompañamiento: en nuestra meditación, acompañar la Pasión de Cristo; y , también en ella, rogar por todos los seres humanos que sufren guerras, torturas, éxodos, pobreza, soledad, asesinatos...
Que no nos quepa la menor duda de que nuestro gesto será como el de la Verónica.
Les deseo una profunda Semana Santa.