domingo, 5 de abril de 2009

La Cuaresma finaliza

Es cierto, amigos. La Cuaresma ha finalizado y nos vamos a meter de lleno en la Festividad de hoy, preludio de la Semana Santa. Por eso, antes de meternos de lleno en ella quiero contestar a Euterpe la entrada del día 19 de marzo pasado, en la cual toca muy acertadamente el tema del ayuno, porque lo que prometo, lo cumplo.

Mire usted, Euterpe. Me lo pone difícil contestarle porque ¿qué más se puede añadir a lo que dice? Además, la cita que pone de San Basilio, uno de los Obispos que más tuvo que ver con la desaparición definitiva de la herejía del arrianismo, es muy clara por sí misma.

No obstante, tanto él como Anselm Grün, el monje benedictino que usted cita, están siguiendo la tradición de la Iglesia que ya venía practicándose en el Antiguo Testamento por mandato expreso del mismo Dios.

El libro del Levítico recoge las normas que da Yahveh a Moisés y en una de ellas dice muy claro: ‘El día diez del séptimo mes ayunaréis y no haréis trabajo alguno’ (Lev. 16, 29-31) . Además, el profeta Joel exhorta al pueblo a hacer penitencia ante la invasión de una plaga de langosta (Jl. 1, 14) y ante la venida de Dios también invita al pueblo a la penitencia (Jl. 2, 12) insistiendo en las actitudes interiores como dice en el versículo 13 ‘rasgad vuestro corazón, no vuestras vestiduras’.

Y llega Isaías. Este profeta es muy duro y no se va por las ramas. Les invito a leer del capítulo 58, los versículos 1 al 12. ¡Qué fuerte! No se muerde la lengua, pero es que el profeta habla en nombre de Dios, es su mensajero para transmitir la voluntad divina, por lo que debe ser muy claro. Es Dios el que habla realmente. ‘En realidad utilizáis el día de ayuno para hacer lo que os viene en gana y explotar a vuestros obreros’ (versículo 3) ; ‘El ayuno que yo quiero es que compartas tu pan con el hambriento, que albergues a los pobres sin techo,…’ (versículos 6 y 7). Es una delicia la lectura de toda la perícopa para comprender la voluntad de Dios sobre este tema.

Podríamos seguir hablando de este tema con el ayuno de cuarenta días con sus noches de Moisés en el Sinaí (Ex. 34, 28) y que luego, siglos más tarde, repetiría Jesús en el desierto después de su Bautismo (Lc. 4, 1-2).

Y el pueblo respondía. En la Biblia podemos encontrar casos que pueden considerarse como ejemplos de cumplimiento del ayuno en algunas personas: El pueblo subió hasta Betel, lloraron y ayunaron todo el día (Jueces 20, 26) ; Ajab (I Re. 21-27) ;Esther, 4, 16 ; Esdras, 8, 21 o Judith, 8, 5.

Jonás, después de haber intentado huir de Yahveh, que lo envió a Nínive y darse cuenta que de Dios no se escapa nadie, fue a esa ciudad y proclamó que sería destruida. ‘Pero los ninivitas creyeron en Dios proclamaron un ayuno y todos se vistieron de sayal’ Esto se recoge en el capítulo 3, pero vale la pena leerse todo este libro (realmente son tres páginas) y sacar consecuencias propias. Una de las veces que acudí al Sacramento de la Reconciliación, me impusieron de penitencia la lectura y meditación de este Libro. Pues francamente, me resultó una auténtica delicia más que una penitencia. Mi oración se enriqueció y las conclusiones que saqué me sirvieron para mi vida personal.

Además, en los Hechos de los Apóstoles también nos narran los ayunos de éstos en determinados momentos. (Act. 13, 3 y 14, 23, por ejemplo) aunque la lección magistral la da Jesucristo en Mateo 6, 16.

Todos estos fragmentos bíblicos son motivo de profundización en la Palabra para estar atentos a lo que Dios nos quiere decir a cada uno, no solamente en el tema del ayuno, sino en cualquiera. Dios siempre nos habla a través de su Palabra, del LOGOS. Estemos atentos a cumplir su voluntad desde nuestro desierto interior.


¡Ah! Se me olvidaba. Esta Semana Santa pondré entradas especiales con algunos Powerpoints a diario a partir del Lunes Santo, si Dios quiere. Me los han enviado y no tienen desperdicio.


Y ya concluyo. Gracias Euterpe, por darme la oportunidad de leer su acertado escrito. ¡Ojalá hubiese muchas entradas que, como usted, Colectiu, Luisa Veyan, Magdalena y otros varios anónimos que han intervenido en este blog católico, contribuyesen en la extensión del Evangelio. A todos ellos y a cuantos lean el blog, les deseo una vivencia plena de la Semana Santa y, sobre todo, de la Resurrección de Jesucristo.

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